9 de febrero de 2008

Radio Anawim del Señor

Radio Anawim del Señor



Radio Anawim del Señor es un esfuerzo de este su servdor Daniel Cáliz por ofrecerles música católica de gran calidad. Esto solo es el comienzo que ponemos en las Manos del Señor. Hermanos y hermanas me encomiendo a sus oraciones.

La palabra anawim proviene del idioma arameo y significa pobre. Eran la gente humilde y sencilla de Israel que esperaban al Mesía, como lo fueron Isaías y otros profetas, al igual que María y contemporaneos de su época.

Agradeceré a cualquier hermano(a) que deseé brindarme sugerncias, recomendaciones y música católica que pueda incluir en la programación.

Próximamente estamos brindando programas con temas variados para el beneficio de todos.


Dios... Bendiga... Amén

Su hermano y servidor en Cristo y María...

Daniel Cáliz

PD: Nuevos programas estan en agenda para salir al aire.

7 de febrero de 2008

Redescubriendo el Misterio Pascual en los Salmos

Para los primeros cristianos el libro de los Salmos solía ser su libro de oración por excelencia. Por medio de la meditación y reflexión del Salterio pudieron exteriorizar con nuevos bríos las grandezas del Misterio Pascual. Este hecho resulta por demás extraordinario e innovador si tomamos en cuenta los medios socio-culturales del Israel de la Antigua Alianza. Símbolos como lo son el templo, el sacerdocio y los sacrificios son prefiguraciones la pascua final y definitiva que es Cristo. Mediante la vivencia de la meditación de los Salmos buscamos reanimar las grandezas del Misterio Pascual.

Orar es hablar y conversar con disposición humilde y sencilla a Dios. Cuando oramos debemos usar la adoración por la cual reconocemos la grandeza de Dios. Por medio de la alabanza se vislumbra la bondad y misericordia infinita de Dios. Cuando realizamos un ofrecimiento incondicional de nuestra vida y nuestro ser nos encaminamos a cumplir la voluntad divina. La suplica de perdón a Dios nos lleva a reconocer nuestra fragilidad humana y pequeñez. La acción de gracias que le brindamos al Todopoderoso refleja que nuestras bendiciones y favores recibidos son obras absolutas de Dios. Es nuestra petición humilde la que cautiva la dadivosidad de Dios y nos da la gracia santificante o actual que pedimos. Cuando oramos con los salmos podemos encontrar en ellos todos estos requisitos del la oración, por así decirlo.

San Pablo explica muy bien aptitudes al orar. "Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos." (1Tes. 5, 16 - 19) San Agustín da nos da la solución: "Oren con el deseo, aunque la lengua calle. Si deseas amar ya estas amando. Tu deseo es tu oración. Si deseas siempre tu oración es continua." La perseverancia en la oración es fundamental. Dios ya sabe lo que deseamos, pero Él quiere que lo pidamos; aunque a veces nos haga esperar. Santa Mónica tardó treinta años en conseguir la conversión de su hijo San Agustín. Los primeros cristianos supieron aprovechar los salmos para perfeccionar esta metodología en la oración.

A través de los salmo podemos ver como el pueblo de Israel caminaba su vida de encuentro con Dios. Se palpa como el pueblo escogido de Dios expresaba sus sentimientos de cercanía o lejanía hacia Dios. En el Salmo 16 por ejemplo, podemos ver como los sentimientos predominantes de Israel son la confianza y el gozo ardiente que nacen de esa intimidad con Dios. En el Salmo 69 Israel dirige una imprecación o maldición a su enemigo trasformando esta en una súplica angustiosa en medio de su desgracia. Este salmo con tonalidad de reproche finaliza con una acción de gracia por la vida cotidiana del pueblo de Israel. En los salmos se ven reflejados gozo y tristeza, anhelo y desaire, expresiones amor y odio (hacia sus enemigos) inclusive paz y guerra. Pero son los salmos los que mantendrá la esperanza viva por la llegada mesiánica.

La predicación de los apóstoles estuvo centrada en la pascua de Cristo. Ya desde tiempos apostólicos la pascua cristiana fue motivo de alegría y esperanza para los cristianos. Juan Pablo II en su Catequesis del 4 de abril de 2001 nos dice que los santos Padres, con profunda penetración espiritual, supieron discernir y señalar que Cristo mismo, en la plenitud de su misterio, es la gran "clave" de lectura de los salmos. Estaban plenamente convencidos de que en los salmos se habla de Cristo. Jesús resucitado se aplicó a sí mismo los salmos, cuando dijo a los discípulos: "Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.”
[1] Continúa expresándonos que los Padres enseñan que en los salmos se habla de Cristo, o incluso que es Cristo mismo quien habla. Al decir esto, no pensaban solamente en la persona individual de Jesús, sino en el Christus totus, en el Cristo total, formado por Cristo cabeza y por sus miembros.[2] Todo este desarrollo al orar con los salmos se fue transformando en lo que hoy día conocemos como la Liturgia de las Horas. La Iglesia supo organizar magistralmente los salmos y las enseñanzas de los Santos Padres en toda una gama litúrgica que hoy día podemos celebrar con entusiasmo. Era el deseo ardiente de imitar lo que el mismo Cristo hizo tanto en su oración como enseñanzas.

Hay muchos salmos con contexto complejo y es por eso que siempre es recomendable que antes de utilizarlos en la oración estudiemos su enlace ya sea temporal, social, cultural y religioso para que de esta forma no nos desilusioné al orar. Los Padres de la Iglesia supieron explicar el vínculo de estos salmos con las realidades que plasmaron al pueblo escogido por Dios. Más aun fueron los Padres quienes instruyeron al pueblo cristiano el fundamento final de los salmos que es Cristo y el Reino de Dios que El anunció en su vida pública. El Magisterio de la Iglesia ha mirado cuidadosamente por la integridad el la Liturgia de las Horas sin dejar esta de perder en sentido implicado por los Santos Padres.

El cristiano cuando medita los salmos ha de entender esta meditando al mismo tiempo la vivacidad íntima de la historia de la salvación. La historia de la salvación nos tiene que llevar a Cristo como la esencia de esta que siempre ha mirado a la redención. Los salmos parecen ser eco de situaciones lejanas si los miramos históricamente. Pero cuando los leemos y meditamos desde el contexto de la fe se transforma en una esperanza que refleja la visión cristocéntrica.

Mi oración vocal se ha de transformar en oración litúrgica cuando hago que mi individualidad se adhiera a la comunidad formando redes fraternales que nos unen por medio de la caridad cristiana. Deja esta de ser una voz desértica para convertirse en una expresión de amor comunitario que ha de reflejar a la misma Iglesia. Mi compromiso bautismal ya no es solo mió sino que es una convivencia fraterna apoyada por el nuevo mandamiento del amor. Mi oración no solo fortalece mi alma sino que reafirma la fe de la comunidad en la cual hemos de dar testimonio de vida cristiana.











[1] LOS SALMOS EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA, Catequesis de Juan Pablo II en la audiencia general del miércoles, 28 de marzo de 2001 # Cf. # 3; cf. Lc. 24, 44
[2] Ibid Cf. # 3

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