4 de marzo de 2012

La Transfiguración del Señor

Es muy impresionante observar como un diamante brilla por todos sus lados, lo mismo que una perla fina.  Los textos bíblicos (Mateo 17, 1-9; Marcos 9, 2-10 y Lucas 9, 28-36) sobre la Transfiguración del Señor poseen esta misma peculiaridad brillan desde cualquier ángulo que sean reflexionado y meditado.


Veamos cuales fueron los actos que sucedieron en estos relatos.  Jesús lleva a tres de sus discípulos a Pedro, Santiago y Juan (los mismos del Getsemaní) y suben a la montaña.  La cuaresma nos recuerda que el desierto y la montaña son lugares fundamentales para encontrarnos con Dios.  La Transfiguración nos muestra el contracte entre la gloria y el sufrimiento.  Jesús se transfigura o sea le muestra su gloria divina que nos lleva a la verdadera felicidad.  El Padre (Nube) declara que Jesús es su Hijo Amado (predilecto, elegido) y que debemos escucharlo.


Otro detalle muy interesante lo es la Nube lo cubría a Jesús.  Esta nube simboliza a la misma Presencia de Dios.  Esta es sin duda alguna una nube con una extensa trayectoria.  Cuando el Pueblo de Israel caminaba en el desierto para llegar a la Tierra Prometida esta cubrió el Tabernáculo (Ex. 40, 34) donde estaban las tablas de la Ley.  Esta de igual forma garantizaba las intervenciones divinas entre Moisés y el pueblo.  “El Señor dijo a Moisés: Yo vendré a ti en una nube, para que vea el pueblo que yo hablo contigo y tengan siempre fe en ti” (Ex. 19, 9).  Ahora vemos como esa misma nube cubre a Jesucristo y brota de ella una voz poderosa: “Este es mi Hijo Amado, escúchenlo” (Mc. 9, 7).


Es muy importante conocer el trasfondo y lo que precede a la Transfiguración en cuanto a los eventos bíblicos se refieren.  Jesús anuncia la forma en que tenia que sufrir y morir (pasión, muerte y resurrección).  Pedro que lo había proclamado como el Hijo de Dios (Mesías) ahora le recrimina.  Jesús advierte cual es el requisito fundamental para seguirle: “El que quiera seguirme, que renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga.  Pues el que quiera asegurar su vida, la perderá, y el que sacrifique su vida (por mi y) por el Evangelio, la salvara” (Mc. 8, 34-35).


¿Qué nos enseña estos relatos de la Transfiguración?   Hay que tener en cuenta que los discípulos fueron reconociendo la realidad divina de Jesús de forma progresiva.  Muchos cristianos solemos caer en la herejía de que Jesús es un Dios disfrazado de hombre. Muchas veces creemos que Jesús fue un ser humano sin considerar su naturaleza divina (como nos quieren presentar los medios de comunicaciones).  La Iglesia nos enseña que Jesús es verdadero Dios y verdadero Hombre.


Dios nos da la capacidad para descubrir y reconocer las realidades divinas (Dios).  Ellos subieron a la montaña (desierto y montaña son dos realidades donde la presencia de Dios se deja descubrir con mucha facilidad) y Jesús de transfiguro en su presencia. “Su rostro resplandecía como el sol, sus vestidos mas blanco que la nieve” (Mc. 9, 3).  Otras versiones bíblicas nos dirán: “Sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo seria capaz de blanquearlas.”


Debemos examinar nuestra vida y ver si; ¿nuestro rostro (nuestro corazón, nuestra vida) brilla cuando Dios esta presente en nosotros?  ¿Dejo yo (deja usted) que nuestra vida transfigure (sea luz) para todas las realidades y circunstancias que nos rodean?  ¿Estoy dispuesto(a) a reconocer en mis hermanos(as) el rostro de Dios?  


Durante esta cuaresma se repite (directa e indirectamente) la voz (Iglesia que se hace eco como Dios) escúchenle.  Hoy en día se oyen muchas cosas pero se escuchan muy pocas.  ¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar?  Oír no requiere mucho esfuerzo mientras que escuchar requiere silencio (interior), tiempo, y paz (interior).  Escuchar, sobre todo la Palabra de Dios requiere respuesta honesta y sincera tanto con los seres humanos como con Dios. 


Muchas personas piensan que se puede escuchar a Cristo sin escuchar a la Iglesia.  Esto es algo que es contradictorio en si mismo.   Decía San Ignacio de Antioquia (Discípulo de Juan y Pablo) “Donde esté el Obispo, esté la comunidad así como donde está Jesucristo está la Iglesia Católica" (Carta a los Esmirna 8, 2).  Nuestra iglesia es una iglesia con una organización establecida en su base (los Apóstoles) por el mismo Jesucristo.  Esta organización (Iglesia y Magisterio) ha estado en la Iglesia desde mismo tiempo de los apóstoles.  


Ahora veamos algunos de los personajes y que representan.  Tenemos a Moisés & Elías.  Estos representan la Ley y a los Profetas o sea toda la Palabra de Dios porque en eso se sintetiza la Palabra de Dios.  La Ley nos garantiza un orden y los profetas en su función de anunciar y denunciar nos poner esa ley desde un contexto mas humano y practico.  Jesús nos da una gran pista sobre esto cuando le dice a los discípulos; “No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para deshacer, sino para traer lo definitivo (para darle cumplimiento)” (Mt. 5, 17).  Podemos visualizar a también a Moisés & Elías y en el medio (centro) de ellos a Jesús.  Con esto el autor bíblico nos esta señalando que Jesús es el centro de la Palabra de Dios o sea el culmen de toda la Revelación Divina.  


Para concluir quisiera dejarlos a todos con la interrogante o sea la pregunta pero no la duda, como la Transfiguración del Señor va a transformar aquí y ahora nuestras vidas.  Jesús le dejo unas herramientas a la Iglesia (que el fundó) la oración (nos dio su ejemplo) y los sacramentos en especial la Eucaristía y la Reconciliación que son los que continúan hoy en día esa transfiguración de Cristo en nuestras vidas.  No dejemos pasar por alto esta gran oportunidad para que toda nuestra vida se vaya transfigurándose (o sea siendo luz de Cristo) ante los demás hermanos(as).

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