Ya hemos reflexionado sobre los eventos y la tradición
oral en las Sagradas Escrituras. Con el pasar del tiempo esos eventos y la
tradición oral se comenzaron a escribir, pero el hecho de que se fueron
escribiendo no significa que la tradición oral terminara aquí. En realidad
continuaron codo a codo una con la otra.
El primer escrito del Nuevo Testamento no lo es el
Evangelio de San Mateo (que es el primero en orden) sino la Primera carta a los
Tesalonicenses. Pablo ya había evangelizado y establecido la comunidad en
Tesalónica en otras palabras primero conocieron la Buena Nueva por medio de la
tradición oral. Luego Pablo se había trasladado a algún otro lugar aquí surge
que los tesalonicenses esperaban la segunda venida de Cristo y ya se experimentaba
crisis en la comunidad. Algunos de ellos habían muerto y los demás hermanos
tenían sus preguntas sobre el tema. Pablo tuvo que lidiar con estas
interrogantes que antes no había tocado con los tesalonicenses. De esta forma
podemos decir que los tesalonicenses experimentaron la tradición oral y la
escrita al mismo tiempo.
Eventualmente varias partes de la tradición oral se
fue escribiendo pero solo para servir a la audiencia contemporánea. La
tradición escrita no tomo parte porque alguien lo determinara o dijera que
“2000 años en el futuro la gente ha de saber sobre esto.” Mas bien, la
tradición escrita al igual que la oral se fueron formando para una audiencia
del tiempo en cuestión o contemporánea.
Yo sé que muchos se preguntan como la Biblia llego a
ser lo que es hoy día. Esto se lo debemos a los que tomaron la tarea de editar
la Palabra de Dios. Los editores tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo
Testamento fueron a las legadas tradiciones orales y escritas para
clasificarlas, aclararlas y ponerlas en un orden no necesariamente histórico
sino teológico y pastoral. Los primeros
libros editados de la Biblia lo fueron los primeros cinco o Pentateuco. Este
proceso de edición se dio después del éxodo probablemente en para el tiempo del
rey David ya que este era un periodo donde la paz y la seguridad estuvo
presente (1000 a.C.)
Al ir revisando ambas tradiciones heredadas, los
editores encontraron narraciones que no concordaban unas con otras. Ellos no
escogieron entre estas narraciones sino más bien las incluían ambas. Esta es la
razón por la cual podemos encontrar más de una narración sobre un hecho o
distintos puntos de vista alusivos a un hecho en particular. Esto suele darse
en particular en el Antiguo Testamento aunque lo podemos ver también en el
Nuevo Testamento.
Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son tres
separados ejemplos de estas redacciones editadas de las tradiciones oral y
escrita sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús. Lucas describe todo este
proceso al inicio de su evangelio; “Muchos han tratado de relatar ordenadamente
los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron
transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y
servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo
desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo
Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las
enseñanzas que has recibido” (Lucas 1, 1 – 4). Podemos apreciar como Lucas no reclamó
ser testigo ocular, más bien explicó que él era editor de una heredada
tradición oral y escrita de unos eventos.
El acomodo de los libros del Antiguo y Nuevo
Testamento fue el resultado de la edición. Los libros no aparecen en el orden
que fueron escritos sino el orden de editación. El canon hebreo que contiene 39
libros que están divido en tres categorías; la Ley, los Profetas y otros
Escritos. La Ley o el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y el
Deuteronomio) estos son los libros sobre el origen las naciones. Los Profetas
se dividen en profetas mayores (Josué, Jueces, 1 & 2 Samuel, 1 & 2
Reyes) y profetas menores (Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amos,
Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías). Estos libros proféticos es una constante
llamada a vivir la fe por medio de la Alianza de Amor hecha al pueblo de Israel
por parte de Dios. Los Escritos (Daniel, Job, Proverbios, Eclesiastés
(Qohelet), Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Ester, Salmos…) Los libros de Tobías, Judit, Baruc,
1 & 2 Macabeos, Sabiduría son incluidos también en la Tradición Católica en
los Escritos. Posteriormente explicaremos porque las demás tradiciones
cristinas no los aceptan como parte del canon. Los Escritos son libros acerca
de la reinterpretación y nuevos entendimientos que fueron necesarios en el
pueblo elegido después de la experiencia del exilio babilónico. Todas las
tradiciones cristianas están de acuerdo en el canon del Nuevo Testamento con
sus 27 libros.
En nuestra próxima intervención reflexionaremos sobre
la canonicidad en la Biblia.
Revisado: Mayo 11, 2023
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