Angelo Giuseppe Roncalli y Karol
Józef Wojtyła son dos nombres que quizás no sean tan llamativos a nuestra
memoria. Pero si nos hablan de Juan
XXIII y Juan Pablo II sin duda quedarán grabados en nuestras mentes.
Este pasado domingo (Abril 27,
2014), día en la Iglesia Católica estuvo celebrando el Domingo de la Divina
Misericordia el mundo entero se vistió de gala con la canonización de Juan
XXIII y Juan Pablo II.
Lo que distingue a una persona considerada
santa son sus virtudes cristianas pero sobretodo el amor y fraternidad
cristiana que mostraron a los demás.
Estos dos papas sin duda alguna vivieron estos aspectos de la santidad;
las virtudes, el amor y la fraternidad cristiana.
Tengo que confesar que aunque
llegue junto con mi esposa aquí a la Ciudad Eterna (Roma) desde el 21 de este
mes, me fue imposible llegar a la Plaza de San Pedro. Esto le sucedió a millares de personas de
todas las naciones.
Les diré que esta experiencia de
estar con cientos de personas y hablando cada cual su idioma me hizo recordar
el acontecimiento bíblico de la Torre de Babel.
Esta es una ocasión donde uno desearía que todos los seres humanos
hablemos el mismo idioma (podríamos llamarlo el idioma del amor y la
fraternidad).
Yo estoy casi seguro que muchos
saben que hoy en día hablar de canonización es sinónimo de santos (o
santidad). Lo que sí estoy seguro es que
muy pocos sabemos lo que implica (incluyendo a los católicos).
Primero veamos algunos términos
como lo son canonización (canon) y santidad.
Canonizar significa literalmente legalizar ya que la palabra canon
significa ley o norma. Ahora bien, la
palabra santidad proviene del hebreo "Kiddushin" que literalmente
significa "sacar aparte". Este
término del hebreo también es usado para expresar los esponsales o compromiso
matrimoniales.
El Libro del Apocalipsis nos habla
de las Bodas del Cordero (ver Apocalipsis 19, 6-9). Con esto el autor bíblico nos está diciendo
que nuestra relación con Dios debe ser una de completo amor tal como implica el
amor en el matrimonio. Por medio de
nuestro Bautismo hemos sido separados del mundo y en el mundo para vivir como
Cristo Jesús. Eso en resumida cuenta es la santidad.
La santidad no requiere "absoluta
perfección". La santidad requiere
que viendo y reconociendo la grandeza de Dios aceptemos nuestra pequeñez, debilidad y
fragilidad. Después de esto (en fe y
confianza) pedirle a Dios que sea nuestra fortaleza y nuestro sostén. Las virtudes son hábitos operativos (que
realizamos y actuamos) que juntó a la acción de la Iglesia (oración {personal y
comunitaria), sacramentos y caridad [= amor hecho acción]) y la gracia de Dios
nos llevan a la santidad.
El Proceso de Canonización dentro
de la Iglesia Católica ha ido tomando su forma desde el siglo XII, siglo en el
cual la Santa Sede comenzó dicho proceso.
Antes de eso en la historia de la Iglesia eran aclamados por las
comunidades dentro de las diócesis.
Claro está con esto algunos santos eran más famosos o aclamados en
ciertas áreas que en otras. Eran muy
pocos los santos que tenían mayor fama en toda la Iglesia.
Actualmente el Proceso de
Canonización contiene cuatro pasos.
Estos son: Siervo de Dios, Venerable, Beato o Bienaventurado y
Santo. El segundo y tercer paso son los
de mayor estudio e investigación tanto en las diócesis como en la Santa
Sede. Para la beatificación y
canonización (santo) se requiere la aprobación de la intersección ante Dios por
medio de milagros. Para esto la Santa
Sede delega a comisiones (incluyendo profesionales en la medicina) para
estudiar dichos milagros.
Se requieren unos cinco años
después de la muerte de la persona para iniciar el proceso de
canonización. El Papa Benedicto XVI le
concedió una dispensa para comenzar este proceso antes de los cinco años tanto
a Juan Pablo II como a la Beata Madre Teresa de Calcuta.
Una pregunta que salió a relucir
en una de las cadenas televisivas fue la siguiente: ¿Porque canonizar a estos
dos papas juntos? Fueron varias las respuestas las que dieron. Algunas de índole
"político-administrativo" dentro del Vaticano. En mi opinión muy personal algunas de estas
respuestas sonaban más a críticas hacia el Papa Francisco (y hasta quizás hacia
su persona y forma de ser) y su papado.
Otra respuesta a la pregunta antes
mencionada lo muestra la historia de la Iglesia en nuestros tiempos
modernos. Cuando Juan XXIII inició el
Concilio Vaticano II (1963) conoció al recién nombrado Obispo Auxiliar de
Cracovia (Karol Józef Wojtyła). En ese
entonces el Obispo Auxiliar Wojtyła trabajo muy de lleno en las comisiones
preparativas del concilio. Muchas de las
renovaciones dentro de la Iglesia fueron sugeridas por Wojtyła.
Como podemos ver estos dos grandes
papas estuvieron de una forma u otros muy relacionados. Juan XXIII fue beatificado en año 2000 por
JPII. Los escritos (oficiales y no
oficiales de la Iglesia) de JPII los
podríamos visualizar fácilmente como una continuidad de los escritos del Papa
Roncalli. Claro está, que ambos
escribieron con su propio estilo pero eso no quita que sus ideales y visión de
la Iglesia fueran muy similares.
La Iglesia sin duda alguna
necesita santidad dentro de sus distintas esferas (incluyendo los papas). La Iglesia nació y fue fundada por Cristo
para vivir en santidad. Nuestro tiempo
necesita santos y grandes santos que sean los espejos cristalinos que reflejen
a Cristo en esta sociedad tan alejada e indiferente de Dios.
JPII y Juan XXIII supieron ser eso
espejos que le reflejaron a Cristo a todas las naciones. Prueba de eso fueron los millares y millares
de personas que se dieron citas en Roma.
Santos Angelo Giuseppe Roncalli y
Karol Józef Wojtyła rueguen e intercedan ante Dios por nosotros.
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