Del Santo Evangelio según San
Mateo 24, 37–44
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé,
así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre...
Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Reflexión:
Este domingo (27 de noviembre, 2016) para la Iglesia Católica con el adviento (para que viene del latín "adventus" significa “venida”) comienza un nuevo año litúrgico y esta vez con el Ciclo A. Durante la mayor parte de este ciclo litúrgico estaremos escuchando en las misas dominicales este evangelio de San Mateo.
La comparación de los dos hombres (y de las dos mujeres) trabajando juntos significa que el juicio no dividirá a la humanidad entre pueblos buenos y naciones reprobadas, sino que discernirá y se juzgará entre aquellos mismos que viven y que trabajaban juntos. Uno irá hacia el Señor mientras que su compañero será reprobado según su obrar y vivencia de la vida cristiana.
El segundo párrafo de este texto nos da los temas principales de este primer domingo de adviento. Estos son la constante vigilancia y el estar preparado en cada momento. Para esto la Iglesia con su gran sabiduría ya que es Madre y Maestra nos deja los instrumentos necesarios. La recepción frecuente de los sacramentos en especial la Eucaristía y la Reconciliación son enfatizados de especial manera en este tiempo de adviento. Estos hay que entrelazarlos o entretejerlos con la oración.
De hecho el adviento de por si tiene una triple finalidad:
- Primero nos invita a recordar el pasado. Para esto celebramos y contemplamos el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como cada uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.
- Segundo el adviento nos exhorta y motiva a vivir el presente. Aquí se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria en la "presencia de Jesucristo" en nosotros y por nosotros, y en medio de este mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor por medio de la caridad fraterna.
- Por último, el adviento nos quiere ayudar a prepararnos para el futuro. Se trata de prepararnos para la Parusía o la segunda venida de Jesucristo cuando venga en la "majestad de su gloria". Entonces Cristo Jesús vendrá como Señor y Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creído en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos caritativos, compasivos y misericordiosos de los demás. Esperamos en fe su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
De esto último es que nos habla y nos invita el evangelio que acabamos de proclamar. Oremos con la Iglesia y pidamos a María Santísima nuestra Señora del Adviento que interceda por cada uno de nosotros ante su Hijo muy Amado Jesucristo.
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