Consulta:
En el capítulo noveno del Evangelio de San Lucas (Lc. 9,
10-17) ¿Cuáles son las tres acciones que realiza Jesús antes de darle de comer
a la multitud?
M S desde Colombia…
Respuesta:
Hermanita M S…
Saludos fraternales en Cristo Jesús y María Siempre
Virgen Madre de Dios y de la Iglesia.
Espero en Dios que usted y todos sus seres queridos estén muy bien
gozando de los dones del Señor.
Las acciones que puedo detectar que hace el Señor antes
de la Multiplicación de los Panes a simple vista son las siguientes.
Primero se retira con sus primeros discípulos y
apóstoles. El texto no nos dice cuanto
tiempo estuvieran antes que la gente llegara a donde estaban ellos en Betsaida
(v. 10). Pero podríamos presuponer que
fue suficientes para orar y para alguna enseñanza en particular que Jesús
quisiera darles a ellos. Podemos deducir
también que esto fue algo similar (seguramente con más frutos) a los solemos
hacer hoy en día en los distintos formas y estilos de retiros.
En segundo lugar, nos dice que Jesús les hablaba del
Reino de Dios y sanaba a los enfermos.
Esto podríamos decir que es la introducción a lo que viene a
continuación.
La tercera acción que el Señor realiza es que una vez
numero de los presente en ese lugar aumenta los discípulos (los Doce) le dicen
al Señor “no hay cama para tanta gente” (broma, no fue eso) o sea hay muchas
bocas y poquísimo de comer. Aquí viene
la acción de parte de Jesús, este les dice a ellos “denle de comer ustedes” (v.
13). En otras palabras, el Señor estaba
probando la fe de ellos. Quizás (y aquí
estoy especulando) pudiera que fuera que El le estuviera diciendo “bueno, ahora
vamos a ver si aprendieron algo de lo que les enseñe previamente”.
Pero hay dos acciones (una cuarta y una quinta) más que
son más importantes que todas las anteriores.
Una vez que estos (los Doce) le dicen que lo único que hay de comer son
cinco (5) panes y dos (2) peces.
Les dice primero que se agrupen en grupos de cincuenta
(50) personas. Aquí vemos la
organización que aunque muchas veces no lo parezca esta es una cualidad
indispensable de la Iglesia. Por eso la
Iglesia continua con la tradición desde el mismo tiempo de los apóstoles con el
sucesor de Pedro (el papa) y los sucesores de los apóstoles (los obispos). Además cada Iglesia Particular (Diócesis)
tiene su propio organigrama usando cómo basé la tradición que previamente
mencioné.
Luego Jesús en oración pronuncio la bendición y sé le
repartió a la gente para que comieran.
En esto tanto el Magisterio de la Iglesia cómo los exegetas (expertos en
la Biblia) ven la prefiguración de la Eucaristía. Hasta muchos teólogos protestante suelen
reconocer esto aunque no reconozcan la Presencia Real (Cuerpo, Sangre, Alma, y
Divinidad) del Señor en la
Eucaristía. Hay que tener en cuenta que
negar esto (presencia real) es básicamente negar la Resurrección del Señor.
Veamos ahora la acción que sucede después de comer. Hay que recalcar el texto evangélico dice:
“Comieron hasta saciarse” (v. 17).
Después de esto nos dice que lo que sobro lo recogieron
en doce canastos (v. 17). Aquí hay una
similitud con algo que sucede en la Santa Misa y que muchas veces no le tomamos
importancia. Una vez que toda la
comunidad eclesial termina de comulgar ¿Qué sucede? Las hostias consagradas que
no se han consumado o que sobrar… aunque en realidad nunca sobran sino que
están ahí primero para adorar a Jesús Sacramentado y segundo para cuando se
necesite llevarlos a los enfermos. Aquí
sin duda alguna podemos apreciar el paralelismo.
La Biblia Didajé de la Conferencia Episcopal de España la
cuál es una biblia de estudio en el comentario sobre este texto
neotestamentario nos dice lo siguiente: “La multiplicación de los panes y los
peces recuerda la prodigiosa alimentación de los Israelitas con el maná en el
desierto, y la prefiguración de la Eucaristía en la Ultima Cena. Ambos acontecimientos, a su vez, prefiguran
la vida eterna en el Banquete Celestial que tendrá lugar en la vida futura. El mensaje más claro es que solo el pan que
Cristo nos da ofrece vida eterna. Esto
se refleja en las palabras de la oración del Señor ‘danos hoy nuestro pan de
cada día’ (Mt. 6, 11; Jn. 6, 35).
Algo que hace de esta biblia antes mencionada es que en
sus comentarios nos ofrece los numerales del Catecismo de la Iglesia Católica
(CIC) que están relacionado de una forma u otra al texto bíblico en
cuestión. Los numerales del CIC que nos
ofrece la Biblia Didajé son los siguientes #335 y #2837.
“En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para
adorar al Dios tres veces santo (cf. Misal Romano, “Sanctus"); invoca su
asistencia (así en el «Supplices te rogamus...» [«Te pedimos humildemente...»]
del Canon romano o el «In Paradisum deducant te angeli...» [«Al Paraíso te
lleven los ángeles...»] de la liturgia de difuntos, o también en el "himno
querúbico" de la liturgia bizantina) y celebra más particularmente la
memoria de ciertos ángeles (san Miguel, san Gabriel, san Rafael, los ángeles
custodios)” (CIC # 335).
“'De cada día'. La palabra griega, ‘epiousion’, no tiene
otro sentido en el Nuevo Testamento. Tomada en un sentido temporal, es una
repetición pedagógica de “hoy” (cf. Ex 16, 19-21) para confirmarnos en una
confianza “sin reserva”. Tomada en un sentido cualitativo, significa lo
necesario a la vida, y más ampliamente cualquier bien suficiente para la
subsistencia (cf. 1 Tm 6, 8). Tomada al pie de la letra (‘epiousion’: “lo más
esencial”), designa directamente el Pan de Vida, el Cuerpo de Cristo, “remedio
de inmortalidad” (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephesios, 20, 2) sin el
cual no tenemos la Vida en nosotros (cf. Jn 6, 53-56) Finalmente, ligado a lo
que precede, el sentido celestial es claro: este “día” es el del Señor, el del
Festín del Reino, anticipado en la Eucaristía, en que pregustamos el Reino
venidero. Por eso conviene que la liturgia eucarística se celebre “cada día”.
«La Eucaristía es nuestro pan cotidiano [...] La virtud
propia de este divino alimento es una fuerza de unión: nos une al Cuerpo del
Salvador y hace de nosotros sus miembros para que vengamos a ser lo que
recibimos [...] Este pan cotidiano se encuentra, además, en las lecturas que
oís cada día en la Iglesia, en los himnos que se cantan y que vosotros cantáis.
Todo eso es necesario en nuestra peregrinación» (San Agustín, Sermo 57, 7, 7).
El Padre del cielo nos exhorta a pedir como hijos del
cielo el Pan del cielo (cf. Jn 6, 51). Cristo “mismo es el pan que, sembrado en
la Virgen, florecido en la Carne, amasado en la Pasión, cocido en el Horno del
sepulcro, reservado en la iglesia, llevado a los altares, suministra cada día a
los fieles un alimento celestial” (San Pedro Crisólogo, Sermo 67, 7) (CIC #
2837).
Espero que esta información te sea de gran utilidad. Si tienes alguna duda o pregunta siéntete en
la plena confianza de consultarme.
¡Dios… Bendiga… Amén!
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