Si examinamos la historia es preciso ver cuántos crímenes ha cometido el ser humano en a cuestas de la Dios y la religión sea cual sea. ¿Cree usted que un terrorista suicida lleno de explosivo en su pecho sea un mártir o un asesino? Sabía usted que en muchas ocasiones la Biblia es citada para justificar estos actos criminales. Un fanático religioso citaría Juan 15, 13 al quitarse la vida para poder lograr su cometido.
Claro está, este tipo de citación bíblica esta fuera de contexto. Ya que le quiere atribuir a Dios o insinuar que Dios le da ese mensaje en particular a estas personas. Es por eso que la Iglesia Católica nos enseña que tenemos que llevar un enfoque contextual cuando leemos las Sagradas Escrituras.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) número 110 nos explica esto; “Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (DV 12,2).” Los contextos que hay que considerar cuando leemos un texto bíblico son los géneros literarios, las condiciones (creencias, cultura, etc.) del tiempo y los procesos de revelación que tomaron parte en estos Sagrados Textos.
Como hemos mencionado antes, la Biblia no es un libro sino más bien una colección de libros o biblioteca. Por esta razón podemos encontrar distintos géneros literarios en ella. Muchas personas son resistentes a la idea de que la Biblia contiene distintas formas literarias. Muchas de estas formas literarias tienen la intención de ser entendidas por la gente común como era el caso de las parábolas en el Nuevo Testamento. Al leer un género literario debemos revisar nuestra mentalidad, nuestras expectaciones según vamos pasando de un género a otro.
Cualquier forma literaria es apropiada para la revelación divina. Escritos que responden a la pregunta; ¿Qué paso? Es ciertamente una posibilidad pero igual otros tipos de escritos: mito, leyendas, parábolas, alegorías, ficción, debate, escritos apocalípticos. Cada uno de estas formas de escritos son distintas y cada una puede ser fácilmente malentendida si se confunde con uno de los otros géneros. En orden de entender cada libro en la Biblia debemos entender sus formas literarias.
Usemos el siguiente ejemplo, un autor bíblico inspirado elige el debate para su escrito. Si usted fuera el autor del debate, usted es el autor del lado argumentativo en que usted está de acuerdo al igual del lado que argumenta con el cual usted está en desacuerdo. El autor de este particular debate vivió en un tiempo cuando la gente creía que todos los sufrimientos eran a causa del pecado, pero esta persona inspirada no cree tal cosa. El cree que una persona inocente puede sufrir y que este sufrimiento tiene un propósito en el plan providencial de salvación de Dios. Este autor también cree que atribuirle que el sufrimiento es un castigo de Dios es mal representar a Dios. Es presentar a Dios menos amoroso de lo que en realidad es.
En orden de retar las creencias de su tiempo el autor escribió este libro donde representa el sufrimiento en esta persona inocente: Job. El escritor figura a los amigos de Job tratando de buscar las razones por las cuales Job estaba sufriendo. Sus amigos a diferencia del lector no sabían que Job era inocente. Ellos debatían el asunto y llegaron a la conclusión que Job había pecado porque de lo contrario Job no estaría sufriendo. Aquí interviene Dios y es bajo lo que dice Dios (y lo que dicen los amigos) que el autor presenta la verdad de su enseñanza; que no todo sufrimiento es causa del pecado.
Un segundo contexto a considerar son las condiciones ya sea por las creencias, sociedad en ese determinado tiempo. En ocasiones en el transcurso de una enseñanza de una verdad universal un autor inspirado puede decir algo que por alguna razón de aplicación y elaboración no sea esencial a lo que se quiere enseñar y por tal motivo esta verdad puede ser difícil de entender a la audiencia contemporánea. Si generaciones posteriores descubren que esto que dijo el autor no es científicamente comprobable, pero en vez representa la presunción de la época. Esto no significa que autor no haya estado inspirado y mucho menos que ese pasaje no contenga revelación. No se reclama aquí que autor tenga conocimientos en materia no relacionada al tópico ni mucho menos que su generación lo tenía.
Cuando decimos que el autor fue inspirado, reclamamos que este escritor poseía un discernimiento espiritual; que lo que el hagiógrafo enseñó sobre Dios y nuestra relación con Dios es verdad. Un autor que vivió para él 450 a.C. que nos enseña que Dios creó todo lo existente, no pudo considerar que el planeta fuera redondo sino la creencia propia de su tiempo nos presenta a un Dios creando un mundo plano. Esto no significa como hemos mencionado que el autor no esté inspirado ni muchos menos que el pasaje no contenga revelación. Su propósito no era darnos lección de la forma de la tierra sino enseñarnos la relación entre Dios y todo lo creado por Dios.
El tercer contexto a considerar lo son los procesos de la revelación. Este es un proceso de unos 2,000 años de conocimiento que se nos ha sido revelado. Esta parte del contexto es muy importante considerarla especialmente para aquellos que fuimos educados religiosamente en el sistema del catecismo de preguntas y respuestas. Esta educación donde había que memorizar preguntas y respuestas sin que contradijeran una con las otras. Por lo regular, nunca se nos pregunto si estábamos de acuerdo con las repuestas. Aunque estas repuestas nos dieron una valiosa información y un vocabulario en el que podemos hablar de una realidad espiritual no nos ayuda a entender o probar los misterios de fe mas allá del entendimiento o nuestras habilidades. De igual forma, comprender aquellas respuestas que siguen “inadecuadas” a la verdad.
La Biblia por otro lado desvela misterios. La Biblia nos revela un proceso de dos mil años de gente reflexionando en sus experiencias y en el significado de esas experiencias en entretejido todo esto con la relación con Dios. Según el tiempo pasaba sus inspiraciones fueron creciendo. Las primeras infusiones no se han de entender como completamente incorrectas. Más bien, estas ideas que originalmente quizás fueron entendidas como toda la verdad fueron después entendidas como una fase parcial de esa inspiración. En otras palabras, todo se fue desarrollando paso a paso para completar el camino de ese entendimiento de la verdad sobre Dios.
Cuando leemos los pasajes bíblicos con las aptitudes modernas y no tomamos en cuenta este proceso de la revelación solemos cometer dos serios errores. Primero, el que determinemos que la Biblia se contradice a sí misma y ende no contiene revelación. Segundo, el querer atribuir a alguna de esas primeras inspiraciones (Antiguo Testamento) una revelación menos (menor) desarrollada de lo que en realidad contiene.
Un ejemplo podría ser el siguiente; en un debate televisivo están dos líderes religiosos (de distintas denominaciones) discutiendo sobre la moralidad de la pena de muerte. Ambos basan sus argumentos en la autoridad de las Escrituras. La persona que está a favor de la pena de muerte cita el libro del Éxodo (21, 23 – 24) “Pero si sucede una desgracia, tendrás que dar vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.” El segundo reclama que este pasaje tiene que ser descartado porque Jesús dijo en Mateo (5, 38 – 39); “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.” Seguramente los que escuchen esta clase de debate estarán confundidos. Algunos concluirán y dirán; “si la Biblia se contradice a sí misma, en esta asunto no puede tener revelación alguna.” Otros pueden decir "el Nuevo Testamento contiene revelación y el Antiguo Testamento no." Algunos pueden opinar inclusive que como la Biblia no da una solución directa al asunto no tiene nada que ofrecer para resolver al asunto. Todas estas conclusiones están sin duda alguna erróneas.
Si entendemos que la Biblia refleja el proceso de la adquisición de conocimiento o sea un proceso (paulatino) de revelación podemos apreciar que esta expresión de “vida por vida” no era un error sino una inicial intuición o una verdad parcial. Este pasaje del Éxodo nos enseña a lo negativo de la revancha. Nos está diciendo que no podemos en coraje o rabia hacerle peor de lo que nos han hecho. Jesús no negó esta intuición de sus antepasados sino que construyó y elaboró sobre esa intuición. Este Dios amoroso quiere más que el que actuemos en una y otra venganza. Este Dios amoroso quiere que aprendamos a perdonar tal como Dios nos perdona. Es por eso que Jesús dijo; “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mateo 5, 17).
Espero que podamos entender que la Iglesia Católica nos enseña a considerar el contexto bíblico en orden a determinar su significado. Hemos mencionado tres contextos a considerar; los géneros literarios, las condiciones del tiempo y los procesos de revelación. Cuando conscientemente hacemos preguntas acerca del contexto como parte de nuestro proceso de entender las Escrituras actuamos como contextualistas. Lo contrario es actual como fundamentalistas.
Espero que estas consideraciones nos ayuden a poder entender y canalizar nuestra reflexión bíblica. Que el mismo Espíritu Santo nos ayude y nos guie llevar un corazón reflexivo teniendo en cuentas todas estas observaciones.
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