28 de septiembre de 2009

¿Quién es el Espíritu Santo? (Persona, Paráclito y Nuestra relación ES)

¿Quién es el Espíritu Santo? (Persona, Paráclito y Nuestra relación ES)

Muchos artículos y libros se han escritos acerca del Espíritu Santo como algo invisible, tímido, misterioso. Más aún muchos han catalogado al Espíritu Santo como la persona perdida de la Santísima Trinidad.

Esto no es sorprendente si consideramos los nombres y las imágenes que son utilizados en la Biblia referente al Espíritu de Dios. La palabra espíritu en la Biblia en especial el Antiguo Testamento es algo difícil de visualizarla.
La palabra “espíritu” proviene del hebreo “ruah” que literalmente se traduce como “aliento” o “viento.”  Invisible y gratis pero también dador de vida sucesivamente gentil y sereno o poderoso y clamoroso – todo estos atributos pueden ser aplicados al significado del “espíritu.”
“Espíritu” es el nombre escogido apropiadamente para la tercera persona de Dios (divina). No vemos al espíritu pero es vida.  Su presencia y voz puede ser gentil como la brisa de primavera o poderoso como un huracán. Él es el Espíritu Santo porque es Dios – el que es santo – totalmente distinto e infinitamente por encima de todo.
El Espíritu Santo es “pintado” o visualizado como el agua viva que fluye en el corazón de los creyentes (ver… Jn. 7, 38 – 39; Ezequiel 47, 1 – 12; Isaías 44, 3 – 4; Is. 58, 11 & Ap. 22, 1 – 2). Esta imagen nos deja ver al Espíritu como un Dios dador de vida que refresca, limpia pero sobretodo que sana.
El Espíritu Santo es representado como paloma descendiendo sobre Jesús (ver Mt. 3, 16, Mc. 1, 10; Mc. 3, 33; Jn. 1, 32). Esta imagen evoca la memoria de la Alianza de Dios con Noé y representa el comienzo de la nueva alianza que sobrepasa la antigua alianza. La paloma es signo de la paz, de pureza del Espíritu Santo, que le da a los que le reciben.
El Espíritu Santo es la presencia de Dios representado en la “nube de gloria” dándole sombra a Moisés en el Monte Sinaí (ver Éxodo 24, 15–18). Podemos apreciar esta imagen de nube también en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo cubre con su sombra a la Virgen María para que conciba y dé a luz a Jesús (ver Lc. 1, 35).
También el Espíritu se hace visible en forma de nube para darle sombra a Jesús en el monte de la transfiguración (ver Lc. 9, 34–35) y en su ascensión al cielo (ver Hechos 1, 9).
El aceite es otra imagen bíblica que simboliza al Espíritu Santo y a su función. Los profetas en el Antiguo Testamento usaban aceite para ungir a los reyes. Esta unción simboliza la fuerza y el liderato que asumían ante el pueblo.
Es Jesús el Mesías (Cristo) “el ungido” quien confiere el Espíritu Santo a aquellos que son ungidos. El “sello” del Espíritu es un símbolo similar al de ser apartado (la palabra “santidad” en hebreo se traduce como “Kiddushin” que literalmente significa “sacar o poner aparte”) o separado para ser bendecido con el don del Espíritu Santo (ver Jn. 6, 27; 2Cor. 1, 22; Ef. 1, 13 & Ef. 4, 30).
El imponer las manos también es símbolo del Espíritu Santo que se confiere. Jesús bendecía a muchas personas de esta forma (ver Mc. 6, 5; 8, 23; 10, 16) y numerosas veces los apóstoles también conferían el Espíritu Santo por medio de la imposición de las manos (ver Hechos 8, 17; Hch. 13, 3; Hch. 19, 6).

En nuestra próxima intervención reflexionaremos sobre El Espíritu Santo como persona.

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