¿Quién es el Espíritu Santo? (Persona, Paráclito y Nuestra relación ES)
Muchos
artículos y libros se han escritos acerca del Espíritu Santo como algo
invisible, tímido, misterioso. Más aún muchos han catalogado al Espíritu Santo
como la persona perdida de la Santísima Trinidad.
Esto
no es sorprendente si consideramos los nombres y las imágenes que son
utilizados en la Biblia referente al Espíritu de Dios. La palabra espíritu en
la Biblia en especial el Antiguo Testamento es algo difícil de visualizarla.
La
palabra “espíritu” proviene del
hebreo “ruah” que literalmente se
traduce como “aliento” o “viento.” Invisible y gratis pero también dador de vida sucesivamente
gentil y sereno o poderoso y clamoroso – todo estos atributos pueden ser
aplicados al significado del “espíritu.”
“Espíritu” es el nombre escogido
apropiadamente para la tercera persona de Dios (divina). No vemos al espíritu
pero es vida. Su presencia y voz puede
ser gentil como la brisa de primavera o poderoso como un huracán. Él es el
Espíritu Santo porque es Dios – el que es santo – totalmente distinto e
infinitamente por encima de todo.
El
Espíritu Santo es “pintado” o
visualizado como el agua viva que fluye en el corazón de los creyentes (ver…
Jn. 7, 38 – 39; Ezequiel 47, 1 – 12; Isaías 44, 3 – 4; Is. 58, 11 & Ap. 22,
1 – 2). Esta imagen nos deja ver al Espíritu como un Dios dador de vida que
refresca, limpia pero sobretodo que sana.
El
Espíritu Santo es representado como paloma descendiendo sobre Jesús (ver Mt. 3,
16, Mc. 1, 10; Mc. 3, 33; Jn. 1, 32). Esta imagen evoca la memoria de la
Alianza de Dios con Noé y representa el comienzo de la nueva alianza que
sobrepasa la antigua alianza. La paloma es signo de la paz, de pureza del
Espíritu Santo, que le da a los que le reciben.
El
Espíritu Santo es la presencia de Dios representado en la “nube de gloria” dándole sombra a Moisés en el Monte Sinaí (ver
Éxodo 24, 15–18). Podemos apreciar esta imagen de nube también en el Nuevo
Testamento. El Espíritu Santo cubre con su sombra a la Virgen María para que
conciba y dé a luz a Jesús (ver Lc. 1, 35).
También
el Espíritu se hace visible en forma de nube para darle sombra a Jesús en el
monte de la transfiguración (ver Lc. 9, 34–35) y en su ascensión al cielo (ver
Hechos 1, 9).
El
aceite es otra imagen bíblica que simboliza al Espíritu Santo y a su función.
Los profetas en el Antiguo Testamento usaban aceite para ungir a los reyes.
Esta unción simboliza la fuerza y el liderato que asumían ante el pueblo.
Es
Jesús el Mesías (Cristo) “el ungido”
quien confiere el Espíritu Santo a aquellos que son ungidos. El “sello” del Espíritu es un símbolo
similar al de ser apartado (la palabra “santidad”
en hebreo se traduce como “Kiddushin” que literalmente significa “sacar o poner
aparte”) o separado para ser bendecido con el don del Espíritu Santo (ver Jn.
6, 27; 2Cor. 1, 22; Ef. 1, 13 & Ef. 4, 30).
El
imponer las manos también es símbolo del Espíritu Santo que se confiere. Jesús
bendecía a muchas personas de esta forma (ver Mc. 6, 5; 8, 23; 10, 16) y
numerosas veces los apóstoles también conferían el Espíritu Santo por medio de
la imposición de las manos (ver Hechos 8, 17; Hch. 13, 3; Hch. 19, 6).
En
nuestra próxima intervención reflexionaremos sobre El Espíritu Santo como persona.
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