Una de las parábolas por la cual Jesús enseñó a sus discípulos sobre el reino de Dios fue con la Parábola de los trabajadores de la Viña. Jesús comenzó, "Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña..." (ver Mt. 20, 1-15). Jesús continuó diciéndoles un cuento en el cual los trabajadores eran contratados para trabajar el día entero, desde el mediodía y desde una hora antes de finalizar la jornada. Todos los trabajadores se les acordó el pago de un día de trabajo. Jesús quiso desconcertar y sacar de la mente la idea de que existan méritos que Dios deba retribuir. A muchos les parecerá injusto que se dé lo mismo a todos, sin tomar en cuenta sus obras y sus sacrificios; conviene, entonces, mirar más de cerca la parábola. Jesús establece una analogía, no entre varios trabajadores, sino entre diversos grupos de trabajadores. Es esta una de las parábolas del Reino y cada grupo puede representar a un pueblo o a una clase social y, mientras unos recibieron la Palabra de Dios hace muchos siglos, otros recién están llegando a la fe. ¿Qué Jesus quería enseñar acerca del reino al decir esta parábola?
En orden a interpretar esta narración debemos recordar que la lección en la parábola es elaborada al comparar a alguien o algo en la narración para con la audiencia perteneciente a la historia que es narrada. Necesitamos ir atrás en el texto y encontrar a quien Jesús le está diciendo la parábola y porqué. Una vez que la parábola es puesta en el contexto en el cual aparece en el Evangelio de Mateo, veremos que es parte un largo sermón escatológico (sobre el fin de los tiempos) que Jesus le está dando a los discípulos. Pedro le había dicho a Jesús; "Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. ¿Qué recibiremos?" (Mt. 19, 27). Jesús dijo esta parábola de los trabajadores de la viña como respuesta a la pregunta de Pedro.
Detrás de la pregunta de Pedro, Jesús escuchó y percibió una presunción a acerca del reino de Dios que es errónea. Con esta parábola Jesús reta esta presunción y llama a Pedro a la conversión. La falsa presunción de Pedro era que el reino era algo que él y los otros discípulos se merecían más que algo que recibían como un don o regalo. Para retar esta presunción Jesus narró esta historia que en cierto modo viola la sensibilidad y sentido de lo que una persona obtiene y de lo que gana una persona. Pedro y los discípulos representan a los trabajadores que están invitado a la viña: nadie se gana la invitación. En adición nadie recibe menos de los que se ha ganado. Cada uno recibe la paga del día de jornada acordada previamente. El problema es que algunos reciben más de lo que se han ganado. Este es el camino del reino. Nadie se gana el reino (por sus propios meritos). Todos los recibimos como un don. ¡Si hay alguna reclamación que hacer, es porque el dueño de la Viña es demasiado generoso!
Cada concepto que aprendemos sobre el reino en la parábolas de Jesús conlleva o nos trae otras preguntas. La parábola de los trabajadores de la viña nos enseña que el reino no lo merecemos. ¿Significa esto que la respuesta de una persona a la Buena Nueva de Jesús es irrelevante? ¡Obviamente no, desde que la Buena Nueva es precedida por la palabra "arrepiéntanse"! La respuesta de la persona es sumamente importante. Jesús nos enseña esta verdad en la siguiente parábola. Una vez más Jesús comienza diciendo; "El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo..." (ver Mt. 22, 1-13).
¿Qué Jesús estaba tratando de enseñar acerca del reino de Dios por medio de esta parábola? Una vez más, debemos interpretar la parábola como una parábola en orden para encontrar la revelación que contiene. ¿ A quién Jesús le estaba narrado esta comparación y porque? Jesús le decía esta cuento a los sumos sacerdotes y a los fariseos. Jesús les había dicho otra parábola, la de los viñadores asesinos (Mt. 21, 33-46) la cual ellos reconocieron que estaba dirigida a ellos. Los sumos sacerdotes y los fariseos querían arrestarlo pero le tenían miedo a la multitud. Los sumos sacerdotes y los fariseos fueron comparados con el invitado quien habían aceptado la invitación al reino pero en realidad no era así. Su falta de respuesta apropiada demostró su rechazo a la invitación. Hay que notar que en la narración todo el mundo está invitado al banquete de bodas. El fallar a responder apropiadamente a lo que Jesús estaba enseñando resultará para ellos el ser excluidos del reino.
La pregunta que esto nos deja es la siguiente; ¿si la persona no acepta la invitación, esa persona será excluida para siempre? ¿Habrá o podrá haber para esa persona una segunda oportunidad? Estas parecen ser las preguntas que Jesús nos quiere contestar en la parábola de la higuera estéril (ver Lc. 13, 6-9). Jesús le dijo esta parábola a la multitud a quien él (Jesús) había acusado de no poder haber leído los signos de los tiempos (ver Lc. 12, 56). Algunos en la multitud le habían dicho a Jesús como otros se habían reunido con muerte imprevista (ver Lc. 13, 1). Jesus aprovecha esta evento (o esta situación) para llamar al pueblo a la conversión o al arrepentimiento. Esto es algo que todo cristiano (toda persona) no debe esperar para última hora. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
Continuara...
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