Celebrado
los días del 10 al 14 de junio de 2015 en la Basílica San Juan de Letrán – Roma,
Italia[1]
En la
primera lectura nos adentramos en la ternura de Dios: Dios le dice a su pueblo
como lo quiere, cuanto lo ama, cuanto cuida.
Lo que Dios dice a su pueblo, en esta lectura del profeta Oseas, capítulo
11, que nos dice a cada uno de nosotros.
Será bueno tomar este texto, en un
momento de soledad, nos pondrá a la presencia de Dios y escucharan: "Cuando
tú eras niño, yo os he amado; te he amado cuando eras niño; Yo te salvé; Yo te
saqué de Egipto, te salvé de la esclavitud", de la esclavitud del
pecado, de la esclavitud y de toda la esclavitud del que ya todo el mundo sabe,
de que él tuvo y tiene en su interior. "Yo te salvé. Te he enseñado a
caminar". ¡Qué bueno es
escuchar que Dios me enseña a caminar! El
Todopoderoso se abaja y me enseña a caminar.
Recuerdo esta frase del Deuteronomio, cuando Moisés dijo a su pueblo: "¡Escuchen
ustedes que son de cabeza tan dura! ¿Cuándo
han visto a un dios tan cerca de su pueblo, así como Dios está cerca de
nosotros?" Y la cercanía de
Dios es esa ternura que me enseñó a caminar.
Sin Él no podría caminar en el Espíritu.
"Y yo los cogí de la mano. Pero ustedes no han entendido que a
ustedes los condujo, pensando que los dejaría solos." Esta es la historia de cada uno de nosotros. "Ya con vínculos humanos, no con
leyes punitivas." El amor nos
une, pero con lazos de libertad; une en el espacio de abandono para que
respondamos con amor. "Yo estaba
de ustedes como el que levanta a un bebé en sus mejillas y lo besa. Y me agaché
y le daba de comer". Esta es nuestra historia, al menos esa es mi
historia. Cada uno de nosotros puede leer su historia aquí. "Dime,
¿cómo puedo abandonarte ahora? ¿Cómo se
puedo entregarte al enemigo?" A
veces, cuando tenemos miedo, a veces, cuando tenemos la inseguridad, Él nos
dice: "Si yo hice todo esto por ustedes, ¿cómo se pueden pensar que
ustedes acabaron ni mucho menos, que los abandonare?"
En las
costas de Libia, los veintitrés mártires coptos estaban seguros de que Dios no
los abandonaría. ¡Y ellos fueron decapitados
por decir el nombre de Jesús! Sabían que
Dios, mientras le cortaban sus cabezas, no los abandonaría.
"¿Cómo
puedo tratarlo como un enemigo? Mi
corazón retrocede dentro de mí, y enciende toda mi ternura".
La ternura de Dios se enciende, esa
ternura cálida es la única capaz de una ternura cálida. No voy a dar rienda suelta a la ira por los
pecados que existen, por todos estos malentendidos, debido a la idolatría. Porque yo soy Dios, el Santo en medio de
ellos. Es una declaración de amor de un
padre a su hijo. Y cada uno de nosotros.
Cuando a
veces pienso que tenemos miedo de la ternura de Dios y el hecho de que tenemos
miedo de la ternura de Dios, no nos permiten experimentarnos a nosotros mismos.
Y para esto estamos a menudo duros,
severos, castigándonos… ¿somos pastores sin ternura? Jesús nos dice en el capítulo 15 de Lucas. Del el pastor de quien se señaló que tenía 99
ovejas y le faltaba una. Él dejó las que
estaban bien vigiladas, las cercó y se fue en busca de la otra, que quedó
atrapada entre las zarzas... Y no para
golpearla, no la regañó: la tomó en sus brazos y se la hecho encima y la curo
porque estaba lesionada. ¿Lo mismo que
haces con tu feligrés? ¿Cómo cuando
usted encuentra que falta un (o una) en la congregación? ¿O que solía ser una iglesia que tiene una
oveja en su rebaño y deja que las otras 99 se pierdan en la montaña? ¿Lo ha movido toda esta esa ternura? ¿Usted es un pastor de ovejas o te conviertes
en uno que se va a "peinar" a la oveja única que queda? Porque una mirada nosotros mismos o se nos olvidó
la ternura que nos dio el Padre, como nos dice en el capítulo 11 del Profeta Oseas.
Y se nos olvida cómo se da ternura. El Corazón de Cristo es la ternura de Dios. "¿Cómo puedes ser menos? ¿Cómo puedo
abandonarte? Cuando estás solo, desorientado, perdido, ven a mí, y te salvaré,
te consolarte".
Hoy me
pregunto, en este retiro, que hay que hacer para ser pastores con la ternura de
Dios. Dejando el "látigo"
colgado en la sacristía y ser pastores con esa ternura, incluso con los que va
a crear más problemas. Es una gracia. Es
una gracia divina. No creemos en un Dios etéreo (abstracto o irreal), creemos
en un Dios que se hizo carne, que tiene un corazón y este corazón nos habla hoy
así: "Ven a mí. Si usted está cansado, cargado, y yo os haré descansar.
Más a los trata con ternura, con la misma ternura con que los trato". Esto nos dice hoy el Corazón de Jesucristo, y
que es lo que en esta Misa pido para ti y para mí también.
[1] Esta traducción no
es una traducción oficial, ni mucho menos pretende serlo. Si use como base para esta traducción la versión
oficial del Vaticano en italiano. Si
encuentras algún error que con humildad tengo que decirte que lo más seguro que
lo haya te pido que me lo dejes saber consultas@catequesisdeadultos.com
y/o Daniel Ben Rosali
/ Facebook. Esta traducción solo
pretende ser un instrumento para la reflexión sobre estas bellas palabras
pronunciadas por el Papa Francisco el día viernes 12 de junio del 2015. ¡Que Dios en su infinito Amor y Misericordia los
Bendiga a todos!
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