En mi clase de ética (Pontificia Universidad Católica
de Puerto Rico – Profesor Carl Sauder) este servidor aprendió lo que considera la
mejor definición de la palabra “persona” la misma es “sujeto de su propia
justicia”.
Como explicaba este
ilustre profesor de filosofía y teología mi justicia llega hasta donde comienza
la del otro(a). Sobre pasar la justicia
de la otra persona además de ser pecado es una injusticia.
Está comprobado que somos personas desde el mismo
instante de nuestra concepción. En otras
palabras científicamente hablando está comprobado que hay vida en el ser humano
desde el momento de su concepción. Pero
nuestra vida por más que lo optemos intrínsecamente no puede estar desconectada
de Dios. Dios se le revelo a los seres
humanos pero en aquellos seres humanos y lugares que esa revelación divina no
ha llegado se es muy conocido que estos seres humanos han sabido ser fieles a
la ley natural.
Es por eso que hombre sin importar cual fuera su
cultura y lugar de nacimiento siempre ha sabido en lo más profundo de su
corazón que el matar era (y es) algo malo y contrario a su razón de ser. Así de esta forma el hombre ya fuera por la
revelación divina o por la ley natural fue conociendo cual era la voluntad de
Dios.
En este sentido hay que reconocer el aborto, la
eutanasia no solo son pecados sino también son injusticias. Ya que todo pecado de por si es una
injusticia ya que Dios no solo es Sujeto de su propia Justicia sino que es la JUSTICIA
en su plenitud. Si sobre pasamos la “justicia
de Dios” sabemos y tenemos la noción que está mal y es pecado. Pero lamentablemente se nos olvida que
sobrepasar y atropellar la justicia del otro es una injusticia (mas también es
pecado) y en el aborto y la eutanasia y otros pecados similares son crímenes y
esto le da mayor peso a estas faltas y pecados en cuanto injusticias.
Hoy en día esta tan de moda querer llevarle a contraria
a Dios. Lamentablemente los cristianos
no tenemos el coraje necesario para decirles a nuestros líderes políticos,
culturales y sociales (y hasta deportivos) es hora de entrar en razón y
reconocer lo que Dios quiere verdaderamente de nosotros. Entonces es lo que sucede es que por
raciocinios absurdos o sea que no tienen la razón de ser le hacemos más caso a
lo que quieren imponer ciertas minorías.
Aclaro, aquí no estamos hablando de meros caprichos. Estamos hablando de lo que Dios quiere para
lo más excelso de toda su creación (ver Gn. 1, 26-28).
El Beato Pablo VI nos dejó una expresión que muy bien
podemos aplicar en estos menesteres: “Si quieres paz, lucha por la justicia”. El Papa Francisco sin duda alguna está muy
bien aplicando y trabajando sobre esta cita del Papa Pablo VI. La justicia social que la Iglesia enseña nos
pide primero reconocer como decía San Juan Pablo II: “todo hombre es mi
hermano” para luego ponerlo en práctica con nuestras acciones.
Dios es justicia pero sobretodo es Amor lo cual le da
más peso a la justicia. Podríamos decir
que justicia, amor, paz y gozo (en especial gozo en Dios para gozarme como mis
hermanos y de mis hermanos) hacen el combo perfecto en Dios y en la relación
que le debemos. Tengamos en cuenta que
la palabra “religión” como mejor se traduce (del latín religare
[de aquí nos viene la palabra religar o sea tratar con]) es como
“relación”. Pero esta es una relación
que no solo es con Dios sino también con nuestro prójimo. Ya que querer relacionarme con Dios y no con
los demás seres humanos es un absurdo.
Somos seres humanos con la finalidad de relacionarnos con
Dios y los demás. Relacionarnos con Dios
implica cumplir lo que Él nos pide para nuestra convivencia pero sobre todo
para nuestra bienaventuranza (felicidad) y por ende nuestra salvación. Mi salvación dependerá de la fe y las obras
que realizo para el bien mío y de los demás.
Pero también de la forma en que me relaciono con los demás. Por eso debemos tener en cuenta que soy un
ser de mi propia justicia pero los demás son mis semejantes (son seres de su
propia justicia) por ende mi justicia tiene que armonizar con la de ellos. Esto es mucho más cierto y real para cuando
se trata de lo más indefensos y más aún porque se trata de la voluntad de Dios.
Hoy, mañana y en el futuro cuando llegue a tu mente que
eres una persona. Ten en cuenta como
dice la canción: “todo tiene su principio y final” al menos en esta
vida. Pero cuando adquirimos la conciencia
y el conocimiento (espiritual y racional) de que poseemos un alma y esta es
eterna. Tengamos en cuenta que hay un “Motor
Primario” (que en las religiones monoteístas llamamos Dios) que hace
posible nuestra existencia y nuestra alma de la cual de la unión y relación con
Dios esa alma ya no es simple alma sino que es espíritu. Por eso es que somos seres espirituales
(aunque los ateos y agnósticos no lo reconozcan así) que descubrimos en la
medida nos vamos relacionando con Dios.
Nos relacionamos con Dios y con los demás por medio del amor (o sea la caridad
[= amor hecho acción] fraterna, la justicia, la solidaridad.
Somos seres capaces de vivir en la justicia, somos
seres capaces de ser solidarios y más aún somos seres capaces de amar y todo
porque Dios lo fue primero y quiso serlo con cada uno de nosotros. Esto nos debe motivar a serlo siempre con los
demás en especial con aquellos más indefensos.
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