2 de septiembre de 2015

¡La persona y la justicia cuál es su conexión!

En mi clase de ética (Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico – Profesor Carl Sauder) este servidor aprendió lo que considera la mejor definición de la palabra “persona” la misma es “sujeto de su propia justicia”.
Como explicaba este ilustre profesor de filosofía y teología mi justicia llega hasta donde comienza la del otro(a).  Sobre pasar la justicia de la otra persona además de ser pecado es una injusticia. 
Está comprobado que somos personas desde el mismo instante de nuestra concepción.  En otras palabras científicamente hablando está comprobado que hay vida en el ser humano desde el momento de su concepción.  Pero nuestra vida por más que lo optemos intrínsecamente no puede estar desconectada de Dios.  Dios se le revelo a los seres humanos pero en aquellos seres humanos y lugares que esa revelación divina no ha llegado se es muy conocido que estos seres humanos han sabido ser fieles a la ley natural.
Es por eso que hombre sin importar cual fuera su cultura y lugar de nacimiento siempre ha sabido en lo más profundo de su corazón que el matar era (y es) algo malo y contrario a su razón de ser.  Así de esta forma el hombre ya fuera por la revelación divina o por la ley natural fue conociendo cual era la voluntad de Dios.
En este sentido hay que reconocer el aborto, la eutanasia no solo son pecados sino también son injusticias.  Ya que todo pecado de por si es una injusticia ya que Dios no solo es Sujeto de su propia Justicia sino que es la JUSTICIA en su plenitud.  Si sobre pasamos la “justicia de Dios” sabemos y tenemos la noción que está mal y es pecado.  Pero lamentablemente se nos olvida que sobrepasar y atropellar la justicia del otro es una injusticia (mas también es pecado) y en el aborto y la eutanasia y otros pecados similares son crímenes y esto le da mayor peso a estas faltas y pecados en cuanto injusticias.
Hoy en día esta tan de moda querer llevarle a contraria a Dios.  Lamentablemente los cristianos no tenemos el coraje necesario para decirles a nuestros líderes políticos, culturales y sociales (y hasta deportivos) es hora de entrar en razón y reconocer lo que Dios quiere verdaderamente de nosotros.  Entonces es lo que sucede es que por raciocinios absurdos o sea que no tienen la razón de ser le hacemos más caso a lo que quieren imponer ciertas minorías.  Aclaro, aquí no estamos hablando de meros caprichos.  Estamos hablando de lo que Dios quiere para lo más excelso de toda su creación (ver Gn. 1, 26-28).
El Beato Pablo VI nos dejó una expresión que muy bien podemos aplicar en estos menesteres: “Si quieres paz, lucha por la justicia”.  El Papa Francisco sin duda alguna está muy bien aplicando y trabajando sobre esta cita del Papa Pablo VI.  La justicia social que la Iglesia enseña nos pide primero reconocer como decía San Juan Pablo II: “todo hombre es mi hermano” para luego ponerlo en práctica con nuestras acciones.
Dios es justicia pero sobretodo es Amor lo cual le da más peso a la justicia.  Podríamos decir que justicia, amor, paz y gozo (en especial gozo en Dios para gozarme como mis hermanos y de mis hermanos) hacen el combo perfecto en Dios y en la relación que le debemos.  Tengamos en cuenta que la palabra “religión” como mejor se traduce (del latín religare [de aquí nos viene la palabra religar o sea tratar con]) es como “relación”.  Pero esta es una relación que no solo es con Dios sino también con nuestro prójimo.  Ya que querer relacionarme con Dios y no con los demás seres humanos es un absurdo.
Somos seres humanos con la finalidad de relacionarnos con Dios y los demás.  Relacionarnos con Dios implica cumplir lo que Él nos pide para nuestra convivencia pero sobre todo para nuestra bienaventuranza (felicidad) y por ende nuestra salvación.  Mi salvación dependerá de la fe y las obras que realizo para el bien mío y de los demás.  Pero también de la forma en que me relaciono con los demás.  Por eso debemos tener en cuenta que soy un ser de mi propia justicia pero los demás son mis semejantes (son seres de su propia justicia) por ende mi justicia tiene que armonizar con la de ellos.  Esto es mucho más cierto y real para cuando se trata de lo más indefensos y más aún porque se trata de la voluntad de Dios.
Hoy, mañana y en el futuro cuando llegue a tu mente que eres una persona.  Ten en cuenta como dice la canción: “todo tiene su principio y final” al menos en esta vida.  Pero cuando adquirimos la conciencia y el conocimiento (espiritual y racional) de que poseemos un alma y esta es eterna.  Tengamos en cuenta que hay un “Motor Primario” (que en las religiones monoteístas llamamos Dios) que hace posible nuestra existencia y nuestra alma de la cual de la unión y relación con Dios esa alma ya no es simple alma sino que es espíritu.  Por eso es que somos seres espirituales (aunque los ateos y agnósticos no lo reconozcan así) que descubrimos en la medida nos vamos relacionando con Dios.  Nos relacionamos con Dios y con los demás por medio del amor (o sea la caridad [= amor hecho acción] fraterna, la justicia, la solidaridad.

Somos seres capaces de vivir en la justicia, somos seres capaces de ser solidarios y más aún somos seres capaces de amar y todo porque Dios lo fue primero y quiso serlo con cada uno de nosotros.  Esto nos debe motivar a serlo siempre con los demás en especial con aquellos más indefensos.

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