12 de octubre de 2015

Desafíos de la familia en México… Desafíos de todos los hispanos en USA.


Hoy temprano en la mañana escuchaba en Radio Vaticana una entrevista que le hacían a Monseñor Carlos Aguiar Retes quien es arzobispo de la Arquidiócesis de Tlalnepantla, México.  Este prelado también fue presidente del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) del 2011 al 2015.

Me llamaron mucho la atención de Mons. Aguiar-Retes cuando hablaba a Radio Vaticana sobre los desafíos de las familias en México.  Me hacía varias preguntas que quisiera presentar para la reflexión.   Primero ¿hasta qué punto estos desafíos y retos que tenemos en nuestras “patrias cunas” una vez que inmigramos a EEUU los resolvemos o peor aún surgen más problemas que tenemos que afrontar?  Si una vez que hemos inmigrado acá a los EEUU ¿Cuáles son estos nuevos problemas que solemos afrontar y como superarlos? 
Antes de exponer los desafíos de que nos habla Mons. Aguiar, este nos decía que: “La familia es un bien para la Iglesia y la Iglesia es un don para la familia, o sea que recíprocamente tanto que el proyecto que Dios tiene para la Iglesia y la familia están íntimamente conectados”.  Creo muy profundamente que esta es una realidad que no debemos pasar por alto.  El muy importante recordarla y recordársela a otros en la Iglesia (comunidades eclesiales, parroquias, diócesis, etc.).  
Recordemos que la Iglesia es esa gran familia de Cristo Jesús convocada a reunirse todos los domingos (día del Señor) no solo para celebrar la Pascua del Señor.  Pero también para recordarnos que esa Pascua o Resurrección del Señor nos debe mover a obrar unos con otros en el amor o sea en la caridad fraterna.  De este amor y caridad fraterna la familia está llamada a ser testigo en su propio núcleo internamente y para los demás externamente.
Antes de contestar las preguntas antes realizadas veamos cuales son esos desafíos que exponía Mons. Aguilar-Retes. Según nuestro arzobispo mexicano uno de los problemas más grande lo crea la migración, que como este decía “que para muchas familias ha sido separación, ha sido incluso desintegración”.  Personalmente yo he sabido de muchas personas (hombres y mujeres) que dejan a su otra pareja para emigrar a los EEUU y que después por distintas razones se corta la comunicación.  En mi opinión muy personal con esto comienza esa desintegración de la familia que nos hablaba Mons. Aguilar.
Claro está no podemos olvidar que el 99.9%  de los casos de inmigración a los EEUU surgen buscando mejoras económicas.  Que muchas veces cuando las personas ponen su empeño estas lo logran.  Pero nos debemos preguntar: ¿a costa de qué?  La inmigración como todo en la vida tiene sus pros y sus contras.  Muchos de ustedes que están pasando por situaciones como estas podrían decírmelos muy eficientemente.
Otro problema que exponía este prelado era la pobreza urbana.  Esta situación está íntimamente ligada al problema anterior que mencionaba de la inmigración.  Nos podríamos preguntar ¿a qué se debe esto?  Esto se debe a que muchas personas se van mudando de áreas rurales a áreas urbanas buscando mejorar su situación económica.  Este es un fenómeno que no solo se está dando en México sino también en muchos de nuestros países del Continente Americano (incluyendo el Caribe).
El comentario noticioso terminaba con la siguiente comentario de Monseñor Carlos Aguiar Retes: Son todos estos desafíos muy fuertes que están presentes en nuestro país y a los que la Iglesia tiene, de alguna manera, acercarse a estas realidades y buscar la forma de ayudar, de acompañar, de favorecer una conversión, un rectificar, un darle la oportunidad a todo ser humano que reencuentre el amor de Dios”.  Estas son palabras muy sabias de Mons. Aguiar sin duda alguna.
¿Qué nos toca hacer desde cada una de nuestras realidades y contexto eclesial?  En primer lugar cada uno según nuestra posición y misión en la Iglesia (laicos, clero; diáconos, sacerdotes, obispos, religiosos, religiosos, etc.) estamos llamados a ser voz profética.   Esta es una vocación o llamado que recibimos todos los bautizados.  O sea es misión de todos los cristianos.   
Ya no es cuestión de decir que el sacerdote o la monja hicieron o no hicieron.  Ahora debemos cuestionarnos cada uno ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué no he hecho, qué pude o  debía haber realizado?  Preguntas como estas deben formar parte de nuestro examen de conciencia en cuento a trabajar con problemas como estos se refieren.
Sobre las preguntas que hice al principio: ¿hasta qué punto estos desafíos y retos que tenemos en nuestra “patrias cunas” una vez que inmigramos a EEUU los resolvemos o peor aún surgen más problemas que tenemos que afrontar?  Y si una vez que hemos inmigrado acá a los EEUU ¿Cuáles son estos nuevos problemas que solemos afrontar y como superarlos?  Quisiera mi muy querido y amado hermano y hermana que lees estas humildes líneas que me hables de tu experiencia o la de algún ser querido cercano relacionado a este tópico que he tratado de reflexionar.  Espero tus comentarios…
Pidamos al Espíritu Santo, el espíritu de la Verdad que nos de luces y las fuerzas necesarias para que desde cada una de nuestras propias condiciones sepamos trabajar y darles esperanzas y luces (que vienen de Dios no de nosotros) para hacer un poco mejor su condición en cuanto a estos problemas (y otros relacionados) se refieren. 
Santa María de Nazaret, tu que supiste ayudar y consolar a los de tu pueblo como Madre solicita te pedimos que intercedas por todo tu pueblo hispano que necesita de tu calor maternal como aliento y apoyo verdadero de sus necesidades.

Puedes leer y escuchar la entrevista a Monseñor Carlos Aguiar Retes: http://www.news.va/es/news/la-migracion-y-la-pobreza-desafios-de-la-familia-e

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