Hoy temprano en la mañana
escuchaba en Radio Vaticana una entrevista que le hacían a Monseñor Carlos
Aguiar Retes quien es arzobispo de la Arquidiócesis de Tlalnepantla, México. Este prelado también fue presidente del CELAM
(Consejo Episcopal Latinoamericano) del 2011 al 2015.
Me llamaron mucho
la atención de Mons. Aguiar-Retes cuando hablaba a Radio Vaticana sobre los desafíos
de las familias en México. Me hacía
varias preguntas que quisiera presentar para la reflexión. Primero ¿hasta qué punto estos desafíos y retos
que tenemos en nuestras “patrias
cunas” una vez que
inmigramos a EEUU los resolvemos o peor aún surgen más problemas que tenemos
que afrontar? Si una vez que hemos
inmigrado acá a los EEUU ¿Cuáles son estos nuevos problemas que solemos afrontar
y como superarlos?
Antes de exponer
los desafíos de que nos habla Mons. Aguiar, este nos decía que: “La familia es un bien para la Iglesia y la
Iglesia es un don para la familia, o sea que recíprocamente tanto que el
proyecto que Dios tiene para la Iglesia y la familia están íntimamente
conectados”.
Creo muy profundamente que esta es una realidad que no debemos pasar por
alto. El muy importante recordarla y recordársela
a otros en la Iglesia (comunidades eclesiales, parroquias, diócesis, etc.).
Recordemos que la
Iglesia es esa gran familia de Cristo Jesús convocada a reunirse todos los
domingos (día del Señor) no solo para celebrar la Pascua del Señor. Pero también para recordarnos que esa Pascua
o Resurrección del Señor nos debe mover a obrar unos con otros en el amor o sea
en la caridad fraterna. De este amor y
caridad fraterna la familia está llamada a ser testigo en su propio núcleo internamente
y para los demás externamente.
Antes de contestar
las preguntas antes realizadas veamos cuales son esos desafíos que exponía Mons.
Aguilar-Retes. Según nuestro arzobispo mexicano uno de los problemas más grande
lo crea la migración, que como este decía “que para muchas familias ha sido separación, ha sido
incluso desintegración”. Personalmente yo he sabido de muchas personas
(hombres y mujeres) que dejan a su otra pareja para emigrar a los EEUU y que después
por distintas razones se corta la comunicación.
En mi opinión muy personal con esto comienza esa desintegración de la
familia que nos hablaba Mons. Aguilar.
Claro está no
podemos olvidar que el 99.9% de los
casos de inmigración a los EEUU surgen buscando mejoras económicas. Que muchas veces cuando las personas ponen su
empeño estas lo logran. Pero nos debemos
preguntar: ¿a costa de qué? La inmigración
como todo en la vida tiene sus pros y sus contras. Muchos de ustedes que están pasando por situaciones
como estas podrían decírmelos muy eficientemente.
Otro problema que exponía
este prelado era la pobreza urbana. Esta
situación está íntimamente ligada al problema anterior que mencionaba de la inmigración. Nos podríamos preguntar ¿a qué se debe esto? Esto se debe a que muchas personas se van
mudando de áreas rurales a áreas urbanas buscando mejorar su situación económica. Este es un fenómeno que no solo se está dando
en México sino también en muchos de nuestros países del Continente Americano
(incluyendo el Caribe).
El comentario
noticioso terminaba con la siguiente comentario de Monseñor Carlos Aguiar Retes:
“Son todos estos desafíos
muy fuertes que están presentes en nuestro país y a los que la Iglesia tiene,
de alguna manera, acercarse a estas realidades y buscar la forma de ayudar, de
acompañar, de favorecer una conversión, un rectificar, un darle la oportunidad
a todo ser humano que reencuentre el amor de Dios”. Estas
son palabras muy sabias de Mons. Aguiar sin duda alguna.
¿Qué nos toca hacer
desde cada una de nuestras realidades y contexto eclesial? En primer lugar cada uno según nuestra posición
y misión en la Iglesia (laicos, clero; diáconos, sacerdotes, obispos,
religiosos, religiosos, etc.) estamos llamados a ser voz profética. Esta
es una vocación o llamado que recibimos todos los bautizados. O sea es misión de todos los cristianos.
Ya no es cuestión de
decir que el sacerdote o la monja hicieron o no hicieron. Ahora debemos cuestionarnos cada uno ¿Qué estoy
haciendo? ¿Qué no he hecho, qué pude o debía
haber realizado? Preguntas como estas
deben formar parte de nuestro examen de conciencia en cuento a trabajar con
problemas como estos se refieren.
Sobre las preguntas
que hice al principio: ¿hasta qué punto estos desafíos y retos que tenemos en
nuestra “patrias cunas” una vez que inmigramos a EEUU los
resolvemos o peor aún surgen más problemas que tenemos que afrontar? Y si una vez que hemos inmigrado acá a los
EEUU ¿Cuáles son estos nuevos problemas que solemos afrontar y como superarlos? Quisiera mi muy querido y amado hermano y
hermana que lees estas humildes líneas que me hables de tu experiencia o la de algún
ser querido cercano relacionado a este tópico que he tratado de
reflexionar. Espero tus comentarios…
Pidamos al Espíritu
Santo, el espíritu de la Verdad que nos de luces y las fuerzas necesarias para que
desde cada una de nuestras propias condiciones sepamos trabajar y darles
esperanzas y luces (que vienen de Dios no de nosotros) para hacer un poco mejor
su condición en cuanto a estos problemas (y otros relacionados) se
refieren.
Santa María de
Nazaret, tu que supiste ayudar y consolar a los de tu pueblo como Madre
solicita te pedimos que intercedas por todo tu pueblo hispano que necesita de
tu calor maternal como aliento y apoyo verdadero de sus necesidades.
Puedes leer y escuchar la entrevista a Monseñor Carlos
Aguiar Retes: http://www.news.va/es/news/la-migracion-y-la-pobreza-desafios-de-la-familia-e
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