Pregunta:
Buenos días hermanos:
Ayer, una buena amiga,
compartió conmigo la lectura diaria por WhatsApp. Luego nos encontramos y nos
dimos cuenta que ninguno de los dos entendíamos su significado: San Lucas 17,
26-37 ¿Podrían ayudarme a entenderlo? Gracias, Bendiciones... (Pregunta vía Facebook).
Respuesta:
Saludo querido hermano…
Antes que nada quisiera
establecer algunos criterios que los católicos debemos usar al interpretar la
Palabra de Dios. Para nosotros los católicos
según ensena el Magisterio de la Iglesia (o sea el Papa y los Obispos en comunión)
la Palabra de Dios está compuesta de dos fuentes y estas son la Tradición Apostólica
y la Palabra Escrita o la Biblia. “Muchas
otras señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están
escritas en este libro. Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el
Cris to, el Hijo de Dios. Crean, y tendrán vida por su Nombre” (Juan 20,
30-31).
El Catecismo de la Iglesia
Católica (CIC) número 110 citando a su vez el Constitución Dogmática Dei Verbum
sobre la Divina Revelación (DV) del Concilio Vaticano II nos explica que: “Para
descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones
de su tiempo y de su cultura, los ‘géneros literarios’ usados
en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo.
‘Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa
índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros
literarios’ (DV 12, 2).” Los contextos que hay que considerar
cuando leemos un texto bíblico son los géneros literarios, las condiciones
(creencias, cultura, etc.) del tiempo y los procesos de revelación que tomaron
parte en estos Sagrados Textos.
Veamos algunos datos en
este texto lucano sobre lo que previamente he explicado.
Género literario: Apocalíptico
El género apocalíptico (apocalipsis
del griego apokalypsis = revelaciones) es género que está lleno de un lenguaje
simbólico (con muchas imágenes) y alegórico (alegoría del griego allegorein
= hablar figuradamente, es una figura literaria o tema artístico que pretende
representar algunas ideas valiéndose de formas humanas, animales o de objetos
cotidianos) como lo es en el Libro del Apocalipsis que busca pervivir y continuar
la herencia literaria profética.
Procesos de Revelación
Este es un proceso de unos
2,000 años de conocimiento que se nos ha sido revelado. Esta parte del contexto
es muy importante considerarla especialmente para aquellos que fuimos educados
religiosamente en el sistema del “catecismo de preguntas y respuestas”.
Esta educación donde había
que memorizar preguntas y respuestas sin que contradijeran una con las
otras. Por lo regular, nunca se nos
preguntó si estábamos de acuerdo con las repuestas. Aunque estas repuestas nos dieron una valiosa
información y un vocabulario en el que podemos hablar de una realidad
espiritual no nos ayuda a entender o probar los misterios de fe más allá del
entendimiento o nuestras habilidades. De
igual forma, comprender aquellas respuestas que siguen “inadecuadas” a
la verdad.
Además recordemos que la
Biblia no son libros de datos sino más bien estos son libros de revelaciones. La revelación en el Antiguo Testamento es
progresiva. Además toda la Palabra de
Dios desde el Génesis hasta el Apocalipsis apunta y se encamina hacia Cristo Jesús. Como nos enseña la Iglesia Jesucristo es la
fuente y el culmen de la Revelación Divina.
Teniendo estas cosas en
cuenta vayamos al texto en cuestión.
Para ver el contexto de
esta lectura hay que ver que provoco esta declaración de Jesús. Si nos fijamos desde el versículo 20 (Lc. 17,
20 & ss.) nos daremos cuenta que los fariseos les están preguntando a Jesús
“¿Cuándo llegará el Reino de Dios?”
a lo que Jesús les responde que el Reino de Dios no es únicamente una realidad
material sino más bien es una realidad espiritual y requiere de aptitudes más allá
del quehacer humano.
“Como el fulgor del relámpago rasga el cielo desde
un extremo hasta el otro, así sucederá con el Hijo del Hombre cuando llegue su
día. Pero antes tiene que sufrir mucho y
ser rechazado por esta gente”
(Lc. 17, 24-25). Esta primera oración de
esta cita es una alegoría que básicamente nos está diciendo que Cristo ha de
llegar en el momento menos esperado y que por eso debemos estar
preparados. De esta forma han vivido los
santos. Viviendo día a día en el amor,
la bondad y la misericordia de Dios como si fuera el último día.
Luego de esto el hagiógrafo
o el autor bíblico nos ponen unos ejemplos del Antiguo Testamento en los que la
gente vivía como si nada estuviera viviendo.
Nos presenta a Noé (diluvio)
y Lot (Sodoma y Gomorra) y nos dice el autor que “lo mismo sucederá el día
en que se manifieste el Hijo del Hombre” (Lc. 17, 30). Con esto se nos está diciendo que la
paciencia de Dios aunque parece “ilimitada” tiene un límite.
Quisiera poner un ejemplo
para que entendamos esto. Muchas veces
queremos juzgar a Dios con nuestro lenguaje que es limitado. Los autores bíblicos nos estuvieron exentos o
ajenos a esto. Ya que ellos escribieron
la Palabra de Dios con sus conocimientos y creencias de la época y más aun con
un vocabulario propia de sus épocas.
Recordemos además que Dios
se revelo por medios de los eventos (tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamentos). Te aconsejo que leas mi disertación
de cinco partes de cómo se formó la Biblia.
Veremos algunas veces que
se habla de la ira de Dios. ¿Cómo se explica esto? La ira para los seres humanos es pecado pero
para Dios es virtud. En Dios es una “ira
santa” pero para nosotros por mejor intencionada que este no puede ser “ira
santa” o mejor dicho no puede ser
virtud porque nuestra naturaleza es contraria a la de Dios.
“Aquel día, el que esté en
la terraza, que no baje a buscar sus cosas al interior de la casa; y el que
esté en el campo, que no se vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que intente guardar su vida la perderá, pero
el que la entregue, la hará nacer a nueva vida” (Lc. 17, 31-33).
Aquí tenemos otra alegoría
que es muy importante tener en cuenta.
San Lucas nos muestra en
unos capítulos antes que nos quiere decir el Señor con esto que acabo de citar
(Lc. 17, 31-33).
“Otro le dijo: ‘Te
seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia.’ Jesús le contestó: ‘El que pone la mano en el
arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios’” (Lc. 9, 61-62).
Nos debemos preguntar dos
cosas: primero, ¿en cuántas cosas vanas gastamos nuestra vida? Y después de
esto: ¿cuántas cosas nos detienen en el camino de la evangelización, en el
camino del anuncio del Reino de Dios?
Como dice la expresión debemos incluir en nuestra oración “que lo
pasado es pasado”.
Para concluir quisiera
recordar que la segunda venida de Cristo es un misterio. Recuerdo además que el misterio para el
cristiano es aquello que Dios nos revela pero que no lo conocemos del
todo. Al fin y al cabo los misterios no
son para entenderlos sino para creer en ellos.
¡Que María Santísima quien
conoce mejor que nadie a su Divino Hijo ore e interceda por nosotros para estar
siempre preparados porque Cristo viene y no sabemos cuándo!
Dios…Bendiga… Amén!!!
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