8 de enero de 2016

Consultas & Respuestas: “María presento ofrenda por sus pecados, ella tuvo más hijos y otros argumentos relacionados (Jesucristo el Unico Mediador entre Dios y los hombre)” (Parte IV)

Consulta:
“La Biblia dice que el Único Mediador entre Dios y los hombre es Cristo: 1Timoteo 2, 5; Romanos 8, 34; & 1Pedro 2, 5”.

Respuesta:
Saludos nuevamente en Cristo Jesús mi Hermano C
Aquí de antemano tengo que decir que tantos los protestantes como los católicos creemos en lo mismo que Jesucristo es el Único Mediador entre Dios y los hombres.  El problema estriba en definición de términos en especial el de mediación e intercesión.
Vamos a definir estos dos términos.
Mediador, según un diccionario en línea, es la “persona u organismo encargado de intervenir en una discusión o en un enfrentamiento entre dos partes para encontrar una solución” (http://es.thefreedictionary.com/mediador).  Otro diccionario en línea lo define de la siguiente forma: “quien interviene en una discusión o enfrentamiento para encontrar una solución” (http://www.wordreference.com/definicion/mediador). 
El Apologista Católico Frank Morera define mediador en forma similar: “uno que se ocupa en resolver o reconciliar las diferencias, al trabajar con todas las partes en conflicto” (ver Consulta: Mediación e Intercesión) y cuya definición según este indica es de un diccionario también.  Pero el mediador además tiene que conocer a ambas partes y tener la confianza y el beneplácito o aceptación de ambas partes para que de esta forma sea imparcial y justa.  
Nos debemos preguntar ¿Qué tipo de mediación realiza Jesús ante su Padre Dios y los hombres?   La mediación de Jesucristo es una mediación sacerdotal.   Por eso para poder tener claro la medición de Cristo hay que entender cuál era la función del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento.  Los sumos sacerdotes comenzando desde Aaron fueron consagrados y ungidos para mediar por entre Dios y los pecados del Pueblo de Israel.  Pero esta medición entre los sumos sacerdotes y el pueblo era una mediación imperfecta.  El autor de la Carta a los Hebreos (el cual la Iglesia considera como anónimo) reafirma este punto de la mediación imperfecta que acabo de mencionar (ver Hebreos 7, 27-28).   
El Libro del Levítico explica cómo Aaron antes de hace sacrificio por los pecados del pueblo, tenía que hacer sacrificio por sus pecados y los de su familia (Lev. 16, 11).    Después que el realizaba sacrificio por sus pecados entonces podía hacer sacrificio por los pecados del pueblo (ver Lev. 16, 15).   El hagiógrafo (autor) de la Carta a los Hebreos hace la distinción de las diferencias abismales entre Jesús como el nuevo y eterno Sumo Sacerdote según el rito (o la manera de) Melquisedec (ver Salmo 110, 1-7; Hebreos 7, 11-22; Hebreos 7, 26).
Intercesor por su parte es “quien interviene en favor de alguien” (http://es.thefreedictionary.com/intercesor).  Según Frank Morera es “uno que intercede en favor de otro, especialmente uno que ora o pide a DIOS por otro” (ver Consulta: Mediación e Intercesión). 
Podemos decir y distinguir que el 'Mediador' es el sujeto de la acción, por otro lado el 'Intercesor' es aquel que pide una determinada acción. Estos términos si se fijan poseen dos significados muy distintos.
A mi humilde entender la oración con más sentido mediático lo es la Oración Colecta en la Sagrada Eucaristía.  En la oración litúrgica (en especial la Santa Misa) podríamos decir que es un ejemplo de oración de mediación.    La Oración colecta en la Santa Misa es la primera oración exclusivamente sacerdotal que en todo el Ritual Romano. Esta oración el celebrante NO la dice en nombre propio, sino a nombre de toda la comunidad, de toda la Iglesia.
Esta oración colecta concluye de la siguiente forma: “Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amen”.  Aquí el sacerdote quien en la Eucaristía actúa “in persona Christi” (actúa como Cristo mismo, nuestro Señor y Sumo Sacerdote ante Dios Padre) ya que posee el Orden Sacerdotal dado por el mismo Jesucristo (ver 1Cor. 4, 1-2; Jn. 20, 21-23; Hechos 6, 2-4; Hechos 13, 1-3; Santiago 5, 14).  Aquí (y en la administración de los sacramentos) y en todas sus funciones presbiterales, este participa de la mediación de Cristo Jesús.
Jesús nos dice que lo que le pidamos al Padre en su nombre Él no lo negara (ver Juan 14, 13).   ¿Por qué los católicos decimos que la Virgen María, los santos y los ángeles pueden interceder por nosotros?  El Evangelio de San Juan con el texto joánico antes mencionado nos da respuesta a esta pregunta.  Además Juan nos muestra esa intercesión de María Su Madre; sencilla pero profundísima en su significación: “hagan lo que Él les diga” (Jn. 2, 5).
Estos son los textos que presentas y algunas anotaciones sobre estos textos que creo necesarias e importantes.
Dios es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús” (1Tim. 2, 5).
Como mencione al principio los católicos creemos esto con toda certeza.  Hay ciertos puntos que no has tomado en consideración.   Veamos algo lo que dice San Pablo antes de esta pasaje paulino que has expuesto (Cristo único mediador). 
“Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna.  Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1Tim. 2, 1-4).  Esto que nos dice Pablo aquí es interceder unos por otros.
Por eso los católicos creemos que la Virgen María y los santos (más adelante explicaré que tipo de veneración, NO ADORACION, le damos los católicos a María y a los santos) pueden interceder por nosotros.  Yo sé que me dirás que ellos no pueden hacer nada por nosotros porque están muertos.  Yo te pregunto: ¿es Dios un Dios de muertos o de vivos?  Y si crees que ellos están muertos te pregunto: ¿crees en la vida eterna?  Para eso te recomendó que veas el Evangelio de San Lucas (y San Marcos) que nos dice que Dios es un Dios de vivos (ver Lucas 20, 38, Marcos 12, 27).
“¿Quién los condenará? ¿Acaso será Cristo, el que murió y, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros?” (Rm. 8, 34).
¿Quién los (nos) condenará? Pues nos condenamos nosotros mismos cuando no seguimos a Cristo y a la Iglesia que El mismo fundó.  Ya que está a la derecha de Dios eso proclamamos los católicos cuando rezamos el Credo.   Por si acaso el Credo que rezamos los católicos está todo en la Biblia.
¿Quién nos podrá apartar del amor de Dios?  Esta es la pregunta que hace Pablo antes de preguntar ¿quién nos condenara?  Es que cuando perdemos el amor y la capacidad de amar ya nos vamos condenando aunque muchas veces ni lo notemos. 
“Al acercarse a Él, la Piedra Viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.” (1Pedro 2, 4-5).
Lo primero que viene a mi mente es cuanto nuestros hermanos esperados (o protestantes) critican a nuestros sacerdotes (o sea presbíteros que significa ancianos).  Ahora está de moda sacar supuestos ex-sacerdotes (y hasta ex-monjas) con el pretexto de desenmascarar a la Iglesia Católica cuando la Iglesia siempre ha estado bajo el vitral de la prensa.  Estar más visible que eso creo que imposible.
La Iglesia Católica tiene un solo Sumo Sacerdote y la Iglesia participa de este único sacerdocio de Cristo de dos formas.  Primero todo bautizado adquiere lo que se llama la Triple Misión de Cristo de ser sacerdotes, reyes y profetas.
Como sacerdotes (sacerdocio común de los fieles) junto con el Sacrificio de los sacrificios (Eucaristía, Santa Misa, la Cena del Señor, Banquete del Reino, etc.) que presiden los presbíteros (a.k.a. sacerdotes ordenados) ofrecemos a Dios el sacrificio de nuestra propia vida y de nuestra familia, o sea para interceder por la familia y los hermanos en la comunidad eclesial. 
Como reyes siguiendo el ejemplo de Cristo reinamos para servir (ver Mateo 20, 28; Marcos 10, 45) y buscar el bien común con la familia y la comunidad.
Somos profetas para anunciar la gracia, el amor, la justicia, la paz y denunciar el pecado, el odio, la injusticia, la discordia.  Una definición muy bella del profeta es “el que habla con Dios de los hombres y habla a los hombres de Dios”.
Veamos este dialogo entre Marta y Jesús.  “Apenas Marta supo que Jesús llegaba, salió a su encuentro, mientras María permanecía en casa. Marta dijo a Jesús: ‘Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Pero aun así, yo sé que puedes pedir a Dios cualquier cosa, y Dios te la concederá.’  Jesús le dijo: ‘Tu hermano resucitará.’  Marta respondió: ‘Ya sé que será resucitado en la resurrección de los muertos, en el último día.’  Le dijo Jesús: ‘Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá.  El que vive, el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?’  Ella contestó: ‘Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo’” (Jn. 11, 20-27).  Aquí Jesús nos está presentando la Vida Eterna.  Como nos recuerda la Iglesia constantemente y yo lo repito nuestro Dios es un Dios de vivos no de muertos.
Si creemos que María la Madre de Dios y de la Iglesia y los santos a los cuales NO adoramos sino que los veneramos.  Los católicos y los ortodoxos rendimos tributo de veneración de hiperdulía para María Santísima & dulía para los santos (ya sean canonizados o sin canonizar, cuya Solemnidad de Todos los Santos es el 1º de noviembre) como seres vivos que están en el Cielo o sea ante la Eterna, Infinita y Verdadera Presencia del Dios Altísimo cuya función principal es alabar a Dios (ver Apocalipsis 7, 9-12; Apocalipsis 19, 1-10). 
Definamos estos términos hiperdulía y dulía:
Hiperdulía proviene literalmente del griego hiper que significa más allá de, sobre, encima de.
Dulía del griego doulos cuyo significado es siervo(a) o esclavo(a).
Este tipo de veneración tanto a la Virgen María como a los santos se le es dada de esa forma ya que estos fueron esclavos o siervos del Señor y esto quedó demostrado con sus vidas de virtudes heroicas y su fidelidad a Dios y a la Iglesia.  Sin duda alguna María Santísima fue la primera en ser esclava y sierva de Dios y sus virtudes heroicas y fidelidad son indiscutibles.
Veamos algunos ejemplos de intercesión en la misma Biblia.
La primera que sale a interceder en el Evangelio de San Juan (como ya había mencionado) es María la Madre del Señor en la Boda cuando los novios ya no tenían vino (ver Juan 2, 1-12).   Las Bodas en tiempo de Jesús duraban unos siete días.  Nos dice el texto que estaban en el tercer día y ya no tenían vino.  Recordemos que en la Biblia el número siete es sinónimo de pacto (alianza), plenitud y perfección.  En lugar donde el agua escasea tener vino (en especial para una festividad) era un lujo.  
María les dice a los sirvientes “hagan lo que Él les diga” (Jn. 2, 5).  Este será el mensaje de María para todos los cristianos.  La pregunta debe ser: ¿seremos capaces de entender esta gran frase de María? Estas pocas palabra pero con un grandioso mensaje es el verdadero “evangelio de María”.  Que hagamos lo que su Hijo muy Amado nos ha enseñado.
Jesús estaba en Cafarnaúm estando lleno de gente el lugar donde estaba Jesús.  Llevaban a un enfermo en una camilla y no les quedó otro remedio que hacer un boquete en el techo (que usualmente era de pajilla de caña que es un material bien fuerte).  Jesús le perdono los pecados y los fariseos estaban murmurando porque ese hombre le estaba perdonando los pecados si solo Dios podía perdonar los pecados.  Recordemos que había un sacrificio para el perdón de los pecados que solo se podía hacer en el Templo de Jerusalén (ver Levítico 16, 3-4).  Al ver la duda de los fariseos Jesús le dice que es más fácil perdonar los pecados o decirle toma tu camilla y anda (ver Marcos 2, 1-12).  “Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: ‘Hijo, se te perdonan tus pecados’” (Mc. 2, 5).  Sin duda alguna a Jesús lo movió significativamente el gesto de intercesión, gesto de fe de los amigos del paralitico.
San Mateo nos narra el dialogo de Jesús con la mujer cananea quien le decía a gritos “Señor Hijo de David ten compasión de mí, mi hija esta atormentada por un demonio” Jesús no le hizo caso ni contesto nada y los discípulos le dijeron a Jesús, atiéndela “mira que grita como loca” (como diríamos en el Caribe).  Después de una corta pero profunda conversación con esta mujer el Señor reconoció la grandeza de su fe y su hija quedo sanada (ver Mateo 15, 21-28).
En tiempos de Jesús un esclavo era considerado parte de la familia.  En las conversiones cristianas en tiempo de los apóstoles vemos como eran bautizados todos en la casa [esto incluía a los esclavos, el orden social de la época era el siguiente: el hombre (jefe de la casa), la mujer, los niños y los esclavos
Nota aparte: ¿si se bautizaban los esclavos no se iban a bautizar a los niños? (ver la Carta a Filemón cuyo esclavo era Onésimo por el cual Pablo intercede)].
El Centurión (o Capitán) Romano le pide a Jesús que cure a su esclavo.  Al Jesús encaminarse a la casa a curar el sirviente el centurión le dice “Señor yo no soy digno de que entres en mi casa di una sola palabra y mi sirviente sanara”.  Jesús reconoció la fe tan grande de este soldado romano y al llegar a la casa el sirviente estaba sano (ver Lucas 7, 1-10).
Jesucristo es el Mediador ante el Padre Dios por nuestros pecados.  Él no es un niño alcahuete de mandado.  Nos debemos preguntar ¿Por qué Jesucristo es Mediador entre el Padre Dios y los hombres?  Ya mencionamos que el Libro del Levítico nos habla del Sacrificio por los pecados (ver Levítico 16, 3-4).  La Mediación de Jesús es sacerdotal y es por nuestros pecados.
Definamos lo que es sacrificio.
Sacrificio proviene del latín sacrificium.  Este término en latín lo dividiremos en dos términos: sacrum y facere  que significa literalmente hacer algo sagrado, o convertir algo en sagrado, pero a su  vez se define como separado.
Este sacrificio del perdón de los pecados (Antigua Alianza) lo sustituye Cristo con su Sacrificio en la Cruz (Nueva Alianza).   La Carta a los Hebreos nos expresa que desde Aaron los Sumo Sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios por sus pecados (ver Lev. 16, 3-4; leer Cap. 7 Carta a los Hebreos).   Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote según el Rito de Melquisedec (ver Salmo 110, 4; Hebreos 7, 15-19) y a la vez es la Victima Sin Mancha que se entra así misma para el sacrificio.  Por estas razones y especialmente porque realizo la voluntad de Dios Padre, Él es Mediador y porque Él es Mediador es Sumo y Eterno Sacerdote.
El Libro del Levítico nos enseña que la naturaleza y el objeto del sacrificio no estaban en la acción de matar la víctima sino en el acto de rociar la sangre.  De esta misma forma el sacrificio de Cristo no tiene su razón de ser en la cruz como tal sino más bien que desde la cruz Cristo derramo (rociar) su sangre para cumplir la redención que se nos tenía prometida desde el Génesis (ver Gn.  3, 14-15).  Aunque los  golpes y torturas de los verdugos causo el derramamiento de sangre en Jesús, fue Este quien voluntariamente ofreció su Sangre (no los verdugos) a Dios en espíritu de sacrificio. 
Según indica el Padre Jordi Rivero: “En el sacrificio de la Cruz Cristo actúa como único sacerdote porque solo El ofrece libremente Su Sangre para ganarnos la redención.  Con el sacrificio de la Cruz cesa para siempre la necesidad de hacer sacrificios de animales.  Cristo es el Cordero sacrificado cuya eficacia para redimirnos es infinita” (Padre Jordi Rivero www.corazones.org/diccionario/sacrificio.htm).
Ahora bien si ya conocemos porque Cristo Jesús es único mediador entre Dios y los hombres es muy recomendable preguntarnos: ¿Quién puede participar de la Mediación de Jesús?  En de vital importancia recordar que San Pablo y la mayoría de los Apóstoles escribían en griego koiné (griego común) y de hecho la liturgia era celebrada en griego en los primeros tres siglos del cristianismo.  “Dios es único, y único (uno) también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que en el tiempo fijado dio el testimonio: se entregó para rescatar a todos” (1Tim. 2, 5-6).
Unico en griego es "heis" que significa "uno" pero aquí este uno NO ES excluyente ni absoluto.  Por otro lado San Pablo no escribió mono  (en griego) que también significa uno pero que en este caso SI ES excluyente y absoluto.  Viendo el contexto es muy importante ver los versículos del 1 al 4 anterior a este texto que ya había mencionado.   
“Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y dignaEsto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1Tim. 2, 1-4).
Por eso también Jesús en el evangelio nos dice: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre” (Juan 16, 23).  Otros textos similares nos dicen: “Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.  Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré” (Juan 14, 13-14).  Todo lo que pidan en la oración, con tal de que crean, lo recibirán  (Mateo 21, 22).
Recordemos que mencione que el (la) mediador(a) conoce muy a ambas partes y por lo tanto este(a) puede ser imparcial.  Tomemos nuevamente el ejemplo de la Boda en Cana de Galilea (ver Juan 2, 1-12) María sin duda alguna conocía a los novios y posiblemente tenían alguna parentela y por su puesto conocía muy bien (mejor que nadie) a su Hijo.  Como podríamos deducir María además de interceder también está mediando por los novios. 

Recordemos que la mediación de Cristo Jesús es sacerdotal la cual es realizada por nuestros pecados.  La mediación de María, aunque participa de la de su Hijo, era por una necesidad temporal.  Por eso todos los bautizados de la misma forma que estamos llamados a cumplir la Triple Misión de Cristo de ser sacerdotes, reyes y profetas podemos y debemos participar la mediación de Cristo cuando en oración intercedemos unos por los otros.

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