Consulta:
“La Biblia dice que el Único Mediador entre Dios y los
hombre es Cristo: 1Timoteo
2, 5; Romanos
8, 34; & 1Pedro 2, 5”.
Respuesta:
Saludos
nuevamente en Cristo Jesús
mi Hermano C…
Aquí de antemano
tengo que decir que tantos los protestantes como los católicos creemos en lo
mismo que Jesucristo es el Único
Mediador entre Dios y los hombres. El problema estriba en definición de términos en especial el de mediación e intercesión.
Vamos a definir
estos dos términos.
Mediador,
según un diccionario en línea, es la “persona
u organismo encargado de intervenir en una discusión o en un enfrentamiento
entre dos partes para encontrar una solución” (http://es.thefreedictionary.com/mediador). Otro diccionario en línea lo define de la
siguiente forma: “quien interviene
en una discusión o enfrentamiento para encontrar una solución” (http://www.wordreference.com/definicion/mediador).
El Apologista
Católico Frank Morera define mediador en forma similar: “uno que se ocupa en resolver o reconciliar las
diferencias, al trabajar con todas las partes en conflicto” (ver
Consulta: Mediación e Intercesión) y cuya definición según este indica es de un
diccionario también. Pero el mediador además
tiene que conocer a ambas partes y tener la confianza y el beneplácito o aceptación
de ambas partes para que de esta forma sea imparcial y justa.
Nos debemos
preguntar ¿Qué tipo de mediación realiza Jesús
ante su Padre Dios y los hombres?
La mediación de Jesucristo es una
mediación sacerdotal. Por eso para
poder tener claro la medición de Cristo hay que entender cuál era la función del
sumo sacerdote en el Antiguo Testamento.
Los sumos sacerdotes
comenzando desde Aaron fueron consagrados y ungidos para mediar por entre Dios
y los pecados del Pueblo de Israel.
Pero esta medición entre
los sumos sacerdotes y el pueblo era una mediación imperfecta. El autor de la Carta a los Hebreos (el cual
la Iglesia considera como anónimo) reafirma este punto de la mediación imperfecta
que acabo de mencionar (ver Hebreos 7, 27-28).
El Libro del Levítico
explica cómo Aaron antes de hace sacrificio por los pecados del pueblo, tenía
que hacer sacrificio por sus pecados y los de su familia (Lev. 16, 11). Después que el realizaba sacrificio por sus
pecados entonces podía hacer sacrificio por los pecados del pueblo (ver Lev.
16, 15). El hagiógrafo (autor) de la Carta a los
Hebreos hace la distinción de las diferencias abismales
entre Jesús como el nuevo y eterno Sumo Sacerdote según el rito (o la manera
de) Melquisedec (ver Salmo 110, 1-7; Hebreos 7, 11-22; Hebreos
7, 26).
Intercesor
por su parte es “quien interviene
en favor de alguien” (http://es.thefreedictionary.com/intercesor). Según Frank Morera es “uno que intercede en favor de otro,
especialmente uno que ora o pide a DIOS por otro” (ver Consulta:
Mediación e Intercesión).
Podemos decir y
distinguir que el 'Mediador' es el sujeto de la acción, por otro lado el 'Intercesor'
es aquel que pide una
determinada acción. Estos términos si se fijan poseen dos significados
muy distintos.
A mi humilde
entender la oración con más sentido mediático lo es la Oración Colecta en la Sagrada Eucaristía. En la oración
litúrgica (en especial la Santa Misa) podríamos decir que es un
ejemplo de oración de mediación. La
Oración colecta en la Santa Misa es la primera oración exclusivamente
sacerdotal que en todo el Ritual Romano. Esta oración el celebrante NO la dice en nombre propio,
sino a nombre de toda la comunidad, de toda la Iglesia.
Esta oración
colecta concluye de la siguiente forma: “Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amen”. Aquí el sacerdote quien en la Eucaristía
actúa “in persona Christi” (actúa como Cristo mismo, nuestro Señor y
Sumo Sacerdote ante Dios Padre) ya que posee el Orden Sacerdotal dado por el
mismo Jesucristo (ver 1Cor. 4,
1-2; Jn. 20, 21-23; Hechos 6, 2-4; Hechos 13, 1-3; Santiago 5, 14). Aquí (y en la administración de los
sacramentos) y en todas sus funciones presbiterales, este participa de la mediación de Cristo Jesús.
Jesús nos dice que
lo que le pidamos al Padre en su nombre Él no lo negara (ver Juan 14, 13). ¿Por qué los católicos decimos que la Virgen
María, los santos y los ángeles pueden interceder por nosotros? El Evangelio de San Juan con el texto joánico
antes mencionado nos da respuesta a esta pregunta. Además Juan nos muestra esa intercesión de
María Su Madre; sencilla pero profundísima en su significación: “hagan lo que Él les diga” (Jn. 2, 5).
Estos son los
textos que presentas y algunas anotaciones sobre estos textos que creo
necesarias e importantes.
“Dios
es único, y único también es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre
Cristo Jesús” (1Tim. 2, 5).
Como mencione al principio los católicos
creemos esto con toda certeza.
Hay ciertos puntos que no has tomado en consideración. Veamos algo lo que dice San Pablo antes de
esta pasaje paulino que has expuesto (Cristo único mediador).
“Ante todo, te
recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias
por todos los hombres, por
los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y
de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto
es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”
(1Tim.
2, 1-4). Esto que nos dice
Pablo aquí es interceder unos por otros.
Por eso los católicos creemos que la Virgen María
y los santos (más adelante explicaré que tipo de veneración, NO ADORACION, le damos los católicos a María y
a los santos) pueden interceder por nosotros.
Yo sé que me dirás que ellos no pueden hacer nada por nosotros porque están
muertos. Yo te pregunto: ¿es Dios un
Dios de muertos o de vivos? Y si crees
que ellos están muertos te pregunto: ¿crees en la vida eterna? Para eso te recomendó que veas el Evangelio
de San Lucas (y San Marcos) que nos dice que Dios es un Dios de
vivos (ver Lucas 20, 38, Marcos 12, 27).
“¿Quién
los condenará? ¿Acaso será Cristo, el que murió y, más aún, resucitó y está a
la derecha de Dios intercediendo por nosotros?”
(Rm. 8, 34).
¿Quién
los (nos) condenará?
Pues nos condenamos nosotros mismos cuando no seguimos a Cristo y a la Iglesia
que El mismo fundó. Ya que está a la
derecha de Dios eso proclamamos los católicos cuando rezamos el Credo. Por si acaso el Credo que rezamos los católicos
está todo en la Biblia.
¿Quién
nos podrá apartar del amor de Dios?
Esta es la pregunta que hace Pablo antes de preguntar ¿quién nos
condenara? Es que cuando perdemos el
amor y la capacidad de amar ya nos vamos condenando aunque muchas veces ni lo
notemos.
“Al
acercarse a Él, la Piedra Viva, rechazada por los hombres pero elegida y
preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son
edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer
sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.”
(1Pedro 2, 4-5).
Lo primero que viene a mi mente es cuanto
nuestros hermanos esperados (o protestantes) critican a nuestros sacerdotes (o
sea presbíteros que significa ancianos).
Ahora está de moda sacar supuestos ex-sacerdotes (y hasta ex-monjas) con
el pretexto de desenmascarar a la Iglesia Católica cuando la Iglesia siempre ha
estado bajo el vitral de la prensa.
Estar más visible que eso creo que imposible.
La Iglesia Católica tiene un solo Sumo
Sacerdote y la Iglesia participa de este único sacerdocio de Cristo de dos
formas. Primero todo bautizado adquiere
lo que se llama la Triple Misión
de Cristo de ser sacerdotes, reyes
y profetas.
Como sacerdotes
(sacerdocio común de los fieles)
junto con el Sacrificio de los sacrificios (Eucaristía, Santa Misa, la Cena del
Señor, Banquete del Reino, etc.) que presiden los presbíteros
(a.k.a. sacerdotes ordenados) ofrecemos
a Dios el sacrificio de nuestra propia vida y de nuestra familia, o sea para interceder
por la familia y los hermanos en la comunidad eclesial.
Como reyes siguiendo el ejemplo de Cristo
reinamos para servir (ver Mateo
20, 28; Marcos 10, 45)
y buscar el bien común con la familia y la comunidad.
Somos profetas
para anunciar
la gracia, el amor, la justicia, la paz y denunciar el pecado, el odio, la injusticia,
la discordia. Una definición muy bella
del profeta es “el que habla con Dios de los hombres y habla a los hombres
de Dios”.
Veamos este
dialogo entre Marta y Jesús. “Apenas Marta supo que Jesús llegaba, salió a su
encuentro, mientras María permanecía en casa. Marta dijo a Jesús: ‘Si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero aun así, yo sé que puedes pedir a Dios cualquier cosa, y Dios te la
concederá.’ Jesús le dijo: ‘Tu hermano
resucitará.’ Marta respondió: ‘Ya sé que
será resucitado en la resurrección de los muertos, en el último día.’ Le dijo Jesús: ‘Yo soy la resurrección (y la
vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
El que vive, el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees
esto?’ Ella contestó: ‘Sí, Señor; yo
creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo’”
(Jn. 11, 20-27). Aquí Jesús nos
está presentando la Vida Eterna. Como
nos recuerda la Iglesia constantemente y yo lo repito nuestro Dios es un Dios
de vivos no de muertos.
Si creemos que
María la Madre de Dios y de la Iglesia y los santos a los cuales NO adoramos sino que los veneramos. Los católicos y los ortodoxos rendimos
tributo de veneración de hiperdulía
para María Santísima & dulía
para los santos (ya sean canonizados o sin canonizar, cuya Solemnidad de Todos
los Santos es el 1º de noviembre) como seres vivos que están en el Cielo o sea
ante la Eterna, Infinita y Verdadera Presencia del Dios Altísimo cuya función
principal es alabar a Dios (ver Apocalipsis 7, 9-12;
Apocalipsis 19, 1-10).
Definamos estos
términos hiperdulía y dulía:
Hiperdulía
proviene literalmente del griego hiper
que significa más allá de, sobre, encima
de.
Dulía del
griego doulos cuyo significado es siervo(a) o esclavo(a).
Este tipo de
veneración tanto a la Virgen María como a los santos se le es dada de esa forma
ya que estos fueron esclavos o siervos del Señor y esto quedó demostrado con
sus vidas de virtudes heroicas y su fidelidad a Dios y a la Iglesia. Sin duda alguna María Santísima fue la
primera en ser esclava y sierva de Dios y sus virtudes heroicas y fidelidad son
indiscutibles.
Veamos algunos ejemplos de
intercesión en la misma Biblia.
La primera que
sale a interceder en el Evangelio de San Juan (como ya había mencionado) es María
la Madre del Señor en la Boda cuando los novios ya no tenían vino (ver Juan 2, 1-12).
Las Bodas en tiempo de Jesús duraban unos siete días. Nos dice el texto que estaban en el tercer día
y ya no tenían vino. Recordemos que en
la Biblia el número siete es sinónimo de pacto (alianza), plenitud y
perfección. En lugar donde el agua
escasea tener vino (en especial para una festividad) era un lujo.
María les dice a
los sirvientes “hagan lo que
Él les diga” (Jn.
2, 5). Este será el mensaje de María
para todos los cristianos. La pregunta
debe ser: ¿seremos capaces de
entender esta gran frase de María? Estas pocas palabra pero con un
grandioso mensaje es el verdadero “evangelio
de María”. Que hagamos lo que
su Hijo muy Amado nos ha enseñado.
Jesús estaba en
Cafarnaúm estando lleno de gente el lugar donde estaba Jesús. Llevaban a un enfermo en una camilla y no les
quedó otro remedio que hacer un boquete en el techo (que usualmente era de
pajilla de caña que es un material bien fuerte). Jesús le perdono los pecados y los
fariseos estaban murmurando porque ese hombre le estaba perdonando los pecados
si solo Dios podía perdonar los pecados.
Recordemos que había un sacrificio para el perdón de los pecados
que solo se podía hacer en el Templo de Jerusalén (ver Levítico 16, 3-4).
Al ver la duda de los fariseos Jesús le dice que
es más fácil perdonar los pecados o decirle toma tu camilla y anda
(ver Marcos 2, 1-12). “Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al
paralítico: ‘Hijo, se te perdonan tus pecados’” (Mc. 2, 5). Sin duda alguna a Jesús lo movió
significativamente el gesto de intercesión, gesto de fe de los amigos del
paralitico.
San Mateo nos
narra el dialogo de Jesús con la mujer cananea quien le decía a gritos “Señor Hijo de David ten compasión de mí,
mi hija esta atormentada por un demonio” Jesús no le hizo caso
ni contesto nada y los discípulos le dijeron a Jesús, atiéndela “mira que grita como loca” (como
diríamos en el Caribe). Después de una
corta pero profunda conversación con esta mujer el Señor reconoció la grandeza
de su fe y su hija quedo sanada (ver Mateo 15, 21-28).
En tiempos de
Jesús un esclavo era considerado parte de la familia. En las conversiones cristianas en tiempo de
los apóstoles vemos como eran bautizados todos en la casa [esto incluía a los
esclavos, el orden social de la época era el siguiente: el hombre (jefe de la casa), la mujer, los niños
y los esclavos.
Nota aparte: ¿si
se bautizaban los esclavos no se iban a bautizar a los niños? (ver la Carta a Filemón cuyo esclavo era Onésimo por el cual Pablo
intercede)].
El Centurión (o
Capitán) Romano le pide a Jesús que cure a su esclavo. Al Jesús encaminarse a la casa a curar el
sirviente el centurión le dice “Señor yo no
soy digno de que entres en mi casa di una sola palabra y mi sirviente sanara”. Jesús reconoció la fe tan grande de este
soldado romano y al llegar a la casa el sirviente estaba sano (ver Lucas 7, 1-10).
Jesucristo es el Mediador ante el Padre Dios por nuestros
pecados. Él no es un niño alcahuete de
mandado. Nos debemos preguntar ¿Por qué Jesucristo es Mediador entre el Padre Dios
y los hombres? Ya mencionamos
que el Libro del Levítico nos habla del Sacrificio por los pecados (ver Levítico 16, 3-4). La Mediación
de Jesús es sacerdotal y es por nuestros pecados.
Definamos lo que
es sacrificio.
Sacrificio
proviene del latín sacrificium. Este término en latín lo dividiremos
en dos términos: sacrum y facere que significa literalmente hacer algo sagrado, o convertir algo en sagrado, pero
a su vez se define como separado.
Este sacrificio
del perdón de los pecados (Antigua Alianza) lo sustituye Cristo con su
Sacrificio en la Cruz (Nueva Alianza).
La Carta a los Hebreos nos expresa que desde Aaron los Sumo Sacerdotes
tenían que ofrecer sacrificios por sus pecados (ver Lev. 16, 3-4;
leer Cap. 7 Carta a los Hebreos). Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote según
el Rito de Melquisedec (ver Salmo
110, 4;
Hebreos 7, 15-19)
y a la vez es la Victima Sin Mancha
que se entra así misma para el sacrificio. Por estas razones y especialmente porque
realizo la voluntad de Dios Padre, Él es Mediador y porque Él es Mediador es
Sumo y Eterno Sacerdote.
El Libro del
Levítico nos enseña que la naturaleza y el objeto del sacrificio no estaban en
la acción de matar la víctima sino en el acto de rociar la sangre. De esta misma forma el sacrificio de Cristo
no tiene su razón de ser en la cruz como tal sino más bien que desde la cruz
Cristo derramo (rociar) su sangre para cumplir la redención que se nos tenía
prometida desde el Génesis (ver Gn.
3, 14-15). Aunque los
golpes y torturas de los verdugos causo el derramamiento de sangre en
Jesús, fue Este quien voluntariamente ofreció su Sangre (no los verdugos) a
Dios en espíritu de sacrificio.
Según indica el
Padre Jordi Rivero: “En el
sacrificio de la Cruz Cristo actúa como único sacerdote porque solo El ofrece
libremente Su Sangre para ganarnos la redención. Con el sacrificio de la Cruz cesa para
siempre la necesidad de hacer sacrificios de animales. Cristo es el Cordero sacrificado cuya
eficacia para redimirnos es infinita” (Padre Jordi Rivero www.corazones.org/diccionario/sacrificio.htm).
Ahora bien si ya
conocemos porque Cristo Jesús es único mediador entre Dios y los hombres es muy
recomendable preguntarnos: ¿Quién puede participar de la Mediación de
Jesús? En de vital importancia recordar
que San Pablo y la mayoría de los Apóstoles escribían en griego koiné (griego común) y de hecho la
liturgia era celebrada en griego en los primeros tres siglos del
cristianismo. “Dios es único, y único (uno) también es
el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que en el tiempo
fijado dio el testimonio: se entregó para rescatar a todos” (1Tim. 2, 5-6).
Unico en griego es
"heis" que significa "uno" pero
aquí este uno NO ES
excluyente ni absoluto.
Por otro lado San Pablo no escribió “mono” (en griego) que también significa uno pero que en este caso SI ES excluyente y absoluto. Viendo el contexto es muy importante ver los versículos
del 1 al 4 anterior a este texto que ya había mencionado.
“Ante todo, te
recomiendo que se hagan peticiones, oraciones,
súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos
y por todas las autoridades, para
que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto es
bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad”
(1Tim. 2, 1-4).
Por eso también Jesús
en el evangelio nos dice: “Les aseguro que todo
lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre” (Juan 16, 23).
Otros textos similares nos dicen: “Y yo
haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si ustedes me piden algo en
mi Nombre, yo lo haré” (Juan
14, 13-14). “Todo
lo que pidan en la oración, con tal de que crean, lo recibirán” (Mateo 21, 22).
Recordemos que
mencione que el (la) mediador(a) conoce muy a ambas partes y por lo tanto
este(a) puede ser imparcial. Tomemos
nuevamente el ejemplo de la Boda en Cana de Galilea (ver Juan 2, 1-12) María sin duda alguna conocía a los
novios y posiblemente tenían alguna parentela y por su puesto conocía muy bien
(mejor que nadie) a su Hijo. Como podríamos
deducir María además de interceder también está mediando por los novios.
Recordemos que la mediación de Cristo Jesús es sacerdotal la cual es realizada por nuestros pecados. La mediación de María, aunque participa de la
de su Hijo, era por una necesidad temporal.
Por eso todos los bautizados de la misma forma que estamos llamados a
cumplir la Triple Misión de Cristo de ser
sacerdotes, reyes y profetas podemos y debemos participar la mediación de Cristo cuando en oración
intercedemos unos por los otros.
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