Pregunta:
¿Por
qué Jesús eligió a Judas (el traidor) como apóstol si este lo traicionaría,
sabía que lo iba a traicionar, no sabía y si sabía lo eligió solo para
condenarlo? Pregunta hecha vía Facebook.
Respuesta:
Partamos de la premisa que Jesús (El Verbo) la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad al Encarnarse era (y es) verdadero hombre y
verdadero Dios. Esto es un dogma de
nuestra Iglesia Católica. Esto significa
que toda la humanidad de Jesús es divina y toda la divinidad del Señor es
humana. El hagiógrafo o autor sagrado de
la Carta a los Hebreos nos dice que Jesús se hizo semejante a nosotros menos en
el pecado (ver Hb. 4, 15).
¿Qué implica todo esto que he dicho previamente? Como humano Jesús tuvo que aprender todo lo
que aprende en su vida diaria un ser humano.
Aprendió a hablar, a caminar, a leer, a razonar, etc., etc., etc.
Como Dios, Jesús lo sabía todo pero aun así Él tuvo que
someterse a las “normas de juego” de la humanidad. O sea en otras palabras siendo Dios Jesús es
omnisapiente. De esto no debe haber
ninguna duda. Pero aun así, no dejo que
su parte divina de se impusiera a la fuerza.
Por eso San Pablo dirá que Jesús siendo Dios se abajo para dejar “sobresalir”
o resaltar a su humanidad (ver Fil. 2, 6).
Ahora bien, hay otras razones teológicas que hay que
tener muy presentes.
San Pedro en los Hechos de los Apóstoles nos narra cómo
Judas Iscariote guiaba a los guardias y líderes religiosos del Templo de
Jerusalén para arrestar a Jesús (ver Hch. 1, 16-22). Aquí la citar al Libro de los Salmos que nos
dice que se tenía que cumplir la Escritura sobre lo que Judas Iscariote había realizado
al entregar al Señor. Aquí Pedro primero
nos dice: “que sus poblados se queden desiertos y nadie habite en sus carpas”
(Sal. 69, 26) y además este indica: “que sean pocos sus días y que otro ocupe
su cargo” (Sal. 109, 8).
Jesús eligió a doce para nombrarlos apóstoles es decir
que el Señor los eligió para una misión muy particular y única dentro de la
Iglesia.
Para entender esto hay conocer el contexto histórico
del Pueblo que Dios de eligió para sí mismo, Israel. Más aun podríamos ir más allá, podríamos
remontarnos a la misma creación.
Los números en la Palabra de Dios poseen tres
significados distintos y estos son:
cantidad, simbolismo y mensaje.
Hay números en la Biblia que no encierran ningún
simbolismo ni mucho menos poseen algún significado oculto (ver 1Re 18, 1; Jn.
11, 18) simplemente indican cantidad.
Hay números en la Biblia que representa algún concepto
o idea. También en ocasiones estos suelen expresar algún mensaje distinto que
muchas veces lo aventaja y hasta lo sobrepasa.
Veamos algunos ejemplos:
Número 1 simboliza a Dios (ver Mt. 19, 17; Jn. 10,
30). En estos y otros casos similares se
enfatiza la exclusividad, el primado y la excelencia de Dios.
Número 2 representa al hombre (ver Mt. 20,
30; Mt. 26, 60). Este simbolismo
acontece debido a la dualidad y división interior que poseemos los seres
humanos entre la gracia (don de Dios) y el pecado.
Número 3 representa la totalidad (ver Gn.
6, 10; Is. 6, 3 {3x2=6}; Mt. 26, 34). Algunos biblistas consideran una razón
para esto podría ser las tres dimensiones de nuestro tiempo (cronos) pasado,
presente y futuro.
Número 7 (contiene el simbolismo más
conocido) representa la plenitud, la perfección. Dentro de este contexto hay
que distinguir que el 7 también simboliza el pacto o sea la Antigua Alianza que
Dios hizo con su Pueblo Elegido (Israel) y la Nueva Alianza que Cristo Jesús le
dejo a la Iglesia para que sea portadora de su Amor infinito.
Algunos textos bíblicos que nos dejan este
simbolismo del número 7. El más común
suele ser representado por San Mateo en su evangelio cuando el Señor nos pide
que debemos perdonar 70 veces 7 (ver Mt. 18, 21-22).
Otro ejemplo de esto lo son las 7 Iglesias
del Asia del Apocalipsis (ver Ap. 2, 1-7; Ap. 2, 8-11; Ap. 2, 12-17; Ap. 2,18-29; Ap.
3,1-6; Ap. 3,7-13; Ap. 3,14-22). Estos
mensajes a las Iglesias usualmente comienzan por la expresión “conozco”. Ya que Dios lo conoce todo pero sobretodo
conoce todo lo que sucede en la Iglesia sea bueno o malo.
Las siete lámparas o candelabros de fuego
que representan a los 7 espíritus de Dios o Dones del Espíritu Santo (ver Ap.
4, 5). San Victorino (murió mártir cerca
del 303 d.C.) nos brinda la relación y escrito más antiguo (en latín) sobre
este tema de las siete lámparas del Libro del Apocalipsis como los 7 dones del
Espíritu Santo.
Ahora bien, retomemos nuevamente nuestra
pregunta inicial. Pero para comenzar a
contestar esta interrogante debemos volver a la simbología de los números
nuevamente pero esta vez con el número doce (12).
El número 12 en todo su contexto bíblico
representa la elección o el escoger algo por parte de Dios. Esto creo que es muy fácil de entender, según
mi humilde opinión.
Dios se escogió para sí mismo un pueblo con
12 tribus que conocemos como Israel (ver Gn. 12, 1-7; Dt. 7, 6-14). El evangelio nos dice que Jesús escogió a sus
doce apóstoles (apóstol = enviado) después de una noche de oración (ver Mt. 10,
1-7; Mc. 6, 6-13; Lc. 6, 12-16*; Lc. 9,
1; Hch. 1, 13-14). O sea como solía
decir mi abuelo (y yo lo repito) “Dios sabe lo que hace y porque lo hace”.
Recordemos que Jesús cumplía siempre el
Plan de Dios o la Voluntad de su Padre (ver Jn. 6, 40). Podemos decir sin duda alguna que era la
voluntad de Dios que Jesús eligiera a doce apóstoles. Hay una expresión que dice que “Dios
escribe derecho por renglones torcidos”.
Teniendo en cuanta todo esto hay indicar que Jesús no podía despedir a
Judas porque estaría faltando a la voluntad de su Padre Dios.
Hay que tener muy en cuenta que es Jesús
quien los escogió a los doce (ver Jn. 6, 70) pero además conocía el corazón
humano con mayor razón el de aquellos que convivían con El (ver Jn. 13, 18).
San Pablo luego más adelante a las primeras
comunidades de cristianos les enseñara que los dones y las llamadas de Dios son
inapelables (ver Rm. 11, 29).
Teniendo todo esto en cuenta si Jesús quería
ser fiel y obediente a su Padre Dios no tenía otra que hacer sino que ser dócil
a voluntad del Padre. Cuando Jesús nos
dice que negocio tiene el amar a quienes nos aman y no a quienes son nuestros
enemigos y contrarios sin duda alguna lo dijo por experiencia propia.
Nos podemos imaginar a Jesús en la Oración
en el Huerto de Getsemaní (Huerto de los Olivos) profundo de su que dentro de
lo más corazón pedirle al Padre que Judas Iscariote no hiciera lo que estaba
por hacer o sea el entregar al Hijo del
Hombre. Claro está sabemos muy bien que
esta oración concluyo Jesús aceptando la voluntad de su Padre (Mt. 26, 36-46;
Mc. 14, 32-42; Lc. 22, 39-53; Jn. 18, 1-2).
Como bien sabemos esta oración concluye con el hecho de Jesús pidiéndole
al Padre Dios que se hiciera la voluntad de Este.
¿Qué podemos aprender de esta traición de
Judas Iscariote?
Aunque no suelo contestar una pregunta con
otra pregunta en esta ocasión si lo voy hacer.
Al menos así comenzare a contestar dicha pregunta.
¿Cuál es la diferencia entre el pecado de
Judas (traición) y el pecado de Pedro (negación)? Podríamos decir que ambos hicieron examen de conciencia
o sea que ambos estaban conscientes de su pecado. Pedro se arrepintió y confió en la
misericordia de Dios mientras que con Judas no fue así.
Cualquiera de nosotros podría caer como
Judas si en “la misericordia de Dios ‘no nos ofrecemos a nosotros mismos’
como una víctima viva, santa y agradable a Dios” (cf. Rm. 12, 1).
Muy personalmente yo creo que cuando leemos
estos textos sobre la traición de Judas entregando al Señor, nos debemos
enfocar más en las aptitudes del Jesús. Nos debemos enfocar en su amor, su compasión, y
su gran misericordia.
Recordemos que los demás apóstoles con excepción
de Juan el Evangelista también brillaron por su ausencia y dejaron solo al Señor
en los momentos más difíciles de Jesús.
¿Qué nos dice esto? Que ninguno de nosotros estamos exentos de
caer y traicionar al Señor y la Iglesia. Por eso debemos siempre estar atentos y vivir
nuestra vida cristiana en la caridad (amor hecho acción) fraterna, en la oración
y en la vida sacramental para no caer y para no vivir del “ADN y del espíritu”
de Judas Iscariote.
¡Que María Santísima la Madre de Nuestros Señor
Jesucristo que desde el silencio supo serle fiel al Señor y de esta forma
cumplir la Voluntad de Dios ore e interceda por nosotros! Para que seamos fieles discípulos de su Hijo y
así cumplamos la vocación personal a la
que el mismo Dios nos llama.
Dios… Bendiga… Amén… O:)
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