30 de mayo de 2016

Preguntas & Respuestas: ¿Por qué Jesús eligió a Judas Iscariote?

Pregunta:
¿Por qué Jesús eligió a Judas (el traidor) como apóstol si este lo traicionaría, sabía que lo iba a traicionar, no sabía y si sabía lo eligió solo para condenarlo?  Pregunta hecha vía Facebook.

Respuesta:
Partamos de la premisa que Jesús (El Verbo) la Segunda Persona de la Santísima Trinidad al Encarnarse era (y es) verdadero hombre y verdadero Dios.  Esto es un dogma de nuestra Iglesia Católica.  Esto significa que toda la humanidad de Jesús es divina y toda la divinidad del Señor es humana.  El hagiógrafo o autor sagrado de la Carta a los Hebreos nos dice que Jesús se hizo semejante a nosotros menos en el pecado (ver Hb. 4, 15).
¿Qué implica todo esto que he dicho previamente?  Como humano Jesús tuvo que aprender todo lo que aprende en su vida diaria un ser humano.  Aprendió a hablar, a caminar, a leer, a razonar, etc., etc., etc. 
Como Dios, Jesús lo sabía todo pero aun así Él tuvo que someterse a las “normas de juego” de la humanidad.  O sea en otras palabras siendo Dios Jesús es omnisapiente.  De esto no debe haber ninguna duda.  Pero aun así, no dejo que su parte divina de se impusiera a la fuerza.  Por eso San Pablo dirá que Jesús siendo Dios se abajo para dejar “sobresalir” o resaltar a su humanidad (ver Fil. 2, 6).
Ahora bien, hay otras razones teológicas que hay que tener muy presentes. 
San Pedro en los Hechos de los Apóstoles nos narra cómo Judas Iscariote guiaba a los guardias y líderes religiosos del Templo de Jerusalén para arrestar a Jesús (ver Hch. 1, 16-22).  Aquí la citar al Libro de los Salmos que nos dice que se tenía que cumplir la Escritura sobre lo que Judas Iscariote había realizado al entregar al Señor.  Aquí Pedro primero nos dice: “que sus poblados se queden desiertos y nadie habite en sus carpas” (Sal. 69, 26) y además este indica: “que sean pocos sus días y que otro ocupe su cargo” (Sal. 109, 8).
Jesús eligió a doce para nombrarlos apóstoles es decir que el Señor los eligió para una misión muy particular y única dentro de la Iglesia.
Para entender esto hay conocer el contexto histórico del Pueblo que Dios de eligió para sí mismo, Israel.  Más aun podríamos ir más allá, podríamos remontarnos a la misma creación.
Los números en la Palabra de Dios poseen tres significados distintos y estos son: cantidad, simbolismo y mensaje
Hay números en la Biblia que no encierran ningún simbolismo ni mucho menos poseen algún significado oculto (ver 1Re 18, 1; Jn. 11, 18) simplemente indican cantidad.
Hay números en la Biblia que representa algún concepto o idea. También en ocasiones estos suelen expresar algún mensaje distinto que muchas veces lo aventaja y hasta lo sobrepasa. 
Veamos algunos ejemplos:
Número 1 simboliza a Dios (ver Mt. 19, 17; Jn. 10, 30).  En estos y otros casos similares se enfatiza la exclusividad, el primado y la excelencia de Dios.
Número 2 representa al hombre (ver Mt. 20, 30; Mt. 26, 60).  Este simbolismo acontece debido a la dualidad y división interior que poseemos los seres humanos entre la gracia (don de Dios) y el pecado.
Número 3 representa la totalidad (ver Gn. 6, 10; Is. 6, 3 {3x2=6}; Mt. 26, 34). Algunos biblistas consideran una razón para esto podría ser las tres dimensiones de nuestro tiempo (cronos) pasado, presente y futuro.
Número 7 (contiene el simbolismo más conocido) representa la plenitud, la perfección.                                      Dentro de este contexto hay que distinguir que el 7 también simboliza el pacto o sea la Antigua Alianza que Dios hizo con su Pueblo Elegido (Israel) y la Nueva Alianza que Cristo Jesús le dejo a la Iglesia para que sea portadora de su Amor infinito.
Algunos textos bíblicos que nos dejan este simbolismo del número 7.   El más común suele ser representado por San Mateo en su evangelio cuando el Señor nos pide que debemos perdonar 70 veces 7 (ver Mt. 18, 21-22).
Otro ejemplo de esto lo son las 7 Iglesias del Asia del Apocalipsis (ver Ap. 2, 1-7; Ap.    2, 8-11; Ap. 2, 12-17; Ap. 2,18-29; Ap. 3,1-6; Ap. 3,7-13; Ap. 3,14-22).  Estos mensajes a las Iglesias usualmente comienzan  por la expresión “conozco”.  Ya que Dios lo conoce todo pero sobretodo conoce todo lo que sucede en la Iglesia sea bueno o malo.
Las siete lámparas o candelabros de fuego que representan a los 7 espíritus de Dios o Dones del Espíritu Santo (ver Ap. 4, 5).  San Victorino (murió mártir cerca del 303 d.C.) nos brinda la relación y escrito más antiguo (en latín) sobre este tema de las siete lámparas del Libro del Apocalipsis como los 7 dones del Espíritu Santo.
Ahora bien, retomemos nuevamente nuestra pregunta inicial.  Pero para comenzar a contestar esta interrogante debemos volver a la simbología de los números nuevamente pero esta vez con el número doce (12).
El número 12 en todo su contexto bíblico representa la elección o el escoger algo por parte de Dios.  Esto creo que es muy fácil de entender, según mi humilde opinión.
Dios se escogió para sí mismo un pueblo con 12 tribus que conocemos como Israel (ver Gn. 12, 1-7; Dt. 7, 6-14).  El evangelio nos dice que Jesús escogió a sus doce apóstoles (apóstol = enviado) después de una noche de oración (ver Mt. 10, 1-7; Mc. 6, 6-13;  Lc. 6, 12-16*; Lc. 9, 1; Hch. 1, 13-14).  O sea como solía decir mi abuelo (y yo lo repito) “Dios sabe lo que hace y porque lo hace”.
Recordemos que Jesús cumplía siempre el Plan de Dios o la Voluntad de su Padre (ver Jn. 6, 40).  Podemos decir sin duda alguna que era la voluntad de Dios que Jesús eligiera a doce apóstoles.  Hay una expresión que dice que “Dios escribe derecho por renglones torcidos”.  Teniendo en cuanta todo esto hay indicar que Jesús no podía despedir a Judas porque estaría faltando a la voluntad de su Padre Dios.
Hay que tener muy en cuenta que es Jesús quien los escogió a los doce (ver Jn. 6, 70) pero además conocía el corazón humano con mayor razón el de aquellos que convivían con El (ver Jn.  13, 18).
San Pablo luego más adelante a las primeras comunidades de cristianos les enseñara que los dones y las llamadas de Dios son inapelables (ver Rm. 11, 29).
Teniendo todo esto en cuenta si Jesús quería ser fiel y obediente a su Padre Dios no tenía otra que hacer sino que ser dócil a voluntad del Padre.  Cuando Jesús nos dice que negocio tiene el amar a quienes nos aman y no a quienes son nuestros enemigos y contrarios sin duda alguna lo dijo por experiencia propia.
Nos podemos imaginar a Jesús en la Oración en el Huerto de Getsemaní (Huerto de los Olivos) profundo de su que dentro de lo más corazón pedirle al Padre que Judas Iscariote no hiciera lo que estaba por hacer o sea el  entregar al Hijo del Hombre.  Claro está sabemos muy bien que esta oración concluyo Jesús aceptando la voluntad de su Padre (Mt. 26, 36-46; Mc. 14, 32-42; Lc. 22, 39-53; Jn. 18, 1-2).  Como bien sabemos esta oración concluye con el hecho de Jesús pidiéndole al Padre Dios que se hiciera la voluntad de Este.
¿Qué podemos aprender de esta traición de Judas Iscariote? 
Aunque no suelo contestar una pregunta con otra pregunta en esta ocasión si lo voy hacer.  Al menos así comenzare a contestar dicha pregunta.
¿Cuál es la diferencia entre el pecado de Judas (traición) y el pecado de Pedro (negación)?  Podríamos decir que ambos hicieron examen de conciencia o sea que ambos estaban conscientes de su pecado.  Pedro se arrepintió y confió en la misericordia de Dios mientras que con Judas no fue así.
Cualquiera de nosotros podría caer como Judas si en “la misericordia de Dios ‘no nos ofrecemos a nosotros mismos’ como una víctima viva, santa y agradable a Dios” (cf. Rm. 12, 1).
Muy personalmente yo creo que cuando leemos estos textos sobre la traición de Judas entregando al Señor, nos debemos enfocar más en las aptitudes del Jesús.   Nos debemos enfocar en su amor, su compasión, y su gran misericordia.
Recordemos que los demás apóstoles con excepción de Juan el Evangelista también brillaron por su ausencia y dejaron solo al Señor en los momentos más difíciles de Jesús. 
¿Qué nos dice esto?  Que ninguno de nosotros estamos exentos de caer y traicionar al Señor y la Iglesia.  Por eso debemos siempre estar atentos y vivir nuestra vida cristiana en la caridad (amor hecho acción) fraterna, en la oración y en la vida sacramental para no caer y para no vivir del “ADN y del espíritu” de Judas Iscariote.
¡Que María Santísima la Madre de Nuestros Señor Jesucristo que desde el silencio supo serle fiel al Señor y de esta forma cumplir la Voluntad de Dios ore e interceda por nosotros!  Para que seamos fieles discípulos de su Hijo y así cumplamos la vocación personal a la que el mismo Dios nos llama.

Dios… Bendiga… Amén… O:) 

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