Seguramente te han
preguntado alguna que otra vez ¿Cómo es eso que María es
Madre de Dios si Dios existe desde la eternidad?
A este servidor por sus
distintas facetas (catequista, predicador, teólogo, etc.) me suelen hacer está pregunta
e con bastante frecuencia. Son varias
las veces que escrito sobre este tema en mí Blog: Catequesis de Adultos. Bueno, uno más no está demás.
Solo espero que él Espíritu
Santo me asista al tratar de explicar este misterio de la fe cristiana-católica.
Yo diría que en eso estriba la cosa, en que estamos hablando de un misterio de
fe. Él misterio dentro del cristianismo
es todo aquello que Dios va revelando pero que no podemos entender del
todo. Cómo diría mi hermano Frank
Morrera “los misterios son para creerlos
no para entenderlos”.
Hoy la liturgia nos
presenta el Evangelio de San Lucas (Lc. 2, 16-21). Los pastores llegan a donde estaban
(posiblemente una cueva que era la forma común de crear los pesebres usualmente
cercana a las casas) José, María y Jesús recién nacido a rendirle tributos al
Niño Dios. Es muy prudente recordar que
fue él ángel del Señor quién les anunció la Buena Nueva a los pastores (ver Lc.
2, 8-12).
Es importante saber ¿Por
qué sé le anuncio a los pastores e no otros?
Los pastores eran considerados proscritos, vagabundos e por ende eran
marginados. La mayoría de estos no sabían
leer e por consecuencia lógica no podían participar de culto de las sinagogas e
mucho menos del Templo de Jerusalén. Aquí
vemos entonces cómo Dios da en primer lugar la noticia de Hijo Dios a los que
estaban considerados cómo los más deplorables.
Vemos cómo estos que eran considerados cómo desagradables pasan a ser
los primeros bienaventurados del Reino de Dios que más tarde él mismo Jesús predicaría.
La controversia sobre
este tema data desde los primeros siglos del cristianismo. Desde él mismo inicio del cristianismo los
cristianos solían llamar a María cómo la Theotokos
que significa en griego “la que parió a
Dios”. ¿Cómo se sabe esto? Por los hallazgos arqueológicos de las
catacumbas tanto en Roma cómo en Éfeso. Recordemos que ambas comunidades fueron
fundadas en él siglo primero d.C. Más aún
la comunidad eclesial de Roma fue fundada antes que Pedro llegase a esta.
Pues buen cómo sabemos
Dios es Padre, Hijo e Espíritu Santo. De
estas tres divinas personas él Hijo que desde la eternidad ha sido él Verbo una
vez que él ángel Gabriel le anuncia que será Madre del Hijo de Dios, este pasa
a ser él Verbo Encarnado. Entonces
tenemos que María es Madre de Jesús él Verbo Encarnado él Hijo de Dios (ver Lc.
1, 26-38; Mt. 1, 20-23). Si afirmamos
que Jesús es él Hijo de Dios (ver Lc. 1, 32) entonces decimos que él Hijo de
Dios es Dios (valga la redundancia) por lo tanto (e no cabe otra e sé cae de la
mata… cómo decimos en mí Bella Borinquén) María es la Theotocos o sea “la que dio a luz al Mesías (Cristo) al Hijo
de Dios”.
Para que quede muy
claro, aquí no decimos que parió al Padre ni al Espíritu Santo, vuelvo insisto
para nada. Por el contrario, por
voluntad del Padre y por obra del Espíritu Santo (ver Lc. 1, 35) María dio a
luz a la Segunda Persona Divina de la Santísima Trinidad que desde la Eternidad
ha sido él Verbo (ver Jn. 1, 1-2) y una vez en el vientre de María paso a ser él
Verbo Encarnado cómo mencione previamente.
Se
han encontrado tablillas de barro que indican la oración a María madre de Dios
desde tempranas épocas de la Iglesia. Ya en el siglo III encontramos en Egipto
la famosa oración Sub Tum Praesidium: “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las
súplicas que te hacemos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo
peligro ¡Oh virgen gloriosa y bendita!”
La
Maternidad Divina de María fue declarado dogma de la Iglesia en él Concilio de Éfeso
en él año 431 d.C. Nectorio (siglo V) quién fuera Patriarca de Constantinopla
enseñaba que en Cristo había dos naturalezas una humana e otra divina. Este predicaba que estas dos naturalezas no
estaban unidas que por lo tanto María no era madre de Dios sino que solo ella
era madre del hombre. Este obispo y patriarca
decía que Jesús nació hombre de María e que más tarde asumió su divinidad (más tarde
algunos añadarían que asumió su divinidad en su Bautismo).
En
él Credo proclamamos que Jesús es “verdadero
Dios e verdadero Hombre” y la Iglesia que es Madre e Maestra nos enseña que
en Él hay solo una sola naturaleza. Esto
básicamente quiere decir que todo lo divino en Jesús es humano y viceversa. Resumiendo este Concilio de Éfeso definió él dogma
de la Maternidad Divina de María. Hay que
resaltar que esto no sé definió así para resaltar la figura de María sino más bien
para establecer de forma precisa definitivamente la verdadera ortodoxia (recta
doctrina) que la Iglesia ha proclamando sobre él Señor desde los tiempos
apostólicos.
Uno
lógicamente pensando diría que después que la Iglesia estableció este dogma “chuculum… chuculum… todo mundo pa’ su casa”
porque todo ya está resuelto en este asunto.
Bueno por siglos esto fue así hasta que la reforma protestante
especialmente con los reformadores que entraron al panorama después de Lutero y
Calvino.
Claro
está, después de esto se ha formado “una
controversia de los pastores” que día de hoy sigue vigente. Una impresión que yo tengo cómo teólogo es que
entre teólogos protestantes y católicos no hay una controversia enfrascada o
desorientada. Los que si yo veo con
mucha frecuencia que los miembros de las distintas comunidades protestantes
(los que son más fanáticos o sectarios) son los que más cuestionan a los católicos. Yo casi podría adivinar que su cuestionamiento
en temas cómo este sé debe también a buscar información que muchas veces sus
pastores no pueden o no le saben dar.
¿Qué nos resta por hacer
a los católicos? Por una parte, a los
laicos (al Pueblo de Dios) nos toca seguir más de cerca las exhortaciones del
Papa e su Magisterio. Para eso la
Iglesia Católica tiene unos medios de comunicaciones que nos mantienen al día en
cuanto la Iglesia es, debe ser e será siempre siendo fiel a Cristo. Recordemos que la Iglesia no es solo él Papa,
los Obispos (en comunión con él Papa), él clero (ya sea religioso o diocesano). Además de estos estamos los laicos y tenemos una
gran responsabilidad en la Iglesia y para la sociedad. Pero para esto tenemos que crear conciencia
de nuestro compromiso bautismal e dar lo mejor de nosotros para él anuncio del Reino
de Dios.
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