24 de marzo de 2018

Domingo de la Pasión del Señor (ciclo B): Es Domingo de Ramos, pero aun no ha finalizado la Cuaresma…


Para muchos católicos sean o no practicantes suelen pensar que la Cuaresma en cuanto a tiempo litúrgico sé refiere, termina el Domingo de Ramos.  La verdad es que no es así la cuaresma finaliza el Jueves Santo a la hora de nona o sea a las tres de la tarde.
“El tiempo de Cuaresma va desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor exclusive” {Beato Papa Pablo VI; Carta Apostólica ‘Mysterii Paschalis’[1] (MP) # 28}.  Nótese que este texto nos dice ‘exclusive’ o sea que ‘no incluye’ o que ‘no forma parte de’.
¿Por qué hago dicha aclaración?  Porque con la ‘Misa de la Cena del Señor’ da inicio lo que sé conoce cómo el Triduo Pascual.  Algunos seguramente me preguntaran ¿Qué sucede o donde quedan los domingos de cuaresmas?  Esto es lo que nos dice el MP # 30: “Los domingos de este tiempo reciben el nombre de domingo I, II, III, IV, V de Cuaresma. El domingo sexto, en que comienza la Semana Santa, es llamado domingo de Ramos en (de) la Pasión del Señor”.
Para entender lo que sucede litúrgicamente hablando con cada domingo hay que ir casi al inicio de este mutu propio de Pablo VI.   “En el primer día de cada semana, llamado día del Señor o domingo, la Iglesia, según una tradición apostólica que tiene sus orígenes en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual. Así pues, el domingo ha de ser considerado como el día festivo primordial” (MP # 4).
Aquí básicamente nos dice que todo domingo por ser el día en que el Señor resucitó es ‘domingo pascual’.  Por esa razón es que todo domingo dentro de la liturgia es domingo pascual por eso después de la consagración en la Sagrada Liturgia Dominical (Santa Misa) dentro de la Liturgia Eucarística cuando el presbítero o el obispo dice “este es el Sacramento (o Misterio) de nuestra Fe” el pueblo responde a una sola voz: “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús”.

Usualmente casi toda Celebración Eucarística Dominical comienza dentro del templo bueno en el ‘domingo de ramos’ (cómo usualmente le solemos llamar a este día litúrgico) no suele ser así (al menos que sé le este celebrando la Misa a personas minusválidas o ya muy ancianos).  Esta suele ser a fuera del templo donde haya algún área que sea propicia a realizar una procesión con los ramos.  La liturgia de este domingo inicia con la Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén y la Procesión de las Palmas (o de los Ramos)’ aquí es realizada la bendición de los ramos y la proclamación del Santo Evangelio.

En este ciclo B corresponde el Evangelio de San Marcos (Mc.  11, 1-10).  Este evangelio esta lleno de un gran simbolismo profético.  En varias oraciones están aquí contenidos los profetas en especial el profeta Zacarías (ver Zac. 9, 9).

Veamos algo del simbolismo que este evento encierra.  Aquí el entrar con un burrito simboliza reinado y por ende servicio (ver Mt. 20, 27-28).  Un simbolismo en segundo plano lo es la sencillez y por ende la humildad.  Pero estos últimos dos están subordinados al reinado y al mesianismo.   Cómo podemos apreciar aquí la sencillez y la humildad son rasgos necesarios del reinado y del servicio. 

Esta es una realidad que sé da en los cristianos gracias al Sacramento del Bautismo.  Lo que en Dios es por naturaleza en los bautizados es por la gracia.


Hoy en día hay quienes piensan que Jesús uso un burrito cómo signo de humildad y sencillez.  Al menos estas no son la causa primaria o la razón fundamental cómo ya mencioné de ser de este evento bíblico. La verdad es que aquí en este evento la humildad y sencillez sé dan, pero cómo causas secundarias. 

Hay que ser realista los ‘medios de transporte’ en los pueblos semitas eran el camello y el burro.  El profeta Zacarías había dicho que el Jerusalén debía alegrarse ya que el Mesías-Rey habría de entrar en un burrito (hijo menor de una burra) que nunca había sido montado.  En Israel, pero de manera especial en Jerusalén por la forma rocosa en que esta compuesta el terreno usar el caballo no es algo practico.  Las únicas dos opciones aquí lo son el camello y el burro.

Otro punto por destacar en este evangelio de San Marcos lo es el siguiente: “Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: ‘¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!’” (Mc. 11, 9-10).  La palabra ‘hosanna’ nos viene del griego ‘hosanna’ y significa ‘salvación’.
Puede que históricamente hablando la salvación fuera o significara algo distinta a lo que hoy en día esperásemos.  Esto tiene que ver mucho con la clase de mesías que esperaban los judíos en tiempo de Jesús.  Bueno en realidad en cierto sentido estamos retrocediendo en cuanto al significado de la palabra ‘salvación’.
Ahora bien, veamos este texto de San Marcos que citamos previamente (Mc. 11, 9-10).  Nos dice hosanna o sea estamos siendo salvados por Aquel que viene en el nombre del Señor.   Luego nos dice bendito quién viene a reinar cómo David.  Esta cita bíblica concluye diciéndonos “¡Hosanna en el cielo!” En otras palabras, nos esta diciendo que la salvación nos viene del cielo o sea de la eterna morada (o Jerusalén Celestial) del Altísimo.
En evangelio que antes comentamos es el que sé proclama para la bendición de los ramos o palmas que usualmente sé realiza afuera del templo.  Ahora estaremos comentando la lectura de Pasión según San Marcos (Mc. 14, 15–15, 47) que corresponde a el Ciclo B del calendario litúrgico.  Esta comienza en el capítulo 14 (versículo 1) y finaliza en el capítulo 15 (versículo 47) de San Marcos.
Hay que establecer muy claro que es imposible explicar este texto de la pasión y muerte de NSJC en una sola homilía (cuando la da un diácono y presbítero en la Eucaristía).  Lo mismo aplica para cuando sé escribe en forma de reflexión la pasión y muerte de NSJC.  Pero a pesar de lo antes mencionado voy a tratar de explicarla y comentarla lo mejor posible.
Ahora veamos el sentido profético y simbólico de la entrada de Jesús a Jerusalén.  Ya previamente expliqué que significaba o implicaba en que Jesús entrara en un burrito que nadie previamente hubiese montado (ver Zac. 9, 9).  Con esta forma de entrar a Jerusalén le estaba enseñando al pueblo que Judea no necesita un rey al estilo de los países circuncidantes a Israel.  Sino más bien, sin armas y sin violencia usando el servicio (ver Mt. 20, 27-28) a los demás nos muestra cómo debía entenderse el reinado y mesianismo de Jesús. 
Veamos ahora el sentido pragmático (practico) y teológico de este texto.  Este texto esta lleno de un gran sentido de la misión que el Padre le había encomendado al Hijo.  Cómo explicaba en las reflexiones que realice hace varias semanas atrás sobre las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, la principal misión o vacación de Jesús fue realizar la voluntad del Padre.  La redención y salvación son consecuencias directas de la realización de la voluntad o misión que el Padre le había encomendado.
Cómo ya he explicado la misión y vocación no consistía en hacer cosas inentendibles o complicadas sino más bien esta conllevaba hacer cosas practicas (curar o sanar enfermos por ej.).  Cómo ya he mencionado en otras ocasiones y muy bien ha dicho me hermano Frank Morera la teología cristiana es la “teología del sentido común”.  Algo similar podríamos decir sobre Jesús, sus enseñanzas son “pedagogías del sentido común”.  El ejemplo más típico de esto lo son las Bienaventuranzas y más aún todo el Sermón del Monte (capítulo 5 de San Mateo).
¿Qué significación actual podríamos sacar de este texto matéano?  Este texto esta impregnado de un grandioso sentido esperanzador.  El verdadero amor solo nos llega por medio de la entrega plena y oblativa.  En este sentido es fácil entender porque nos dice “nadie me quita la vida, sino que yo mismo la entrego” (Jn. 10, 18).  Es Cristo Jesús quién entrega plenamente su vida por nosotros, esa es la entrega oblativa en el más amplio sentido de la palabra.
  
“Destruyan este templo y yo lo reconstruiré en tres días” (Jn. 2, 19).  Aunque esta cita no esta en el texto evangélico de hoy quisiera incluirla y comentarla ya que esta posee un enorme sentido cristológico-eclesial el cuál es necesario para la reflexión de este evangelio. 
Personalmente cuando yo voy para Santa Misa dominical no suelo decir que “voy para la Iglesia” sino más bien suelo decir “voy para la parroquia” (o voy al templo).  No sé nos debe olvidar que desde nuestro Bautismo ya somos Iglesia o sea miembros de la Iglesia que Cristo fundo.   Yo no digo que decir “vamos para la Iglesia” este mal, sino que “somos iglesia” sin importar donde estemos o para donde vayamos.
Jesús desde la Cruz plasma las ultimas pinceladas de la Iglesia.  Desde el costado de Cristo del cuál brotó sangre y agua.  Con este acto emergen los Sacramentos del Bautismo y el de la Eucaristía.  Con el primero que hijos adoptivos de Dios y nos hace hijos de la Iglesia y el segundo que nos alimenta para el caminar espiritual.  En este sentido, las palabras que repetimos de Juan el Bautista en la Santa Misa: “este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn. 1, 29) son palabras y una realidad con profundo significación cristológica-eclesial y todo gracias a la muerte del Señor en la Cruz. 
Vamos que San Ambrosio de Milán (quién bautizo a San Agustín) va más allá y lo expresa de la siguiente forma: “del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la cruz” (Ver CIC # 766).  Porque la verdad es que antes de que naciera los sacramentos tenía que nacer la Iglesia.  No puede haber Sacramentos sin la Iglesia y viceversa.
La redención y la salvación la obtenemos por medio de la obediencia (cumplimiento de la voluntad) del Verbo Encarnado hacía el Abba-Padre.  Muriendo en la Cruz Jesús nos asegura la redención y la salvación, pero debemos trabajarlas arduamente, estas no son de gratis. 
Lo bueno de todo esto es que el Señor y su Santo Espíritu nos ponen los medio o herramientas para buscar y trabajar la salvación.  Primero desde su Ministerio Publico nos deja, nos funda  la Iglesia.  Para darnos la gracia (santificante y sacramental) instituye los sacramentos.  Además enseñándonos el Padre Nuestro cómo modelos de la oración nos deja (valga la redundancia) la oración.   Además la Iglesia cómo Madre y Maestra nos ofrece la dirección espiritual.
Para Jesús la Cruz no fue instrumento de tortura cómo muchos pensaran.  Para el Señor la Cruz sé transformo en vía de amor y por medio de la caridad (amor hecho acción) fraterna.  En este sentido el ‘camino al calvario’ dio inicio desde inicio su Vida Publica.  Para el Señor la Cruz sé convirtió en su ‘Altar Mayor’ o sea camino de redención y salvación.
Pidamos al Espíritu Santo que en esta Semana Santa (Semana Mayor) podamos crecer en amor y entrega oblativa tal cómo lo fue Jesús. 
María Santísima Madre del Amor que sé dio en entrega oblativa hasta las ultimas consecuencias ora e intercede por todos tus hijos.


[1] Esta carta escrita en forma de “mutu propio” lamentablemente no esta traducida al español en el sitio web del Vaticano y solo existe versiones resumidas en ingles, italiano, latín y portugués.  La pagina web de ACI Prensa tiene esta carta completa traducida al español y les incluyo para su beneficio dicho enlace Carta Apostólica ‘Mysterii Paschalis’ (tanto en el texto de esta reflexión cómo en esta nota al calce).

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