Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que, guiados por tu
Santo Espíritu...
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que, guiados por tu
Santo Espíritu, nos examinemos
y sepamos pedir perdón por todos los pecados en especial aquellos que no sabemos
porque los hacemos. Concédenos la gracia
y el don de saber decir de todo corazón cuando nos ofendan “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que, guiados por tu
Santo Espíritu, actuemos a
ejemplo del Buen Ladrón con plena confianza y fe certera. De esta forma, podamos pedirte la entrada a
tu Reino de Amor, Justicia y Paz. Que
podamos escuchar en tu ‘eterno hoy’ y con los oídos espirituales lo que le dijiste
al Buen Ladrón, “hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que guiados por tu
Santo Espíritu, seamos
dóciles al mandato que nos diste en la cruz “mujer he ahí tu hijo, hijo he
ahí tu madre”. Danos las gracias no
solo para acoger a tu Madre María Santísima en nuestra casa sino que además
acogerla como algo nuestro y a quien atesoro con todo mi corazón y con todo mi ser.
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que guiados por tu
Santo Espíritu, sepamos
reconocer cuando estamos frustrados y nos sintamos desamparados. Danos la gracia necesaria para siempre
reconocerte y vivir en tu presencia. Y
cuando nos sintamos desolados que podamos buscarte Señor orando cómo nos dice el
Salmo 22: “Dios mío, Dios mío porque me has abandonado”. Y de esta forma seguir meditando este salmo y
obtener la esperanza y la paz que tanto anhelamos.
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que guiados por tu
Santo Espíritu, tengamos siempre
hambre y sed de justicia. Danos tu
gracia para que siempre podamos saciar por medio de la caridad fraterna la sed
de nuestros hermanos. Que podamos decir
a igual que Cristo Jesús: “Tengo sed”.
Sed de todas las cosas buenas y nobles, pero sobretodo que tengamos sed de
Dios.
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu, para que guiados por tu
Santo Espíritu, sepamos siempre
trabajar y luchar con celo apostólico hasta llegar a la perseverancia
final. Danos Señor tu gracia para que al
final de este peregrinar en esta vida sepamos y podamos decir como San Pablo y Jesús,
respectivamente: “He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he
conservado la fe”. “Todo está cumplido”.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, para
que guiados por tu Santo Espíritu, oremos por la perseverancia
final en nuestra fe, y la fe de nuestro prójimo. Una fe que siempre tenga los cuatro pilares la
Iglesia; que sea UNA, SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA.
Que sea Una, cómo Tú y el
Padre junto al Espíritu Santo por medio del Amor son siempre Uno.
Que sea Santa
cómo Tú y el Padre junto al Espíritu Santo son Santos entre los santos.
Que sea
Católica o sea universal cómo Tú y el Padre junto al Espíritu Santo siendo uno sé
hacen Universal para toda la Creación.
Que
sea Apostólica cómo Tú fuiste Apóstol del
Padre y el Espíritu Santo sigue siendo tú Apóstol (Tú enviado) dentro de la única
Iglesia.
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