Hermanos Todos en Cristo Jesús…
El siguiente fue una pequeña reflexión que expusieron el
(la/o/s) hermano(a)(s) de Católico
en FE de Facebook. Sin duda
alguna lo expuesto esta muy bien pero cómo catequista, teólogo y predicador que
soy quiera con toda la caridad fraterna abundar en lo que ya sé dicho.
{El matrimonio al plan original de Dios, Jesús subraya cuatro aspectos relevantes por los cuales sólo pueden ser unidos en matrimonio un hombre y una mujer:
1) “El Creador, desde el comienzo, los hizo varón y
hembra” (Mt 19, 4). Jesús nos enseña que,
en el plan divino, la masculinidad y la feminidad tienen un gran significado. Ignorarlo, pues, es ignorar lo que somos.
2) “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y
se unirá a su mujer” (Mt. 19, 5). El plan
de Dios no es que el hombre abandone a sus padres y se vaya con quien desee,
sino con una esposa.
3) “De manera que ya no son dos, sino una sola carne” (Mt. 19, 6). Esta unión corporal va más allá de la poco duradera unión física que
ocurre en el acto conyugal. Se refiere a la unión duradera que se presenta
cuando un hombre y una mujer, a través de su amor, conciben una nueva vida que
es el matrimonio perdurable o unión de sus cuerpos. Es obvio que un hombre con otro hombre, o una
mujer con otra mujer, no pueden considerarse un único cuerpo de esa forma.
4) “Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”
(Mt 19, 6). Dios mismo ha unido en matrimonio al hombre y a la mujer, y siempre
que intentemos separar lo que Él ha unido, lo estaremos haciendo por nuestra
cuenta y a expensas de la sociedad. Los
fariseos sacan la cuestión del divorcio...
He copiado lo que originalmente el hermano(a) de Católico
en Fe dice en esos cuatro puntos. E De
hecho en la primera frase que he usado cómo parte del título “El matrimonio en el plan original de Dios”
esta enlazado el comentario original en Facebook. }
Para esta reflexión voy a usar un método sencillo pero a
la vez muy pedagógico o catequético podríamos decir. Primero vamos a ver el sentido literario del
texto el cuál es Mt. 19, 1-10. ¿Qué
implica aquí el sentido literal? Hace
unas semanas atrás escribí una reflexión que sé titula: “¿Cómo
los católicos interpretamos las Sagradas Escrituras?” En esta reflexión expliqué no solo cómo
interpretar la Palabra de Dios sino los sentidos de la Biblia. Estos son el ‘sentido literal’, y el ‘sentido
espiritual’.
El sentido literal segn el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) no significa interpretar al pie de la
letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que le dio el autor mismo de
ese texto, teniendo en cuenta la intención del autor, el auditorio a quien se
dirigía, la situación de su tiempo y el género literario empleado. Este sentido
literal requiere del uso de la crítica en sus dos vertientes: la literaria y la
histórica. Los demás sentidos bíblicos
sé basaran en este sentido literal (ver y leer CIC # 116).
El sentido espiritual sé subdivide en tres sentidos: el
sentido alegórico, el sentido moral y el sentido anagógico. El sentido alegórico busca significación más
profunda y trascendental de los eventos bíblicos para discernir su
consideración y alcance hacia y con Cristo.
El sentido moral nos enseña cómo actuar y obrar en justicia y
rectitud. Estos textos fueron escritos
para instruirnos (ver y leer 1Cor. 10, 11 y Heb. 3, 1-6). En otras palabras el sentido moral nos dice
que está bien o mal en la conducta del hombre.
El sentido anagógico nos lleva a ver las realidades y
eventos bíblicos hacía una significación trascendental y eterna. Aquí cuando leemos el texto nos debemos
preguntarnos ¿cómo me ayuda o dirige este texto en busca de la salvación y la
vida eterna? Usando cómo base usare los
sentidos literal y espiritual tratare con la ayuda e inspiración de Dios ir
ampliando esta reflexión.
Primeramente nos debemos preguntar ¿Cuál es el género
literario en este este texto? Aquí Mateo
nos presenta un debate como género literario.
Estaban en Galilea y sé fue a la
región de Judea. Mucha gente lo siguió y
los curaba. Yo me puedo imaginar Jesús
sanando y curando a todo el gentío y cuando más ocupado esta el Señor llegan
los fariseos a ponerlos a prueba cómo siempre solían hacer. El
Señor sanando y los fariseo sé aprovechan del momento más critico y cuando esta
más ocupado y pienso que sé dirían “bueno ahora que esta súper ocupado vamos a
cogerlo en curva”.
Para poder entender la grandeza del matrimonio su relación
con la alianza y más aún su relación con la misma salvación es muy aconsejable
entender un poco (al menos en lo más básico) del lenguaje bíblico. El matrimonio judío tenía por así decirlo
dos fases.
La primera era los esponsales
(o compromiso matrimonial ver y leer Mt. 1, 18-25) y la segunda después de un año
la ceremonia de bodas o las nupcias cómo tal.
A estos esponsales o compromiso
matrimonial en hebreo sé le llamaba ‘Kiddushin’.
Este termino en hebreo tenía una doble significación
siendo la otra significación el ‘consagrar’ o ‘santificar’. Ya esto de por sí nos debe dar una pista de
cuan importante era (y debe ser) el matrimonio en cuanto al contexto bíblico literalmente hablando sé
refiere.
Sentido Alegórico
Aquí vemos cómo Cristo Jesús afirma categóricamente que el
matrimonio es una unión indisoluble entre el hombre y la mujer (ver y leer Gn.
2, 24). El Profeta Malaquías nos dice categóricamente
que el divorcio es algo que El no acepta: “Odio el divorcio, dice Yahvé, Dios
de Israel, y al que hace el mal sin manifestar vergüenza. Tengan, pues, mucho
cuidado y no cometan tal traición” (Mal. 2, 16).
El texto neotestamentario que posiblemente sea el más
apropiado para entender y comprender mejor el sentido alegórico del matrimonio
nos lo presenta la Carta a los Efesios (ver y leer Ef. 5, 21-33). Lamentablemente este es uno de los textos
paulinos más incomprendido de San Pablo.
Aquí Pablo retrata sacramentalmente la unión conyugal
entre el hombre y la mujer. Nuestros
hermanos cristianos orientales (o sea los Ortodoxos y los Católicos de Ritos
Orientales) suelen llamar a los sacramentos “mysterion” (de aquí se deriva la
palabra ‘misterio’ y como ya he indicado en otras ocasiones el misterio en el
cristianismo es todo aquello que Dios nos revela pero que no podemos comprender
del todo. Los misterios son para
creerlos no para verlos.)
¿Por qué digo retrata sacramentalmente? Porque San Pablo expone la unión conyugal
entre el hombre y la mujer cómo algo tan sagrado cómo lo es la unión mística de
Cristo con su Esposa la Iglesia.
Aquí el Apóstol de los Gentiles nos muestra esa
fotografía sacramentada del matrimonio con ambos con la misma dignidad. De la misma forma que la Iglesia tiene la
misma dignidad que le ha dado el mismo Cristo Jesús. Pero esta misma dignidad implica entrega
oblativa y sacrificada entre ambos.
Cristo Jesús con su vida publica, con su pasión, con su
muerte en la Cruz del Calvario y con su Resurrección le da perfectamente una
entrega oblativa y sacrificial hasta las ultimas consecuencias. La Iglesia cuando sé entrega en fidelidad
total, cuando los bautizados cumplimos cabalmente no solo los Mandamientos sino
más bien las Bienaventuranzas en especial cuando sufre la Iglesia el ‘calvario’
de sufrir por causa de la justicia (ver y leer Mt. 5, 10).
En este sentido podemos decir que el matrimonio y la vida
eclesial tienen un paralelismo en cuanto a sus funciones y su identidad propia
que en ambos casos le han sido dados por el mismo Dios. El hombre deja su “su primer núcleo familiar
o sea a su padre y a su madre” y se une a su esposa para formar una sola
carne. Esa sola carne es esa unión
exclusiva e indisoluble que es marcada con el 'carácter indeleble' que no sé borra por más
que quieran de una u otra forma quitar y cambiar el traje de gala sacramental
que el mismo Dios le ha dado unánimemente al matrimonio.
Sentido Moral
El sentido moral dictamina lo que es bueno y lo que es
malo. Hay que entender que la visión
judeocristiana lo bueno sé traduce cómo la gracia y el don y la amistad con
Dios y por ende . Mientras que lo malo
sé traduce cómo el pecado, el odio y la enemistad con Dios y por ende a la
Iglesia.
Aquí el sentido moral de este texto es que Jesús les
especifica a los fariseos que Dios desde la creación había establecido el
matrimonio de una forma en particular.
Mateo citando al libro del Génesis nos dice cómo indica la voluntad de
Dios para el Matrimonio. Estas palabras
sin duda algunas hay que más que hacerlas eco hay que hacerlas testimonio más que
nunca.
La Iglesia en especial los matrimonios dentro de la
Iglesia debemos mostrar que estas palabras del Génesis no solo son la voluntad
de Dios sino que son palabras actuales que todos los matrimonios estamos
llamados a proclamar primero desde el testimonio de vida cristiana y más allá desde
los “pulpitos de los medios sociales católicos y los no católicos” que sé
prestan a la evangelización cómo Facebook, Twitter y otros similares. En esta cómo en todas las ocasiones este su
Blog: Catequesis de Adultos quiere ser también uno de esos ‘pulpitos’. Hay que recordar que todo que nos dice Dios
es bueno por excelencia.
Sentido Anagógico
El matrimonio ha sido y sigue siendo una institución
desde muchísimo antes de ser sacramento.
Cómo los demás sacramentos fue Cristo que le encomendó a los apóstoles y
a sus sucesores los obispos. “La alianza
matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio
de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y
a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la
dignidad de sacramento entre bautizados” (CDC Can. 1055 § 1). De la misma forma que Dios hizo una alianza
de amor con su pueblo así también el hombre y la mujer hacen una alianza de
amor para ser la base de la familia y por ende de la iglesia domestica.
Nos debemos preguntar ¿para qué una alianza? Aquí sería muy recomendable el establecer la
necesidad de la alianza. Desde la
antigüedad mucho antes que Abraham los pueblos de culturas orientales (Medio
Oriente) establecían sus vidas a bases de contratos que solían ser distintos a
los contratos de los demás pueblos.
Veamos algunos paralelismos entre el Pacto de Dios con
Israel y el matrimonio. En primer lugar
hay que entender que aunque no lo veamos así, es Dios quién tiene la mayor parte
del peso entre las obligaciones comunes que existen en esta alianza. En el caso de Israel con Dios este primero
tenía unas obligaciones para con Dios.
En especial en el cumplimiento de los mandamientos. Israel los cumplía ya sé sentía protegido y
más aún amado por Dios.
No nos ha de extrañar cuando las tribus del Norte (o
Reino del Norte o de Israel) fueron perdiendo las costumbre religiosas
monoteístas (el Dios de Israel) y fueron adquiriendo las costumbres religiosas politeístas
(de los dioses paganos) estas perdieron la Alianza y por ende su identidad cómo
pueblo. Algo así por poco sucede con
las tribus del Sur (Reino del Sur o de Judá) en el destierro de Babilonia pero
estas ultimas supieron mantener su identidad de Pueblo del Dios Altísimo. Así un día habrían de regresar a la tierra de
sus padres a la Tierra Prometida.
Cuando San Pablo habla sobre el matrimonio en la Carta a
los Efesios veremos que habla en estos mismos términos de alianza que acabo de
hablar. Aquí el hagiógrafo o autor
bíblico nos dice “maridos amen a sus mujeres cómo Cristo amó a la Iglesia y sé
entregó a sí mismo por ella”(Ef. 5, 25).
Recordemos que la forma más perfecta del amor es la oblación o sea el
amor (o la caridad cómo amor hecho acción) que sé entrega por el otro. El amor que Cristo Jesús le tiene a la
Iglesia es ante todo un amor oblativo.
Aunque en el caso de Dios el amor es perfecto sin importar desde donde
lo veamos.
Teniendo cuenta de esto es muy fácil entender que el
primer mandamiento de la ley de Dios nos pide amar a Dios sobre todas las
cosas. El segundo, cómo nos dice el
mismo Jesucristo es similar a este (ver y leer Mt. 22, 39). De esta forma los esposos tenemos la obligación
de darlo todo por nuestras esposas y por nuestras familias. Es en este sentido o desde esta perspectiva
que la familia comienza a ser ‘iglesia domestica’.
Porque he mencionado todo esto en estos últimos párrafos. Porque al igual que en nuestra Alianza
(Nueva y Eterna Alianza) que tenemos con Dios (ver y leer Jn. 13, 34-35). En la cuál sé nos exigen unas obligaciones
ya que el amor es el mandamiento con mayor obligaciones y consecuencias. Así también los esposos recíprocamente
tienen obligaciones y consecuencias comunes que van más allá de lo que nosotros
mismos cómo matrimonio nos podríamos imaginar.
Por eso es muy necesario que otros con mayor experiencias en estos
asuntos nos lo estén recordando.
Es de suma importancia que la finalidad más importante
tanto de la Alianza nuestra cómo Cristianos y hasta cierto punto también la
Alianza Matrimonial es llevarnos a la salvación. Esta muy claro que yo no me voy a salvar por
lo que diga o haga mí esposa o viceversa pero su ejemplo de vida cristiana sin
duda alguna me puede ayudar y a dar una gran motivación para buscar la
salvación. Más vale que esto suceda
cuando nuestra pareja está en vida.
¡San José y Santa María Reina y Madre de Dios, Patrones de
los Matrimonios oren e intercedan por todos los matrimonios!
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