23 de agosto de 2018

Reflexionando más allá de la reflexión: “El matrimonio en el plan original de Dios”


Hermanos Todos en Cristo Jesús
El siguiente fue una pequeña reflexión que expusieron el (la/o/s) hermano(a)(s) de Católico en FE de Facebook.  Sin duda alguna lo expuesto esta muy bien pero cómo catequista, teólogo y predicador que soy quiera con toda la caridad fraterna abundar en lo que ya sé dicho.

{El  matrimonio al plan original de Dios, Jesús subraya cuatro aspectos relevantes por los cuales sólo pueden ser unidos en matrimonio un hombre y una mujer:
1) “El Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra” (Mt 19, 4).  Jesús nos enseña que, en el plan divino, la masculinidad y la feminidad tienen un gran significado.  Ignorarlo, pues, es ignorar lo que somos.
2) “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer (Mt. 19, 5).  El plan de Dios no es que el hombre abandone a sus padres y se vaya con quien desee, sino con una esposa.
3) “De manera que ya no son dos, sino una sola carne” (Mt. 19, 6). Esta unión corporal va más allá de la poco duradera unión física que ocurre en el acto conyugal. Se refiere a la unión duradera que se presenta cuando un hombre y una mujer, a través de su amor, conciben una nueva vida que es el matrimonio perdurable o unión de sus cuerpos.  Es obvio que un hombre con otro hombre, o una mujer con otra mujer, no pueden considerarse un único cuerpo de esa forma.
4) “Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mt 19, 6). Dios mismo ha unido en matrimonio al hombre y a la mujer, y siempre que intentemos separar lo que Él ha unido, lo estaremos haciendo por nuestra cuenta y a expensas de la sociedad.  Los fariseos sacan la cuestión del divorcio...
He copiado lo que originalmente el hermano(a) de Católico en Fe dice en esos cuatro puntos. E  De hecho en la primera frase que he usado cómo parte del título “El  matrimonio en el plan original de Dios” esta enlazado el comentario original en Facebook.}
Para esta reflexión voy a usar un método sencillo pero a la vez muy pedagógico o catequético podríamos decir.  Primero vamos a ver el sentido literario del texto el cuál es Mt. 19, 1-10.  ¿Qué implica aquí el sentido literal?  Hace unas semanas atrás escribí una reflexión que sé titula: “¿Cómo los católicos interpretamos las Sagradas Escrituras?  En esta reflexión expliqué no solo cómo interpretar la Palabra de Dios sino los sentidos de la Biblia.  Estos son el ‘sentido literal’, y el ‘sentido espiritual.
El sentido literal segn el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) no significa interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta la intención del autor, el auditorio a quien se dirigía, la situación de su tiempo y el género literario empleado. Este sentido literal requiere del uso de la crítica en sus dos vertientes: la literaria y la histórica.  Los demás sentidos bíblicos sé basaran en este sentido literal (ver y leer CIC # 116).
El sentido espiritual sé subdivide en tres sentidos: el sentido alegórico, el sentido moral y el sentido anagógico.  El sentido alegórico busca significación más profunda y trascendental de los eventos bíblicos para discernir su consideración y alcance hacia y con Cristo.  El sentido moral nos enseña cómo actuar y obrar en justicia y rectitud.  Estos textos fueron escritos para instruirnos (ver y leer 1Cor. 10, 11 y Heb. 3, 1-6).  En otras palabras el sentido moral nos dice que está bien o mal en la conducta del hombre. 
El sentido anagógico nos lleva a ver las realidades y eventos bíblicos hacía una significación trascendental y eterna.  Aquí cuando leemos el texto nos debemos preguntarnos ¿cómo me ayuda o dirige este texto en busca de la salvación y la vida eterna?  Usando cómo base usare los sentidos literal y espiritual tratare con la ayuda e inspiración de Dios ir ampliando esta reflexión.
Sentido Literal


Primeramente nos debemos preguntar ¿Cuál es el género literario en este este texto?  Aquí Mateo nos presenta un debate como género literario.   Estaban en Galilea y sé fue a la región de Judea.  Mucha gente lo siguió y los curaba.  Yo me puedo imaginar Jesús sanando y curando a todo el gentío y cuando más ocupado esta el Señor llegan los fariseos a ponerlos a prueba cómo siempre solían hacer.   El Señor sanando y los fariseo sé aprovechan del momento más critico y cuando esta más ocupado y pienso que sé dirían “bueno ahora que esta súper ocupado vamos a cogerlo en curva”.
Para poder entender la grandeza del matrimonio su relación con la alianza y más aún su relación con la misma salvación es muy aconsejable entender un poco (al menos en lo más básico) del lenguaje bíblico.   El matrimonio judío tenía por así decirlo dos fases.   
La primera era los esponsales (o compromiso matrimonial ver y leer Mt. 1, 18-25) y la segunda después de un año la ceremonia de bodas o las nupcias cómo tal.   A estos esponsales o compromiso matrimonial en hebreo sé le llamaba ‘Kiddushin’.
Este termino en hebreo tenía una doble significación siendo la otra significación el ‘consagrar’ o ‘santificar’.  Ya esto de por sí nos debe dar una pista de cuan importante era (y debe ser) el matrimonio en cuanto al contexto bíblico literalmente hablando sé refiere.
Sentido Alegórico
Aquí vemos cómo Cristo Jesús afirma categóricamente que el matrimonio es una unión indisoluble entre el hombre y la mujer (ver y leer Gn. 2, 24).  El Profeta Malaquías nos dice categóricamente que el divorcio es algo que El no acepta: “Odio el divorcio, dice Yahvé, Dios de Israel, y al que hace el mal sin manifestar vergüenza. Tengan, pues, mucho cuidado y no cometan tal traición” (Mal. 2, 16).
El texto neotestamentario que posiblemente sea el más apropiado para entender y comprender mejor el sentido alegórico del matrimonio nos lo presenta la Carta a los Efesios (ver y leer Ef. 5, 21-33).  Lamentablemente este es uno de los textos paulinos más incomprendido de San Pablo. 
Aquí Pablo retrata sacramentalmente la unión conyugal entre el hombre y la mujer.  Nuestros hermanos cristianos orientales (o sea los Ortodoxos y los Católicos de Ritos Orientales) suelen llamar a los sacramentos “mysterion” (de aquí se deriva la palabra ‘misterio’ y como ya he indicado en otras ocasiones el misterio en el cristianismo es todo aquello que Dios nos revela pero que no podemos comprender del todo.  Los misterios son para creerlos no para verlos.)
¿Por qué digo retrata sacramentalmente?   Porque San Pablo expone la unión conyugal entre el hombre y la mujer cómo algo tan sagrado cómo lo es la unión mística de Cristo con su Esposa la Iglesia.
Aquí el Apóstol de los Gentiles nos muestra esa fotografía sacramentada del matrimonio con ambos con la misma dignidad.   De la misma forma que la Iglesia tiene la misma dignidad que le ha dado el mismo Cristo Jesús.  Pero esta misma dignidad implica entrega oblativa y sacrificada entre ambos. 
Cristo Jesús con su vida publica, con su pasión, con su muerte en la Cruz del Calvario y con su Resurrección le da perfectamente una entrega oblativa y sacrificial hasta las ultimas consecuencias.  La Iglesia cuando sé entrega en fidelidad total, cuando los bautizados cumplimos cabalmente no solo los Mandamientos sino más bien las Bienaventuranzas en especial cuando sufre la Iglesia el ‘calvario’ de sufrir por causa de la justicia (ver y leer Mt. 5, 10).
En este sentido podemos decir que el matrimonio y la vida eclesial tienen un paralelismo en cuanto a sus funciones y su identidad propia que en ambos casos le han sido dados por el mismo Dios.  El hombre deja su “su primer núcleo familiar o sea a su padre y a su madre” y se une a su esposa para formar una sola carne.  Esa sola carne es esa unión exclusiva e indisoluble que es marcada con el 'carácter indeleble' que no sé borra por más que quieran de una u otra forma quitar y cambiar el traje de gala sacramental que el mismo Dios le ha dado unánimemente al matrimonio.
Sentido Moral
El sentido moral dictamina lo que es bueno y lo que es malo.  Hay que entender que la visión judeocristiana lo bueno sé traduce cómo la gracia y el don y la amistad con Dios y por ende .  Mientras que lo malo sé traduce cómo el pecado, el odio y la enemistad con Dios y por ende a la Iglesia.
Aquí el sentido moral de este texto es que Jesús les especifica a los fariseos que Dios desde la creación había establecido el matrimonio de una forma en particular.  Mateo citando al libro del Génesis nos dice cómo indica la voluntad de Dios para el Matrimonio.   Estas palabras sin duda algunas hay que más que hacerlas eco hay que hacerlas testimonio más que nunca.
La Iglesia en especial los matrimonios dentro de la Iglesia debemos mostrar que estas palabras del Génesis no solo son la voluntad de Dios sino que son palabras actuales que todos los matrimonios estamos llamados a proclamar primero desde el testimonio de vida cristiana y más allá desde los “pulpitos de los medios sociales católicos y los no católicos” que sé prestan a la evangelización cómo Facebook, Twitter y otros similares.   En esta cómo en todas las ocasiones este su Blog: Catequesis de Adultos quiere ser también uno de esos ‘pulpitos’.  Hay que recordar que todo que nos dice Dios es bueno por excelencia.
Sentido Anagógico
El matrimonio ha sido y sigue siendo una institución desde muchísimo antes de ser sacramento.   Cómo los demás sacramentos fue Cristo que le encomendó a los apóstoles y a sus sucesores los obispos.  “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados” (CDC Can. 1055 § 1).  De la misma forma que Dios hizo una alianza de amor con su pueblo así también el hombre y la mujer hacen una alianza de amor para ser la base de la familia y por ende de la iglesia domestica.
Nos debemos preguntar ¿para qué una alianza?  Aquí sería muy recomendable el establecer la necesidad de la alianza.  Desde la antigüedad mucho antes que Abraham los pueblos de culturas orientales (Medio Oriente) establecían sus vidas a bases de contratos que solían ser distintos a los contratos de los demás pueblos.
Veamos algunos paralelismos entre el Pacto de Dios con Israel y el matrimonio.  En primer lugar hay que entender que aunque no lo veamos así, es Dios quién tiene la mayor parte del peso entre las obligaciones comunes que existen en esta alianza.  En el caso de Israel con Dios este primero tenía unas obligaciones para con Dios.  En especial en el cumplimiento de los mandamientos.  Israel los cumplía ya sé sentía protegido y más aún amado por Dios. 
No nos ha de extrañar cuando las tribus del Norte (o Reino del Norte o de Israel) fueron perdiendo las costumbre religiosas monoteístas (el Dios de Israel) y fueron adquiriendo las costumbres religiosas politeístas (de los dioses paganos) estas perdieron la Alianza y por ende su identidad cómo pueblo.   Algo así por poco sucede con las tribus del Sur (Reino del Sur o de Judá) en el destierro de Babilonia pero estas ultimas supieron mantener su identidad de Pueblo del Dios Altísimo.  Así un día habrían de regresar a la tierra de sus padres a la Tierra Prometida. 
Cuando San Pablo habla sobre el matrimonio en la Carta a los Efesios veremos que habla en estos mismos términos de alianza que acabo de hablar.   Aquí el hagiógrafo o autor bíblico nos dice “maridos amen a sus mujeres cómo Cristo amó a la Iglesia y sé entregó a sí mismo por ella”(Ef. 5, 25).  Recordemos que la forma más perfecta del amor es la oblación o sea el amor (o la caridad cómo amor hecho acción) que sé entrega por el otro.  El amor que Cristo Jesús le tiene a la Iglesia es ante todo un amor oblativo.  Aunque en el caso de Dios el amor es perfecto sin importar desde donde lo veamos.
Teniendo cuenta de esto es muy fácil entender que el primer mandamiento de la ley de Dios nos pide amar a Dios sobre todas las cosas.  El segundo, cómo nos dice el mismo Jesucristo es similar a este (ver y leer Mt. 22, 39).  De esta forma los esposos tenemos la obligación de darlo todo por nuestras esposas y por nuestras familias.  Es en este sentido o desde esta perspectiva que la familia comienza a ser ‘iglesia domestica’.
Porque he mencionado todo esto en estos últimos párrafos.   Porque al igual que en nuestra Alianza (Nueva y Eterna Alianza) que tenemos con Dios (ver y leer Jn. 13, 34-35).   En la cuál sé nos exigen unas obligaciones ya que el amor es el mandamiento con mayor obligaciones y consecuencias.   Así también los esposos recíprocamente tienen obligaciones y consecuencias comunes que van más allá de lo que nosotros mismos cómo matrimonio nos podríamos imaginar.   Por eso es muy necesario que otros con mayor experiencias en estos asuntos nos lo estén recordando.
Es de suma importancia que la finalidad más importante tanto de la Alianza nuestra cómo Cristianos y hasta cierto punto también la Alianza Matrimonial es llevarnos a la salvación.   Esta muy claro que yo no me voy a salvar por lo que diga o haga mí esposa o viceversa pero su ejemplo de vida cristiana sin duda alguna me puede ayudar y a dar una gran motivación para buscar la salvación.   Más vale que esto suceda cuando nuestra pareja está en vida.
¡San José y Santa María Reina y Madre de Dios, Patrones de los Matrimonios oren e intercedan por todos los matrimonios!

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