23 de julio de 2019

¿Por qué se hacen cambios de sacerdotes?

Los feligreses que hemos vivido y sido parte integral de una comunidad parroquial (y/o algún otro tipo de comunidad eclesial cómo serían las capillas, misión eclesial parroquial, etc.) tal vez se han preguntado ¿Por qué cambian a los sacerdotes? Las razones pueden ser muchísimas pero una de las importantes suele ser por las necesidades pastorales.

Sobre esta quisiera más adelante abundar un poco más pero antes veamos algunos puntos de referencias que sé que nos serán de valiosa ayuda en el transcurso de esta reflexión.
¿Qué es un presbítero o sacerdote (como usualmente se le suele llamar)?  Veamos lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC): “‘Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas. En cada una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día’ (LG 28). Los presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la ordenación significa que el obispo los considera como sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y obediencia” (CIC # 1567).
Los sacerdotes seglares o diocesanos (que no pertenecen a ninguna orden religiosa) hacen dos promesas ante el obispo.  Estas son la promesa de castidad y la otra lo es promesa de obediencia.  La castidad cómo promesa se hace cuando los ordenan diáconos transitorios.  La promesa de obediencia se hace cuando reciben el grado del presbiterado en el Sacramento del Orden Sacerdotal.  Estos no hacen promesa (ni voto) de pobreza. 
El presbítero diocesano puede recibir un estipendio el cuál no es un sueldo sino más bien una monetización mínima por las funciones pastorales que este realice.  Estos además pueden tener su propio negocio si así lo desearan.
Es muy recomendable explicar que es un párroco y los sacerdote que realizan funciones de vicario parroquial o coadjutor (cómo se le conoce en muchos de nuestros países Centro América, Sur América y en el Caribe).  Estos poseen una funciones que sería muy saludable entenderlas.
El Código de Derecho Canónico (CDC) o sea las leyes que rigen los distintos aspectos de la Iglesia Católica nos explica detalladamente las distintas funciones de los párrocos y los vicarios parroquiales.  “La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CDC Can. 515). 
El CDC nos define qué es y qué implica ser un párroco: “El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma del derecho” (CDC Can. 519).
Estos dos últimos cánones (515 y 519) hay varios puntos que son de vital importancia entenderlos.  Primero veamos en el canon 515.  Este canon nos indica que el párroco tiene la misión de la “cura pastoral”.  ¿Qué implica esto?  Que la misión y función del párroco está llamado a la ‘sanación espiritual’ y por medio de la caridad fraterna a la comunidad eclesial que le ha sido asignada por el obispo diocesano.
Aunque ahora en estos tiempos es normal llamarle a todo sacerdote ‘cura’ en realidad esta función y misión le corresponde al párroco.  Claro está, que los vicarios parroquiales están llamados también a colaborar y a asistir al párroco en esta ‘cura pastoral’.
¿Cómo el párroco y sus sacerdotes vicarios ejercen esa sanación espiritual?  Primero por medio del celo apostólico con el ejercicio y la función sacramental.  Esta función es de vital importancia administrarla y facilitar apropiadamente la vida sacramental al pueblo de Dios.  Además la dirección espiritual debe ser otro recurso que debe estar 100% (y un poco más) disponible para el pueblo de Dios.
Veamos algunos puntos del canon 519.  Hay que tener muy presente el párroco realiza sus funciones “bajo la autoridad del Obispo diocesano”.  También por la potestad que le da el Sacramento del Orden Sacerdotal el párroco (y todos los presbíteros {sacerdotes}) participa del Ministerio de Cristo (ver y leer Mt. 26, 26-29; Mc. 14, 22-25; Lc. 22, 19-20; 1Cor. 11, 23-25; Jn. 20, 19-23).
Otro punto de este canon 519 lo es que en la comunidad parroquial el párroco como pastor que es (de hecho párroco en inglés se traduce o sé dice ‘pastor’) ha de realizar las tres funciones principales y primordiales de los obispos que es ‘enseñar’, ‘santificar’ y ‘regir’ (o gobernar).  Claro está, que para esto es sumamente importante la asistencia y cooperación de los presbíteros, diáconos (cuando los hay) y la ayuda de fieles laicos según estipula el CDC (Código de Derecho Canónico).
Son muchos los casos donde la comunidad eclesial no suele estar de acuerdo cuando se hace algún cambio de sacerdote.  Hay que aclarar estos cambios no se suelen hacer por puro capricho.  La mayoría de estos cambios se suelen dar por razones pastorales y por ende por el bien pastoral de toda la comunidad eclesial.
Veamos lo que nos dice el CCE (por siglas en inglés) sobre la obediencia.  “Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma” (CCE # 144). 
Yo sé que muchos se han de preguntar que hay cuando un sacerdote no es obediente al obispo.  Para los sacerdotes que son diocesanos o sea que no pertenecen a ninguna orden o instituto religioso estos hacen promesas de castidad y obediencia al obispo y a sus sucesores.  Esto aplica también cuando un sacerdote que era religioso (que pertenecía a una orden o comunidad religiosa) y al dejar dicha orden (por distintas razones) pero sin dejar de ser presbítero es incardinado a una diócesis.  Los votos que le había hecho a su superior ahora los continúa realizando a su obispo ya no cómo votos sino como promesa.  Cabe destacar que aquí el voto y la promesa son bastante similares.
Una vez, un santo sacerdote de mi pueblo me respondió a una pregunta que le hice de esta índole.  “Para que un sacerdote sea obediente correcta y justamente a su obispo (y a sus superiores, en el caso de un sacerdote del clero religioso) debe haber cumplido muy bien el cuarto mandamiento de la Ley de Dios”.  Sin duda alguna que están estos relacionados de una forma u otra. 
Podríamos decir que la obediencia debe comenzar por la casa.  En este caso sí lo es literalmente.  Si el sacerdote no sabe ver en el obispo a un padre más aún debe ver en el obispo (y sus sucesores) a un padre prudente, justo y con mayor razón a un padre santo.  Cuando estas cualidades se dan en el obispo, confiar en el obispo sería principalmente confiar en la providencia divina.
Además en cuanto a pastoral de la diócesis sé refiere hay que recordar que los obispos tienen un consejo presbiteral cuya función es aconsejar y recomendar que sacerdotes serían apropiados para realizar ‘x’ o ‘y’ función que sea necesaria para el bien común pastoral de una comunidad eclesial.  Esta es otra de tantas razones por las cuáles estamos llamados a orar siempre por nuestros presbíteros (sacerdotes).
Independientes cuáles sean las razones por las cuáles cambien a algunos de los sacerdotes en la parroquia, la comunidad no debe ser obstáculo ni impedimento para dichos cambios.  Recordemos además que la comunidad eclesial debe acostumbrarse a los distintas formas de pastoral que tienen los sacerdotes sin importar su experiencia.
Recientemente en nuestra parroquia (Dalton, Georgia, EEUU) se nos anunció el cambio de uno de nuestros vicarios parroquiales.  Yo sé que muchos en la parroquia nos acostumbramos a su forma de trabajar con el Pueblo de Dios.  De igual forma, sé que a la nueva comunidad parroquial que le fue asignada recibe a un presbítero del Señor (y de la Iglesia) de una pastoral incansable.
Por otro lado tengo que decir que el nuevo presbítero que nos asignaron (que no es nuevo porque ya estuvo en nuestra parroquia) pues lo conozco bastante bien porque nos casó a mí esposa y a mí hace unos 16 años atrás.  Es sin duda un presbítero muy bueno.  De ante mano, y como siempre solidariamente mis oraciones por el también.
Cómo podemos apreciar que el éxito del cuál va a depender cualquier cambio de sacerdote en la parroquia es la obediencia.  Dejemos que Dios obre ya que Dios sin duda alguna obra en la obediencia.
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