Los feligreses que hemos
vivido y sido parte integral de una comunidad parroquial (y/o algún otro tipo
de comunidad eclesial cómo serían las capillas, misión eclesial parroquial,
etc.) tal vez se han preguntado ¿Por qué cambian a los sacerdotes? Las razones
pueden ser muchísimas pero una de las importantes suele ser por las necesidades
pastorales.
Sobre esta quisiera más
adelante abundar un poco más pero antes veamos algunos puntos de referencias que
sé que nos serán de valiosa ayuda en el transcurso de esta reflexión.
¿Qué es un presbítero o
sacerdote (como usualmente se le suele llamar)? Veamos lo que nos dice el Catecismo de la
Iglesia Católica (CIC): “‘Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los
obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios,
forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas. En cada
una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna manera a su
obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus
funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día’ (LG 28). Los presbíteros
sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con
él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación
y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la ordenación significa
que el obispo los considera como sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y
sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y obediencia” (CIC # 1567).
Los sacerdotes seglares o
diocesanos (que no pertenecen a ninguna orden religiosa) hacen dos promesas
ante el obispo. Estas son la promesa de
castidad y la otra lo es promesa de obediencia.
La castidad cómo promesa se hace cuando los ordenan diáconos transitorios. La promesa de obediencia se
hace cuando reciben el grado del presbiterado en el Sacramento del Orden
Sacerdotal. Estos no hacen promesa (ni
voto) de pobreza.
El presbítero diocesano
puede recibir un estipendio el cuál no es un sueldo sino más bien una monetización
mínima por las funciones pastorales que este realice. Estos además pueden tener su propio negocio
si así lo desearan.
Es muy recomendable explicar
que es un párroco y los sacerdote que realizan funciones de vicario parroquial
o coadjutor (cómo se le conoce en muchos de nuestros países Centro América, Sur
América y en el Caribe). Estos poseen una
funciones que sería muy saludable entenderlas.
El Código de Derecho
Canónico (CDC) o sea las leyes que rigen los distintos aspectos de la Iglesia
Católica nos explica detalladamente las distintas funciones de los párrocos y
los vicarios parroquiales. “La parroquia
es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la
Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano,
se encomienda a un párroco, como su pastor propio” (CDC Can. 515).
El CDC nos define qué es
y qué implica ser un párroco: “El párroco es el pastor propio de la parroquia
que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está
encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo
ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las
funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros
presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma
del derecho” (CDC Can. 519).
Estos dos últimos cánones
(515 y 519) hay varios puntos que son de vital importancia entenderlos. Primero veamos en el canon 515. Este canon nos indica que el párroco tiene la
misión de la “cura pastoral”. ¿Qué
implica esto? Que la misión y función
del párroco está llamado a la ‘sanación espiritual’ y por medio de la caridad
fraterna a la comunidad eclesial que le ha sido asignada por el obispo
diocesano.
Aunque ahora en estos
tiempos es normal llamarle a todo sacerdote ‘cura’ en realidad esta función y
misión le corresponde al párroco. Claro
está, que los vicarios parroquiales están llamados también a colaborar y a
asistir al párroco en esta ‘cura pastoral’.
¿Cómo el párroco y sus
sacerdotes vicarios ejercen esa sanación espiritual? Primero por medio del celo apostólico con el
ejercicio y la función sacramental. Esta
función es de vital importancia administrarla y facilitar apropiadamente la
vida sacramental al pueblo de Dios.
Además la dirección espiritual debe ser otro recurso que debe estar 100%
(y un poco más) disponible para el pueblo de Dios.
Veamos algunos puntos del
canon 519. Hay que tener muy presente el
párroco realiza sus funciones “bajo la autoridad del Obispo diocesano”. También por la potestad que le da el
Sacramento del Orden Sacerdotal el párroco (y todos los presbíteros {sacerdotes})
participa del Ministerio de Cristo (ver y leer Mt. 26, 26-29; Mc. 14, 22-25; Lc.
22, 19-20; 1Cor. 11, 23-25; Jn. 20, 19-23).
Otro punto de este canon
519 lo es que en la comunidad parroquial el párroco como pastor que es (de
hecho párroco en inglés se traduce o sé dice ‘pastor’) ha de realizar las tres
funciones principales y primordiales de los obispos que es ‘enseñar’,
‘santificar’ y ‘regir’ (o gobernar).
Claro está, que para esto es sumamente importante la asistencia y
cooperación de los presbíteros, diáconos (cuando los hay) y la ayuda de fieles
laicos según estipula el CDC (Código de Derecho Canónico).
Son muchos los casos
donde la comunidad eclesial no suele estar de acuerdo cuando se hace algún
cambio de sacerdote. Hay que aclarar estos
cambios no se suelen hacer por puro capricho.
La mayoría de estos cambios se suelen dar por razones pastorales y por
ende por el bien pastoral de toda la comunidad eclesial.
Veamos lo que nos dice
el CCE (por siglas en inglés) sobre la obediencia. “Obedecer
(ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su
verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham
es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la
realización más perfecta de la misma” (CCE # 144).
Yo sé que muchos se han de
preguntar que hay cuando un sacerdote no es obediente al obispo. Para los sacerdotes que son diocesanos o sea
que no pertenecen a ninguna orden o instituto religioso estos hacen promesas de
castidad y obediencia al obispo y a sus sucesores. Esto aplica también cuando un sacerdote que
era religioso (que pertenecía a una orden o comunidad religiosa) y al dejar
dicha orden (por distintas razones) pero sin dejar de ser presbítero es
incardinado a una diócesis. Los votos
que le había hecho a su superior ahora los continúa realizando a su obispo ya
no cómo votos sino como promesa. Cabe
destacar que aquí el voto y la promesa son bastante similares.
Una vez, un santo
sacerdote de mi pueblo me respondió a una pregunta que le hice de esta índole. “Para que un sacerdote sea obediente correcta
y justamente a su obispo (y a sus superiores, en el caso de un sacerdote del clero
religioso) debe haber cumplido muy bien el cuarto mandamiento de la Ley de
Dios”. Sin duda alguna que están estos
relacionados de una forma u otra.
Podríamos decir que la obediencia
debe comenzar por la casa. En este caso
sí lo es literalmente. Si el sacerdote no
sabe ver en el obispo a un padre más aún debe ver en el obispo (y sus sucesores)
a un padre prudente, justo y con mayor razón a un padre santo. Cuando estas cualidades se dan en el obispo, confiar
en el obispo sería principalmente confiar en la providencia divina.
Además en cuanto a
pastoral de la diócesis sé refiere hay que recordar que los obispos tienen un
consejo presbiteral cuya función es aconsejar y recomendar que sacerdotes serían
apropiados para realizar ‘x’ o ‘y’ función que sea necesaria para el bien común
pastoral de una comunidad eclesial. Esta
es otra de tantas razones por las cuáles estamos llamados a orar siempre por
nuestros presbíteros (sacerdotes).
Independientes cuáles
sean las razones por las cuáles cambien a algunos de los sacerdotes en la
parroquia, la comunidad no debe ser obstáculo ni impedimento para dichos
cambios. Recordemos además que la
comunidad eclesial debe acostumbrarse a los distintas formas de pastoral que tienen
los sacerdotes sin importar su experiencia.
Recientemente en nuestra
parroquia (Dalton, Georgia, EEUU) se nos anunció el cambio de uno de nuestros
vicarios parroquiales. Yo sé que muchos
en la parroquia nos acostumbramos a su forma de trabajar con el Pueblo de
Dios. De igual forma, sé que a la nueva
comunidad parroquial que le fue asignada recibe a un presbítero del Señor (y de
la Iglesia) de una pastoral incansable.
Por otro lado tengo que
decir que el nuevo presbítero que nos asignaron (que no es nuevo porque ya
estuvo en nuestra parroquia) pues lo conozco bastante bien porque nos casó a mí
esposa y a mí hace unos 16 años atrás.
Es sin duda un presbítero muy bueno.
De ante mano, y como siempre solidariamente mis oraciones por el también.
Cómo podemos apreciar que
el éxito del cuál va a depender cualquier cambio de sacerdote en la parroquia
es la obediencia. Dejemos que Dios obre
ya que Dios sin duda alguna obra en la obediencia.
¿Quieres conocer sobre
el MCA (Ministerio Católico Anawim Inc.)?
Antes que nada pedimos tus oraciones.
Si gustas y necesitas recurso para la evangelización aquí te brindamos
información:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario