La Iglesia Católica quién es Madre y Maestra nos presenta
todo los tiempos litúrgicos con la finalidad de vivirlos y de sacarles
frutos. No me cabe la menor duda que el FRUTO mayor entre todos los
frutos que podemos adquirir los cristianos es el mismo Espíritu Santo. Esto se da de manera especial en el
adviento.
Para poder sacarles mejor el provecho litúrgico posible
veamos cómo se compone teológica y litúrgicamente hablando el adviento. A lo largo del año litúrgico nos daremos
cuenta que la Iglesia en su más pura esencia es un adviento. ¿Pero veamos qué
es el adviento? La palabra ‘adviento’ en
la latín sé dice ‘adventus’ pero esta palabra en latín es la que se usaba para
traducir la palabra griega ‘parousia’ que significa ‘advenimiento’ o ‘llegada’. De aquí en adelante cuando hablemos de la
parusía lo haremos desde el aspecto teológico donde definimos la parusía como
la Segunda Venida del Señor. Claro está,
entre cristianos y católicos es más conocido y sabido de la parusía como la
Segunda Venida del Señor en gloria y poderío y no tanto su contexto lingüístico.
¿Quién dice amén? Pues yo te lo digo, pero bien grande… AMÉN.
El adviento como tiempo litúrgico tiene tres direcciones
o tres venidas de Cristo Jesús que no debemos pasar por alto. La primera es la venida del Señor en su
Encarnación o sea que nos preparamos para celebrar el memorial que solemos
llamar la Natividad del Señor que sucedió en Belén de Judea. En segundo lugar nos preparamos para celebrar
la Navidad que celebramos en este año. Esta con el propósito de darnos ese tiempo de
que Cristo nazca en cada uno de nuestros corazones. En tercer lugar paralelamente a las dos
anteriores nos preparamos para Parusía o la Segunda Venida de Jesús como ya
indiqué en gloria y poderío. Este era el gran Maranatha que proclamaban los primeros cristianos.
Para este nuevo año litúrgico (2019-2020) que siempre
comienza en nuestro Rito Latino (en sus formas ordinaria y extraordinaria)
iniciamos con el Ciclo A, sé estará reflexionando en el Evangelio de San Mateo. Recordemos que el adviento siempre tiene
cuatro domingo (o sea cuatro semanas).
Cada uno de estos domingos (semanas) tiene un tema en particular. Para el primer domingo tenemos el tema de la
vigilancia. En el segundo domingo
tenemos el tema del juicio del Señor.
Durante la tercera semana se estará tratando el tema del gozo. Y en el cuarto domingo le toca el tema de la
preparación de la navidad.
Primer Domingo
Adviento
La primera semana (domingo) de adviento nos presenta las
siguientes lecturas:
Is. 2, 1-5
Salmo 121 (R: Vayamos con alegría al encuentro del Señor)
Rm. 13, 11-14a
Aquí en el Señor nos advierte que debemos estar
vigilantes y preparados ya que ni sabremos ni el día ni la hora en que llegará
el Juicio del Señor. Cómo podemos
apreciar el adviento no comienza con la preparación a la navidad. Eso llegará más adelante durante el adviento.
Para más información para la reflexión de este tema: ¿Por qué esperar al Hijo del hombre?
Tiempo de Adviento – Ciclo A
Segundo Domingo de Adviento
Para la segunda semana (domingo) de adviento se nos
presentan las siguientes lecturas:
Is. 11, 1-10
Salmo 71 (R: Ven, Señor, rey de justicia y de paz)
Rm. 15, 4-9
Este segundo domingo de adviento tenemos como personaje
central del evangelio a Juan el Bautista.
Aquí la aunque el tema es el juicio del Señor veremos que Juan nos pide arrepentimiento
y conversión ya que estos son requisitos fundamentales del Reino de Dios. Después de establecer su reino el Señor
vendrá a Juzgar. Nos podemos preguntar
qué relación tiene el juicio de Dios con el arrepentimiento y la conversión la
verdad que mucha. Resulta que para que
podamos ser juzgados en justicia y misericordia necesitamos la conversión y
llevar una vida de conversión. Ya que la
verdadera conversión es la que nos llevará a la Justicia Divina.
Para más información para la reflexión de este tema: ¡La conversión como requisito fundamental
del Reino de Dios! Segundo Domingo de Adviento – Ciclo A
Tercer Domingo
de Adviento
Is. 35, 1-6a.
10
Salmo 145 (R: Ven,
Señor, a salvarnos)
Sant. 5, 7-10
El tercer domingo de adviento celebramos lo que la Iglesia llama el “Domingo del
Gaudete” o sea el “Domingo de la Alegría”.
La palabra ‘gaudete’ que nos viene del latín significa ‘regocíjense’. Nos podríamos preguntar porqué
regocijarnos. Esto es lo que nos dice
San Lucas sobre la “alegría divina”: “Habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen
necesidad de convertirse” (Lc. 15,7). Cuando
realmente Jesucristo llega a nuestras vidas y hacemos el firme propósito y
opción por vivir según enseña Jesús y por ende la Iglesia, no tenemos otra
alternativa que gozarnos grandemente y a la vez querer hacer que otros vivan de
ese inmenso entusiasmo y exaltación que estamos viviendo. Esta es la propuesta de la Iglesia hoy, lo
fue ayer y lo será siempre.
Aquí dejo el enlace de la reflexión de esta tercera semana
de adviento: ¡La
Alegría de Dios… que espera abrir sus puertas para nosotros! Tercer Domingo de
Adviento – Ciclo A
Cuarto Domingo de Adviento
La cuarta semana (domingo) de adviento nos presenta las
siguientes lecturas:
Is. 7, 10-14
Salmo 23 (R: Ya
llega el Señor, el rey de la gloria)
Rm. 1, 1-7
En esta cuarta semana de adviento la liturgia nos
presenta el anuncio o presentación mesiánica de San Mateo. “Emmanuel es uno de los nombres (títulos) de
Cristo pero es también la expresión de la perfección de la nueva alianza:
nosotros con Dios y Dios con nosotros” (Fray Nelson Medina O.P.). Sin duda alguna Fray Nelson tiene toda la
razón. Podemos ver como toda la relación
de Dios (tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento), para con el ser
humano se ha querido manifestar por medio de una alianza y una alianza de amor. En esto se ha centrado la relación Dios-hombre
y por ende lo debe ser viceversa.
Si gustas leer la reflexión de este cuarto domingo de
adviento aquí dejo el enlace: Emmanuel
el Dios-Con-Nosotros - Cuarto Domingo de Adviento – Ciclo A
Espero que teniendo una idea más clara de lo que es e
implica el adviento en este nuevo año litúrgico que está iniciando podamos
vivir mejor este adviento. Aunque eso no
depende de esta reflexión espero como ya dije que sí nos ayude.
¡Que María Santísima la Nueva Eva, la Mujer de la espera
perfecta ore e interceda por todos los bautizados!
¡Espíritu Santo que anunciaste por medio de los profetas hasta llegar a Juan el Bautista el advenimiento del Mesías esperado en Jesús guíanos e ilumínanos para vivir mejor este adviento y así lograr los frutos que tanto necesitamos!
¡Dios… Bendiga… Amén!
Otras reflexiones que se te podrán ser de gran utilidad:
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