Muchas personas cuando quieren conocer del Espíritu Santo suelen
preguntar; ¿Qué el Espíritu Santo (ES)? Y está muy bien preguntarnos: ¿Qué es
el ES? Pero no podemos olvidarnos que también nos debemos preguntar: ¿Quién es
el Espíritu Santo?
¿Qué es el ES? Los teólogos dicen
y la Iglesia nos ensena que el Espíritu Santo es la fuerza de amor entre Padre
y el Hijo y viceversa. La definición o
atributo que se le da a Dios por excelencia es el Amor. Pero este Amor es un Amor hecho acción y esto
es precisamente la caridad.
Por eso nos dice San Pablo que puedo tener todos dones y carismas “pero
si me falta el amor (o sea la caridad) nada soy” (ver 1Cor. 13, 1–13).
El Espíritu Santo es una persona sin cara (y sin cuerpo). Pero más que
nada es una Persona Divina del misterio más grande y profundo de nuestra fe
cristiana, la Santísima Trinidad.
Siempre les digo a mis estudiantes de catequesis o preparación en la fe
que cuando queremos aprender un idioma una de las cosas más fundamentales que
debemos hacer es crear un vocabulario. De igual forma, cuando queremos estudiar
una nueva profesión debemos aprender los términos propios a dicha profesión.
Con nosotros los cristianos sucede lo mismo, debemos crear un vocabulario
propio a nuestra fe, moral y vida cristiana.
Como toda historia, esta historia comienza por el principio. La palabra "espíritu" viene del hebreo "ruah" que literalmente significa
aliento o viento.
Veamos lo que nos dice el principio del libro del Génesis: “En el principio, cuando Dios creó los
cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el
espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas” (Gn. 1, 1–2).
Es muy interesante como el hagiógrafo (autor sagrado) nos representa esta
imagen del Espíritu de Dios y como se mueve.
Veamos otras imágenes que se nos presentan en la Biblia del Espíritu
Santo. El “agua viva” es una de las imágenes que mayor significación posee
para el cristiano. “Derramaré agua sobre
el suelo y los riachuelos correrán en la tierra seca. Derramaré mi espíritu
sobre tu raza. y mi bendición cubrirá tus descendientes. Crecerán como hierba
regada, como sauces a orillas de los ríos” (Is. 44, 3 – 4). En el Evangelio
de San Juan, Jesús nos presenta el simbolismo del “agua viva” aprovechando la fiesta de las Tiendas del Pueblo Judío,
donde solían sacar agua de la piscina de Siloé (ver Jn. 38 – 39). De igual
forma, anuncia a la mujer samaritana el “don
de Dios” que no los presenta con el simbolismo del el “agua viva” (el sentido habitual es: el agua de río la cual corre
continuamente) que es el Espíritu de Dios.
Otros que se nos presentan en las Sagradas Escrituras son: la paloma,
las lenguas de fuegos en Pentecostés y el bautizar con fuego.
En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y
se posa sobre Él. Las lenguas de fuegos y bautizar con fuego son simbolismos
que más llaman la atención a las personas. El fuego simboliza la energía
transformadora de los actos del Espíritu.
El aceite es otro símbolo del Espíritu Santo que tiene una importante
significación. El aceite representa una de las funciones del Espíritu Santo.
En el Antiguo Testamente los reyes (que representaban a Rey de reyes,
que es Dios) eran mesías (eran ungidos) del pueblo. Esta unción tiene una gran
significación en cuanto a su liderato y funciones se refiere.
Los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Unción de los Enfermos y el
Orden Sacerdotal conllevan una unción que marca nuestra función como cristianos
(Bautismo, Confirmación y Orden Sacerdotal) y la de fortaleza (consuelo y
confianza) para la Unción de los Enfermos.
(Continuará…)
1 comentario:
Me ha encantado esta reflexión sobre el Espíritu Santo.
Espero con ansias las siguientes reflexiones.
Rogaría información de un curso adecuado para poder trabajarlo con adultos que quieren recibir el Sacramento de la Confirmación.
Que Dios les bendiga
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