¿Cuántas veces le
preguntamos a alguien o nos preguntan a nosotros si leemos la Biblia? La respuesta más común es “sí.”
La palabra biblia significa colección de libros o biblioteca. Como sabemos está compuesta por dos partes o
secciones fundamentales el Antiguo y Nuevo Testamentos. Es también conocido que la Biblia contiene lo
que conocemos como la Palabra de Dios.
Hay que distinguir que la Palabra de Dios para los católicos no
solamente está en lo que conocemos como Biblia o sea escrita. Toda la Palabra de Dios o la Revelación
Divina está contenida en la Biblia (escrita) y en la Tradición de la Iglesia
que la Iglesia ha mantenido viva desde el mismo tiempo de los Apóstoles.
Podemos decir
entonces que la Palabra de Dios es el pacto, testamento o alianza de amor que
el mismo Dios le ha dejado a su creación los seres humanos. Este Alianza de Amor comienza con el Pueblo
de Israel (Antiguo Testamento) como pueblo elegido y base fundamental para
hacer llegar este mensaje en el tiempo apropiado esa Palabra de Dios (Alianza
de Amor) a las demás naciones.
Nos podemos
preguntar si la Palabra de Dios desde sus inicios es una Alianza de Amor; ¿Cómo
Jesucristo nos dice que es pacto (mandamiento) nuevo? Recordemos lo que nos dice el Apocalipsis “Todo lo hago nuevo” (Ap. 21, 5). ¿Cómo Cristo hace nueva esta alianza de
amor? Sin duda alguna la ha hecho nueva
con su vida y testimonio especialmente su pasión, muerte y resurrección. Por consecuencia podemos decir renueva o sea
hace nueva esa alianza por sus propios méritos.
Ese Dios Uno y Trino que es Amor (ver 1 Jn. 4, 7-16) nos sigue mandando
que nos amemos los unos a los otros. “En esto todos reconocerán que ustedes son
mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros” (Jn. 13,
35).
El amor al igual que
la fe hay que demostrarlo con obras (y obras buenas). Es de esta forma que le demostramos al mundo
que somos cristianos o sea discípulos de Jesús.
Si somos discípulos de Jesús tenemos por ende que seguir su
ejemplo. Para conocer a Jesús hay que
leer la Palabra de Dios, meditarla e internalizarla en nuestros corazones para
entonces decidir en seguirlo de todo corazón.
Hoy es un bien día
para reflexionar y hacer examen de conciencia en cuanto al Primer Mandamiento
de la Ley de Dios “amarás a Dios sobre
todas las cosas.” Cuando le
preguntaron a Jesús “¿Cuál es el
mandamiento más importante?” Jesús dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente- Este es el primero y el más
importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: Ama a tu prójimo
como a ti mismo.” (Mt. 22, 37–39).
Podemos decir entonces que amar a Dios y amar al prójimo es algo que no
podemos desligar o separar. Van el uno
con el otro. No podemos decir que amamos
a Dios si no amamos a nuestro prójimo.
Renovemos nuestro
compromiso de amar a Dios y nuestro prójimo.
Esto implica también el llevarles la Buena Nueva de Jesucristo que El
mismo nos manda a llevar a todas las naciones y por ende a todas las
personas. Para esto hay que comenzar con
nuestro prójimo o sea el próximo, quien está a nuestro lado.
La Iglesia como
Madre y Maestra nos guía y nos ayuda a canalizar el Amor de Dios por medios de
los sacramentos, la oración. ¡Que así
nos ayude Dios a vivir en su amor según la Iglesia nos enseña!
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