18 de mayo de 2014

“Nadie va al Padre, sino por mí” Domingo V de Pascua (Ciclo A)

Hechos 6, 1-7: Eligieron siete hombres llenos del Espíritu Santo.
Salmo Responsorial 32: El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.
1Pedro 2, 4-9: Ustedes son estirpe elegida, sacerdocio real.
Juan 14, 1-12: Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Hoy en día más que nunca hay muchos quienes nos prometen toda clase de bienestar humano pero con la ausencia de Dios, quien fue el que  nos creó.  Más aún muchos pretenden ser o poseer una verdad sin la raíz o la esencia de la verdad que es el mismo Dios.  Nuestra sociedad se define a sí misma con una “sociedad trasparente”.  Esto en si no es problema sino más bien como y de que formas esta esta pretende ser trasparente, muchas veces con la carencia y privación de Dios.   La Palabra de Dios que nos propone hoy la liturgia (en especial en el evangelio) nos quiere hacer ver y entender que Dios es la fuente de todo, lo material y lo espiritual.

La primera lectura vemos que las tensiones (internas y externas) comenzaron aflorar en la comunidad cristiana naciente de Jerusalén.  De esta lectura (y otras similares en los Hechos y las Cartas de San Pablo) podemos visualizar que la apertura hacia el mundo de la Iglesia fue un proceso lento.   Pero este proceso de apertura se fue manifestando con la guía del Espíritu Santo.
Como dice el dicho popular: “todo problema tiene su solución”.  La comunidad griega como nos dice texto se quejaron ante los Apóstoles que sus viudas no eran atendidas  apropiada y debidamente.  Aquí hay dos puntos a reflexionar.  Primero, los Apóstoles no podían descuidar el ministerio de la Palabra o Predicación porque para eso fueron comisionados por el mismo Jesús (ver Mc. 16, 15-16; Mt. 28, 18-20).  Segundo, para este menester se le impuso las manos a siete hombres griegos (prosélitos o que habían aceptado el judaísmo) justos y prudentes (o sea santos o llenos del Espíritu de Dios) y se les encargo el orden del diaconado.
La palabra “diácono” nos viene del griego “diakonos”, y luego del latín “diaconus” que significa “servidor”.  En todo el sentido de la palabra podemos decir que Jesucristo fue el “Diacono entre los diáconos” o sea el “Servidor entre los servidores” (ver Mt. 20, 28).  Todos los bautizados estamos llamados a la “diaconía” o sea estamos llamados a servir tal como lo hijo Cristo.  Ahora bien como
Para poder entender la segunda lectura hay que leer el Salmo 117 (118 en la Biblia).  Este salmo es uno de los salmos pascuales por excelencia.  Es pueblo Judío sabía todo lo concerniente a la construcción (ver Mt. 7, 21-29).  Como dato histórico podemos mencionar que el Coliseo Romano fue construido por esclavos judíos capturados en el año 70 después de la destrucción del Templo de Israel.
San Pedro utilizando el conocimiento popular (podrimos decir) que equivale y realiza tanto la piedra viva como la piedra angular en una construcciones de su tiempo de nos demuestra que Jesucristo hace estas mismas funciones para la construcción de su Iglesia.  La piedra viva era elegida con sumo esmero para que fuera el fundamento del edificio (ver Mt. 7, 21-29).  Jesús Resucitado es la piedra viva sobre la que construye el edificio (toda la Iglesia, cada uno de los bautizados) del pueblo de Dios.  La piedra angular es la piedra que se coloca en la base del nuevo edificio como fundamento es la piedra más dura y más resistente.  También es la piedra central de la bóveda de la que va a depender el equilibrio del conjunto.  Cristo Resucitado se manifiesta como la base o pedestal de la Iglesia y como la piedra de bóveda que mantiene en el necesario equilibrio entre los que formamos su Cuerpo Místico que es la Iglesia.
Todo el capítulo 14 del Evangelio de Juan hoy nos presenta una síntesis de la Trinidad Santa.  Cuyo mensaje principal es que entendamos que se llega al Padre por Jesús en el Espíritu.  Tanto el Bautismo y la Transfiguración del Señor nos dejan ver claro que Jesús vivía lleno del Espíritu de Dios.
Podemos fácilmente preguntar a Jesús ¿Cómo llegamos a la Casa del Padre (o al Reino de Dios)?  La respuesta sigue siendo la misma que Él les dio a sus discípulos; Yo soy el Camino.  ¿Cómo llegamos a la Plena y Total Verdad que es el mismo Dios?  Jesús nos responde; Yo soy la Verdad.  ¿Cómo obtenemos la Plenitud de la Vida que se encuentra en Dios? Jesús nos indica; Yo soy la Vida.
“¡El que me ve a mí ve al Padre!” (Jn. 14, 9).  Esta frase aparece precedida por otra: “Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe?” (Jn. 14, 9).  El encuentro con Jesús es el encuentro con el Padre.  Esta es la excelsa noticia, la gran novedad que fundamenta las demás (Camino, Verdad y Vida) y que nos aporta el acontecimiento pascual o el encuentro con el Resucitado.

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