En septiembre 28 del 2008
escribí un “mini-articulo” que
se titula “¿Si me preguntas si soy…?” En aquella ocasión no detalle o
desarrolle la reflexión sino que hice unas simples expresiones después de cada
aspecto de la Iglesia Católica.
Como muy bien dice él presbítero católico cubano (y adoptado como hijo puertorriqueño en el corazón del Pueblo de Dios) Monseñor Wilfredo (Willie) Peña sobre distintas palabra y expresiones “que los católicos nos hemos dejado robar”.
Como muy bien dice él presbítero católico cubano (y adoptado como hijo puertorriqueño en el corazón del Pueblo de Dios) Monseñor Wilfredo (Willie) Peña sobre distintas palabra y expresiones “que los católicos nos hemos dejado robar”.
Un día yo estaba en la
oficina del doctor y estaba leyendo un libro y una señora me preguntó qué estaba leyendo y le indiqué que era un libro de teología. Entonces me
dijo “ah usted es cristiano” y
le dije que sí y que era católico. La dama con una cara decepcionada me
dijo “ah yo pensé que usted era
cristiano”. Yo con todo mi ímpetu boricua y caribeño le
dije: “un momentito señora que yo
sí soy cristiano y de aquellos que le llamaron cristianos por primera vez en
Antioquía. O sea los católicos, y si usted lee la Palabra de Dios usted
se dará cuenta que Cristo fundó la Iglesia para que fuera católica” (ver y leer Mt. 28, 16–20; Mc. 15, 15–16).
¿Si me preguntas si soy… Católico? Digo que sí, porque mi Iglesia es universal y fundada por
Jesucristo (ver y leer Mt. 28, 16–20; Mc. 15, 15–16) bajo el cimiento de los Apóstoles (ver y leer Ef. 2, 19-22; 1Cor. 3, 10-11).
¿Si me preguntas si soy… de la Iglesia de Cristo? Digo que sí, porque ante Cristo y como dice
San Pablo que ante al nombre de Jesucristo toda rodilla se doble y le adore
como Dios y salvador (ver y leer Fil. 2, 9–11). Digo que sí, porque Cristo Jesús
fundó la Iglesia, una sola Iglesia, la Iglesia Católica.
¿Si me preguntas si soy… Bautista? Digo que sí, porque mi Iglesia tiene el Sacramento del
Bautismo que es la puerta de la salvación (ver y leer Mc. 16, 15–16). Por medio del Bautismo somos hijos adoptivos de Dios y miembros de la Iglesia.
Además en este gran sacramento el Espíritu Santo se anida en nuestra alma y nos
confiere la Gracia Santificante que es el don de Dios en nuestras vidas y la
Gracia Sacramental que es la gracia propia de cada sacramento. Por eso el
Bautismo nos hace hijos adoptivos de Dios e hijos muy amados de la Santa Madre
Iglesia Católica.
¿Si me preguntas si soy… Evangélico? Digo que sí, porque mi Iglesia tiene Cuatro Evangelios Canónicos los
cuales nacieron del Kerigma o primera predicación de los Apóstoles y guardada
con las Tradiciones Orales y Escritas y de estas fueron Editadas y por el don y
la gracia del Espíritu Santo fueron nombrados y declarados como canónicos o sea que fueron
reafirmados como Palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo.
¿Si me preguntas si soy… Episcopal? Digo que sí, porque mi Iglesia tiene Obispos (del griego ‘epískopos’
= administrador) que son sucesores de los Apóstoles. Pablo le da
instrucciones a su discípulo y obispo Timoteo de cómo deben ser los obispos
(ver y leer 1Tim. 3, 1–7). Un día Andrés el hermano de Pedro le presentó a Jesús y
este le dijo a Simón Pedro (Kefas): “Jesús
miró fijamente a Simón y le dijo: ‘Tú eres Simón, hijo de Juan, pero te
llamarás Kefas’ (que quiere decir Piedra)” (Jn. 1, 42).
También Jesús le dio la potestad a Pedro de ser la Cabeza de los apóstoles (y
por ende el primer Papa de la Iglesia) (ver y leer Mt. 16, 15–19). Después de la
Resurrección del Señor, Jesús le preguntó tres veces a Pedro si lo amaba
después de cada contestación Jesús le responde y le encomienda, “que apaciente a sus ovejas” (ver y leer Jn. 21, 15–19). Pablo nos dice que la Iglesia fue fundada por Jesucristo
bajo la cimiente de los apóstoles (ver Ef. 2, 20).
¿Si me preguntas si soy… Presbiteriano? Digo que sí, porque mi Iglesia posee
presbíteros que comúnmente llamamos sacerdotes. Los presbíteros o
sacerdotes han existido en la Iglesia Católica desde los mismos tiempos
apostólicos. San Pablo le da instrucciones de cómo liderar con los
presbíteros (ver y leer 1Tim. 5, 17–23). La Iglesia ha seguido ordenando presbíteros
y estos participan por vocación o llamado del Sacerdocio de Cristo Jesús quien
es Sumo y Eterno Sacerdote según el rito (o a la manera) de Melquisedec (ver y
leer Sal. 110, 4; Heb. 5, 1–10).
¿Si me preguntas si soy… Metodista? Digo que sí, porque mi Iglesia posee un método
de más de 2000 años. La Iglesia desde sus orígenes se fue organizando
metodológicamente por medios de concilios y sínodos. Según la Iglesia se
fue expandiendo se fue dividiendo en diócesis y estas en parroquias. Del
conjunto de diócesis en sus determinados países se fueron creándose las
conferencias episcopales. En distintas facetas de la vida eclesial la
Iglesia tiene un organigrama y metodología que le ha permitido a la Iglesia
subsistir en distintas áreas ya sean humanas o espirituales.
Todos los bautizados por
medio del bautismo adquirimos la Triple Misión de Cristo Jesús de ser Sacerdotes
(sacerdocio común de los fieles), Reyes y Profetas.
Como pueblo sacerdotal (ver
y leer 1Pe. 2, 4-11) ofrecemos sacrificios (de nuestra vida propia, de la familia). La Eucaristía es el modelo sacrificial más elocuente
y trascendental. La Eucaristía es el
SACRIFICIO entre los sacrificios que nos alimente con el “Pan de la Palabra” y
el “Verdadero Pan y el Mana de Cristo Jesús” que nos lleva por medio de la gracia
a la Jerusalén Celestial.
Como pueblo real, somos llamados
a reinar por medio de servicio abnegado y desprendido (ver y leer Mt. 20, 28). Vivir socorriendo perseverantemente y con una constante
disponibilidad a las necesidades de quien urge y de esa manera imitamos a
Jesús, quien siendo condición divina, no vino a ser servido sino a servir.
Como pueblo profético NO ESTAMOS LLAMADOS a adivinar el futuro. Por el contrario SI ESTAMOS LLAMADOS a anunciar y denunciar. Anunciamos el amor,
la gracia, la justicia y todo lo que le agrada a Dios. Denunciamos la injusticia, el pecado, el odio
y todo aquello que no es de Dios o no le agrada a Dios. El Bautismo de Jesús sirve como fuente de su
redención y de cómo es su misión. Esta
es modelo ideal a seguir y llevar a cabo nuestro compromiso bautismal.
¡Que el Espíritu Santo quien
es Amor Infinito nos guié perseverantemente con nuestro compromiso y misión de
ser al igual y al ejemplo de Cristo Jesús; Sacerdotes, Reyes y Profetas!
¡Santa María Virgen y Madre de los
bautizados intercede por todos nosotros para que seamos fieles siervos de la
Iglesia y por ende de tu Hijo Amado Jesucristo!
PD: Unos hermanos llegaron
a mi casa y se presentaron como miembros de la Iglesia de los Santos de
los Últimos Días… yo les conteste que soy miembro de la Iglesia
de los Santos de Todos los Tiempos… la Iglesia Católica.
(Revisado: Mayo 16, 2019)
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