Hoy
en día es muy común en los medios artísticos en muchos de nuestros países como
suele suceder aquí en USA que los medios masivos de comunicaciones quieran
hacer “encuestas” o indagaciones de
que artista de Hollywood es más famoso y quien posee mayor fortuna.
Pongamos un ejemplo, a Elvis Presley quien falleció
en el 1977 se le sigue llamando el “rey
del rock and roll”.
Cuando uno llega al estado de Tennessee (que es relativamente cerca de
donde yo vivo) y especialmente el pueblo de Memphis (lugar donde el falleció) es increíble
ver los museos y las memorabilias que se le dedican a este cantante y actor de
cine.
¿Qué quiero
decir con todo esto? A los seres humanos
(independiente de que creamos o no) se nos olvida que siempre habrá Alguien más
grande, más y más grandioso que nosotros.
Lamentablemente a los cristianos y a muchos católicos se nos olvida que
tenemos un Dios que actúa con Poder y con el Máximo y Pleno Poder.
El evangelio
que se proclamó en la Sagrada Eucaristía del día [no la de la Misa vespertina o
de vísperas del domingo o sea después de las 4:00 PM] (ver Mt. 12, 14-21) nos decía
que después que Jesús de le fue de las manos a los fariseos porque querían matarlo,
este se fue a curar y sanar a la gente del pueblo.
Ya Jesús previamente a lo
que nos dice el evangelio de hoy la señal que pedían los escribas y fariseos había
hechos muchos milagros y prodigios curando a los que en si ponían su confianza
en Él, y en esto es que estriba la diferencia.
Los fariseos y escribas pedían una señal para ponerlo a prueba mientras
que la gente cuando le pedían algo era porque lo necesitaban y ponían toda su
confianza en Jesús.
Es muy
meritorio reflexionar en la contestación que le da Jesús a los escribas y
fariseos: “Esta gente malvada e infiel
está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del
profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches
en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y
tres noches en el seno de la tierra”
(Mt. 12, 38-40). Hay otras versiones
bíblicas que por la palabra infiel
usan la palabra adultera. Aunque la significación sea la misma la connotación
o el contexto e algo distinto.
Como he mencionado otras la
palabra usada en hebreo para santidad es la palabra Kiddushin y esta tiene
una doble significación. Literalmente significa
sacar
aparte pero también esta palabra en hebreo es usada para lo que español
seria los esponsales y compromiso matrimonial.
¿Qué
implica esto? Que nuestra relación con
Dios (la palabra religión que viene
del latín religare significa religar, tratar con o relacionarnos
y en este caso con Dios) implica convivir en amor (ya que Dios es amor) como se
presupone en el matrimonio. En este
sentido Jesús les llama a los de su generación en especial a los líderes
religiosos y políticos generación infiel o adultera.
La única señal
que se les dará es la señal de Jonás (ver Mt. 12, 39). Cuando leemos este de Libro de Jonás (ver
Jon. 2, 1-11) nos fijaremos que este paso tres días en vientre de ballena esto
claro esta implica los tres días de Cristo en el sepulcro antes de su gloriosa Resurrección.
Veremos también que el
profeta Jonás fue arrojado del vientre del cetáceo como para dejarnos saber que
este no pertenecía al vientre del cetáceo.
En forma análoga podríamos decir que Jesús fue “lanzado” o “excluido” a las afueras del sepulcro ya que El no pertenecía
en el lugar de los muertos.
Los Santos
Padres de la Iglesia en especial San Agustín de Hipona (siglos IV-V Padre y Doctor
de la Iglesia) nos hablan de las prefiguraciones de Cristo en el Antiguo
Testamento. San Agustín nos dirá
magistralmente en su Libro de las Confesiones: “Igual que Jonás
pasó del navío al vientre de la ballena, Cristo pasó de la madera de la cruz a
la tumba”. “El
profeta Jonás anunció a Cristo no tanto con sus palabras, sino con una especie
de pasión que sufrió y de una manera seguramente más clara que si hubiese
proclamado a alta voz su muerte y resurrección. ¿Por qué entonces fue recibido
en el vientre del monstruo y luego, al tercer día fue expulsado si no es para figurar
a Cristo que vuelve el tercer día de las profundidades del infierno?” (San
Agustín, La ciudad de Dios, 18, 30, 2).
Hoy en día también
solemos adquirir esta postura de los escribas y los fariseos de querer ver
milagritos pero sin disponer nuestro corazón a la esperanza y a la fe en Cristo. Los milagros son reales y se dan de eso no me
cabe la menor duda. ¿Pero después del
milagro que?
Una vez
escuche la predicación de un sacerdote que decía: “los milagros son milagros, pero el más pequeño de los milagros es más
que suficiente para vivir alabando y dándole gracias a Dios por el resto de
nuestra vida”. Esta fue la aptitud
que supieron tomar algunos de los personajes bíblicos: el centurión romano (ver
Mt. 8, 5-13), la suegra de Pedro (Mt. 8, 13-15), la mujer cananea (ver Mt. 15,
21-28), entre otros más.
Hermano o
hermana y este su servidor en Cristo Jesús nos toca a cada uno de nosotros
hacer examen de conciencia para ver cuántas veces asumimos esta aptitud
farisaica. Pero un simple examen de
conciencia no es suficiente pidámosles al Espíritu Santo para el milagro de poder
salir estas aptitudes que solo es posible por medio de su Amor sanador.
Recordemos que Jesucristo
es más Grande que cualquier cosa o alguien quienes la sociedad y el mundo “nos quieran inyectar por las venas de
nuestros sentidos”.
¡Ven
Espíritu Santo y sana los corazones afligidos y atormentados!
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