20 de julio de 2015

Evangelio & Reflexión del día: ¡Hay Alguien más grade que tú y que yo!

Hoy en día es muy común en los medios artísticos en muchos de nuestros países como suele suceder aquí en USA que los medios masivos de comunicaciones quieran hacer “encuestas” o indagaciones de que artista de Hollywood es más famoso y quien posee mayor fortuna.
Pongamos un ejemplo, a Elvis Presley quien falleció en el 1977 se le sigue llamando el “rey del rock and roll”.  Cuando uno llega al estado de Tennessee (que es relativamente cerca de donde yo vivo) y especialmente el pueblo de  Memphis (lugar donde el falleció) es increíble ver los museos y las memorabilias que se le dedican a este cantante y actor de cine.  
¿Qué quiero decir con todo esto?  A los seres humanos (independiente de que creamos o no) se nos olvida que siempre habrá Alguien más grande, más y más grandioso que nosotros.  Lamentablemente a los cristianos y a muchos católicos se nos olvida que tenemos un Dios que actúa con Poder y con el Máximo y Pleno Poder.
El evangelio que se proclamó en la Sagrada Eucaristía del día [no la de la Misa vespertina o de vísperas del domingo o sea después de las 4:00 PM] (ver Mt. 12, 14-21) nos decía que después que Jesús de le fue de las manos a los fariseos porque querían matarlo, este se fue a curar y sanar a la gente del pueblo. 
Ya Jesús previamente a lo que nos dice el evangelio de hoy la señal que pedían los escribas y fariseos había hechos muchos milagros y prodigios curando a los que en si ponían su confianza en Él, y en esto es que estriba la diferencia.  Los fariseos y escribas pedían una señal para ponerlo a prueba mientras que la gente cuando le pedían algo era porque lo necesitaban y ponían toda su confianza en Jesús.
Es muy meritorio reflexionar en la contestación que le da Jesús a los escribas y fariseos: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra” (Mt. 12, 38-40).  Hay otras versiones bíblicas que por la palabra infiel usan la palabra adultera.  Aunque la significación sea la misma la connotación o el contexto e algo distinto.
Como he mencionado otras la palabra usada en hebreo para santidad es la palabra Kiddushin y esta tiene una doble significación.  Literalmente significa sacar aparte pero también esta palabra en hebreo es usada para lo que español seria los esponsales y compromiso matrimonial. 
¿Qué implica esto?  Que nuestra relación con Dios (la palabra religión que viene del latín religare significa religar, tratar con o relacionarnos y en este caso con Dios) implica convivir en amor (ya que Dios es amor) como se presupone en el matrimonio.  En este sentido Jesús les llama a los de su generación en especial a los líderes religiosos y políticos generación infiel o adultera.
La única señal que se les dará es la señal de Jonás (ver Mt. 12, 39).  Cuando leemos este de Libro de Jonás (ver Jon. 2, 1-11) nos fijaremos que este paso tres días en vientre de ballena esto claro esta implica los tres días de Cristo en el sepulcro antes de su gloriosa Resurrección.  
Veremos también que el profeta Jonás fue arrojado del vientre del cetáceo como para dejarnos saber que este no pertenecía al vientre del cetáceo.  En forma análoga podríamos decir que Jesús fue “lanzado” o “excluido” a las afueras del sepulcro ya que El no pertenecía en el lugar de los muertos. 
Los Santos Padres de la Iglesia en especial San Agustín de Hipona (siglos IV-V Padre y Doctor de la Iglesia) nos hablan de las prefiguraciones de Cristo en el Antiguo Testamento.  San Agustín nos dirá magistralmente en su Libro de las Confesiones: “Igual que Jonás pasó del navío al vientre de la ballena, Cristo pasó de la madera de la cruz a la tumba”“El profeta Jonás anunció a Cristo no tanto con sus palabras, sino con una especie de pasión que sufrió y de una manera seguramente más clara que si hubiese proclamado a alta voz su muerte y resurrección. ¿Por qué entonces fue recibido en el vientre del monstruo y luego, al tercer día fue expulsado si no es para figurar a Cristo que vuelve el tercer día de las profundidades del infierno?” (San Agustín, La ciudad de Dios, 18, 30, 2).
Hoy en día también solemos adquirir esta postura de los escribas y los fariseos de querer ver milagritos pero sin disponer nuestro corazón a la esperanza y a la fe en Cristo.  Los milagros son reales y se dan de eso no me cabe la menor duda.  ¿Pero después del milagro que? 
Una vez escuche la predicación de un sacerdote que decía: “los milagros son milagros, pero el más pequeño de los milagros es más que suficiente para vivir alabando y dándole gracias a Dios por el resto de nuestra vida”.  Esta fue la aptitud que supieron tomar algunos de los personajes bíblicos: el centurión romano (ver Mt. 8, 5-13), la suegra de Pedro (Mt. 8, 13-15), la mujer cananea (ver Mt. 15, 21-28), entre otros más.
Hermano o hermana y este su servidor en Cristo Jesús nos toca a cada uno de nosotros hacer examen de conciencia para ver cuántas veces asumimos esta aptitud farisaica.  Pero un simple examen de conciencia no es suficiente pidámosles al Espíritu Santo para el milagro de poder salir estas aptitudes que solo es posible por medio de su Amor sanador.
Recordemos que Jesucristo es más Grande que cualquier cosa o alguien quienes la sociedad y el mundo “nos quieran inyectar por las venas de nuestros sentidos”.  
¡Ven Espíritu Santo y sana los corazones afligidos y atormentados!

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