13 de septiembre de 2015

“Non Nisi Te Domine” (Nada más que a ti, Señor)

A principios de diciembre del 1273 mientras Santo Tomas de Aquino estaba trabajado y escribiendo sobre la Eucaristía en su Suma Teológica, Cristo se le apareció a Tomas de Aquino y le dijo: “Tomas has trabajado y escrito muy bien sobre mi Cuerpo.  ¿Qué quieres en recompensa?  El santo dominico le contesto al Señor “Non Nisi Te Domine” que significa “Nada más que a ti, Señor”.

Esta historia me hace recordar y meditar en San Pablo cuando él decía a la Comunidad Eclesial de Corintos en su 2ª carta que nadie debe gloriarse de la obra de Dios ni de sus las gracias que nos dan para su obra.  En esta después que se le había espetado un aguijón (aguijón es la punta o ponzoña de ciertos animales como las abejas y avispas) de satanás en su carne.  Tres veces le había pedido al Señor que se lo quitara y este le indico a San Pablo: “te basta mi gracia” (2ª Cor. 12, 9).
Dos cosas es de vital importancia aquí preguntarnos. Primero, si Dios nos preguntara que queremos como recompensa de una acción meritoria nuestra que contestaríamos.  Segundo, si le pidiésemos a Dios que nos quite un malestar y este nos contestara “te basta mi gracia” que haríamos.  Son dos situaciones por las que nos podríamos ver envueltos. 
Sobre la primera no tenemos necesariamente que Dios “en persona” nos pregunte.  Muchas veces Él nos pregunta y nos contesta por medio de los eventos en nuestras vidas.  Este (Dios) nos pone personas ya sean familiares, amistades, sacerdotes, religiosos, religiosas, etc. que podrían ir mancando el camino de lo que el mismo Dios quiere para cada uno de nosotros.   
Desde nuestro bautismo ya Dios nos hace la pregunta más fundamental de nuestras vidas.  ¿Quieres ser feliz en esta vida y en la futura (la vida eterna)?  Es por eso que aun siendo unos bebes nuestros padres y padrinos suelen responder esa pregunta a Dios por nosotros. 
Cuando ellos le piden el Sacramento del Bautismo a la Iglesia muchas veces aun sin ellos saberlos le están contestando esta pregunta.  Es por eso que ellos son los responsables de educarnos en la fe cristiana para de esa forma vayamos aprendiendo que es la felicidad verdaderamente para el cristiano.
Jesucristo nos da las claves básicas para la felicidad.  Estas las podemos encontrar tanto en el Evangelio de San Mateo como en el de San Lucas (ver Mt. 5, 1-12; Lc. 6, 20-26).  Estas son las Bienaventuranzas y esta palabra es sinónimo de dichosos, felices y beatitudes. 
Para el mundo y la sociedad los cuales de una forma u otra buscan alejarnos y distanciarnos de Cristo Jesús y la Iglesia que el fundo nos dirán que la felicidad estriba en todo los contrario a lo que nos dice la Palabra de Dios en la Beatitudes o Bienaventuranzas.
Cuando leemos ambos textos antes citados vamos a ver que hay unas diferencias.  Primero notaremos que hay 8 buenaventuras en Mateo mientras que en Lucas hay solo 4.  Para entender y comprender el porqué de esto hay varias cosas que debemos tener muy en cuenta. 
Primero es muy conveniente saber cuáles son los pasos por los cuales se formó la Biblia tal como hoy en día la conocemos.  Estos son cinco pasos y son los siguientes tanto para el Antiguo Testamento como para el Nuevo Testamento y estos son: los eventos (para el AT se dieron en unos 2000 años mientras que para el NT en unos 100 años), la tradición oral, la tradición escrita (para el beneficio de las comunidades del tiempo), la edición (el orden actual de la Biblia es producto de la edición) y por último la canonicidad o sea las comunidades en oración se reunieron (al menos las cristianas) para determinar cuáles libros estaban inspirados por el Espíritu Santo y eran por lo tanto eran considerados como Palabra de Dios. 
Después de esto hay que tener en cuenta los contextos de esta palabra de Dios.  ¿Cuáles serían estos contextos a tener en cuenta?    Los contextos que hay que considerar cuando leemos un texto bíblico son los géneros literarios, las condiciones (creencias, cultura, etc.) del tiempo y los procesos de revelación que tomaron parte en estos Sagrados Textos entre otros.   ¿Por qué este último de los contextos?  Recordemos la revelación en el Antiguo Testamento es progresiva.  Es por eso que la Iglesia nos enseña que Jesucristo es la fuente y culmen de la Revelación Divina.  Es por eso nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) nos dice: “Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta” (CIC # 65). 
Además de lo antes mencionado hay mencionado hay que entender que ambos textos de las bienaventuranzas hay contextos que son distintos.  La diferencias no son solo de números sino también en cuantos a sus editores por ejemplo. 
Vamos a ver que Lucas nos sitúa a Cristo en una planicie mientras que Mateo lo sitúa en una montaña.   Posiblemente los editores de ambos evangelios no sabían dónde Jesús las predico realmente. 
Es sabido que Mateo nos quiere presentar a Jesús como un Nuevo Moisés.  De la misma forma que Moisés recibió la Ley de Dios en el Monte Sinaí de esa misma forma Jesús nos da ley o esa aplicación de la ley según el mismo amor de Dios desde la montaña.   O sea las razones de Mateo eran pastorales y no históricas literalmente hablando.  Como indican algunos exegetas y comentaristas bíblicos posiblemente Jesús las predico en una planicie y quizás fueron las cuatro que expone Lucas. 
Tenemos que también la diferencia estriba en ambos textos van dirigidos a grupos distintos.  Por ejemplo Mateo les escribe a cristianos de origen judío o hebreos mientras que Lucas les escribe a cristianos que en su mayoría eran gentiles o paganos.
Veamos entonces algunas de las bienaventuranzas para visualizar en que estriba la felicidad.  Estoy usando para esta reflexión las Bienaventuranzas de San Mateo (ver Mt. 5, 1-12).  La versión bíblica de la cual estaré reflexionando es la Biblia de Jerusalén Latinoamericana ya que está según mi humilde entender es una de las mejores biblias para el estudio.  
La primera bienaventuranza nos habla de los “pobres de espíritu” (ver Mt. 5, 3).  En términos bíblicos la palabra usada para pobres en hebreo es “Anawim”.   Pero esta no solamente es usado este término Anawim para pobres materialmente hablando sino más bien para todos aquellos que sin importar su status social se hacían pobres por el Reino de Dios.  O sea se hacían pobres por amor a Dios y los hermanos para darles y ayudar a otros en sus necesidades en espacial aquello que por distintas razones son marginados.
Me acuerdo que cuando yo estaba comenzando la filosofía en el seminario, usualmente llegaba a Misa una persona vestida muy sencillamente sin lujos y nada que lo distinguirá.  Un día se me metió en la cabeza preguntarle a un compañero del seminario que ya estaba en teología y llevaba más años que yo en el seminario; ¿Quién es esa persona que viene así vestido todos los días a Misa?  Para mi sorpresa ese compañero de seminario me contesto que ese era el mayor patrocinador del seminario (una persona muy rica) y no era patrocinador de un solo seminarista sino más bien de todos los seminaristas que pertenecían al seminario en ese entonces.  Wow… que sorpresa la mia y más que sorpresa que tremenda lección la que aprendí.
La quinta bienaventuranza es una de la que más me tocan el corazón por muchas razones.  Esta quinta bienaventuranza nos dice: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia” (Mt. 5, 7).  Recientemente escribí una reflexión sobre la misericordia la misma se titula: ¡La misericordia como definición del amor!
Como explique en esta reflexión antes mencionada: “con las Bienaventuranzas Jesús nos está diciendo que el amor es la máxima expresión de la vida cristiana”.  El amor se visualiza actuado por medio de la caridad fraterna y la misericordia.  Estas son por así decirlo como dos automóviles especiales que transitan de forma permanente en la autopista del amor.
Jesús diciéndoles a los fariseos cuando estaba cenando en casa de Mateo ya que estos lo estaban criticando porque comía con pecadores: “Vayan y aprendan que significa: Misericordia quiero y no sacrificios.  Porque no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” (ver Mt. 9, 10-13).  Me llama mucho la atención cuando Jesús dice: “Misericordia quiero y no sacrificios” con este cita Jesús hace alusión al Profeta Oseas (ver Os. 6, 6).
Con estos textos y otros similares vamos a ver que Jesucristo situaba y elevaba al amor y por ende a la caridad y la misericordia por encima del holocausto y del sacrificio.  Por eso Jesús les dice a sus discípulos: “Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce” (Jn. 14, 16-17).
Siguiendo la línea de esta reflexión podríamos decir que el Espíritu Santo es consolador por su inmensa misericordia, es consolador por su caridad que no conoce límites y es el Consolador por su Amor Eterno que todo lo puede y que mucho mejor aún que nos lleva a los hermanos y al mismo Dios.
Veamos la séptima bienaventuranza: “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt. 5, 10).  A simple vista sin analizar ni profundizar en la reflexión podríamos decir que las palabras justicias y misericordia no tienen nada en común.  Cuando comenzamos a indagar y a reflexionar con más dedicación veremos que estas dos palabras tienen mucho en común.
Podríamos decir que la justicia debe comenzar con una atmósfera de misericordia. De esta forma sin descuidar los principios de la justicia esta será o se verá mucho más cristiana.
Yo solía trabajar en una cárcel como oficial de corrección en el este estado donde vivo.  En mi oración siempre le pedía a Dios, antes de comenzar a trabajar la jornada del día: “Dios permíteme ser justo e imparcial pero más aún permíteme actuar en mi misericordia sin descuidar la justicia y por ende mí mismo trabajo. Además te pido Señor que no permitas que yo sea instrumento de persecución para con los presos”.  Y pedía la intercesión de María Santísima para que a la vez que intercedía por mí en mi trabajo los presos pudieran apreciar y ver en mi persona mi testimonio de vida cristiana al actuar en justicia, en misericordia, y al no juzgarlos y no perseguirlos.
Es común ver muchas personas fuera de la Iglesia que nos juzguen (en mayor o menor grado) y hasta que nos persigan de alguna forma u otra.  Pero es mucho más lamentable y doloroso cuando lo hacen personas que son católicas y participan de una forma u otra en los grupos eclesiales.
Es una tristeza ver como son perseguidos y martirizados los cristianos en el Medio Oriente, África y en otras partes del planeta.  Tengamos muy en claro que aquí no estamos hablando solamente de católicos y estamos hablando de distintas tradiciones o grupos de cristianos.  Para personalmente hablando me es tan doloroso cuando sucede con un católico como cuando pasa con un ortodoxo porque como decía San Juan Pablo II “todo hombre (ser humano) es mi hermano”.
Hay una expresión que dice: “Dios dice ayúdate que Yo ye ayudare”.  Ante esta gran situación que está afectando a los cristianos, ¿Qué podemos hacer?  Hay grupos dentro de la Iglesia Católica que están haciendo enormes esfuerzos para ayudar a nuestros hermanos afectados.  Me viene a la mente (como ejemplo) los Caballeros de Colon.  Ellos no solo están dando dinero sino también que están ayudando directa y personalmente con estos hermanos que están más que afectados.
En Vaticano y la Santa Sede están trabajando en conjunto con otros grupos (ej. Caridades Católicas) para aliviar esta situación.  El Papa Francisco ha ido más allá, recientemente le ha pedido a los Obispos Europeos que le abran las puestas de los obispados, parroquias, conventos, monasterios, etc. para albergar a refugiados que vienen del Medio Oriente y de África.
Yo estoy seguro que algo más podríamos hacer obrar en misericordia, caridad fraterna y por ende en amor.  Hablemos con nuestros párrocos y sacerdotes de nuestras comunidades eclesiales.  Hablemos con nuestros obispos.  Yo estoy en fe, muy seguro que el Espíritu Santo ira suscitando obras y acciones misioneras para levantar la dignidad de la persona humana de tantos hermanos marginados y perseguidos por la causa de la justicia o sea la misma causa de Dios.
Pero vamos a ver que el mismo Jesús nos da pistas para cuando esto sucede que aptitud (talento, disposición, facultad) y actitud (cualidad, proceder, acción) debemos asumir: “Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en el cielo; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes” (Mt. 5, 12).  En otras palabras debemos actuar y hacer todo lo que esté a nuestro alcance pero también es nuestro deber orar e interceder y pedir la intercesión a Maria Santísima Madre de Jesús y Madre de los afligidos y perseguidos y la intersección de los santos en especial de aquellos que han dado estas regiones afectadas.
Recordemos que cuando optamos por Dios, por conocerlo, seguirlo junto a los hermanos en la Iglesia amar y hacerle el bien al prójimo está incluido en este paquete de optar por Dios.  Jesús diciéndole a los fariseos que lo querían poner a prueba cual era el mayor de los mandamientos les dice: “Amar a Dios sobre todas las cosas, este el primer mandamiento.  El segundo es similar a este, amaras a tu prójimo como a ti mismo”.
Cuantas veces le hemos dicho al Señor, “lo único que quiero eres tu Señor”.  La verdad es que como seres humanos vamos a necesitar de otras cosas pero cuando Cristo está en el centro de nuestras vidas, en el centro de nuestras familias como dice la misma Palabra de Dios “lo demás llegara por añadidura”.

¡Que Maria la Madre del Señor y Madre de la Iglesia que con su vida lo único que eligió fue al Señor interceda y ore por cada uno de nosotros para saber elegir a Cristo y llevarlo siempre en nuestras vidas!  Así nos ayude Dios.  

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