Escuchando
en una entrevista a Monseñor Carlos Osoro Sierra quien es Arzobispo de Madrid (España)
mencionó una frase que me llamó mucho la atención y la misma fue “la familia
es el primer seminario”. Esta frase
encierra de por sí misma una realidad muy grande y transcendental.
Ayer (oct 21, 2015) escuchando
a Monseñor Carlos Osoro Sierra quien es Arzobispo de Madrid, España, en una
entrevista en el Programa Especial de EWTN en español mencionó una frase que me
llamó mucho la atención y la misma fue “la familia es el primer seminario”. Esta frase encierra de por sí misma una
realidad muy grande que yo experimenté y en cierta forma sigo experimentando.
Cuando un (o una) joven comienza a conocer a Cristo Jesús por lo
regular (y espero y ruego a Dios que sea así) lo hace desde el núcleo
familiar. Cuando ese o esa joven comienza
a intuir y vislumbrar que Dios le va pidiendo más (de lo que vive con la
familia y con los grupos de jóvenes) ese proceso y etapa del discernimiento la
familia juega un papel muy importante.
Tengo que reconocer que yo
aunque yo deje el seminario porque entendí que Dios no me llamó al sacerdocio
en cierta forma sigo viviendo en mi familias (mis dos familias que en realidad
se forman y convierte en una sola) viví y vivo esta gran experiencia. Con mi primera familia (con mis padres y mis hermanos)
viví esa gran realidad del apoyo incondicional cuando decidí ingresar al
seminario. Como ya mencione, cuando deje
el seminario mi familia me siguió apoyando y alentando a todo lo que hacía como
un católico y cristiano seriamente comprometido con la Iglesia y todo el mundo. Como le solía decir a muchos “deje el
seminario pero no perdí mi fe”.
Cuando decidí entrar a la
vida matrimonial mi nueva familia me ha estado y me sigue apoyando en el
compromiso amoroso que sigo teniendo ahora como laico. Tengo que decirles con todo certeza para mi ese apoyo y animo familiar es como un
segundo seminario. Con todo este navegar
en la vida familiar (con ambas que son una sola) con mareas altas y bajas mi
familia me sigue apoyando en este momento que vislumbro, oro y ruego Dios en el
discernimiento a la vocación diaconal. Por lo cual le pido oración a todos.
Joven y “joven en espíritu”
que lees esta reflexión te digo con toda sinceridad que la vida cristiana es
una vocación. Desde nuestro bautismo
Dios nos está llamando de una forma u otra. Primero nos llama a la santidad pero tenemos
que entender que este es una llamado de a tiempo completo.
Para esto Dios nos da la gracia (santificante
& sacramental) además nos da las virtudes teologales (fe, esperanza &
caridad). También nos da sus dones (dones
del Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios) y de estos al cultivarlos
y desarrollarlos nacen los frutos del Espíritu Santo (caridad, gozo,
paz, paciencia, mansedumbre, bondad, benignidad,
longanimidad, fe, modestia, templanza y castidad). Además la Iglesia nos ensena que la santidad
se cultiva y se alimenta de la vida de oración, vida sacramental (en especial Reconciliación
y la Eucaristía) y también es muy conveniente la dirección o acompañamiento
espiritual. Recordemos esta es una vocación
y llamado de toda la vida.
Como podrán visualizar mis
muy queridos hermanos(as) todos(as) Dios nos llama a la santidad para cumplir
nuestro compromiso bautismal para que a ejemplo de Cristo Jesús seamos sacerdotes
(sacerdocio común de los fieles), reyes y profetas. Nuestra función sacerdotal nos llama a
ofrecer el sacrificio de nuestra vida diaria (que debe inspirarse y ser
reflejo del Sacrificio Mayor del Cuerpo y la Sangre de Cristo). Nuestra función real nos llama a servir
de la misma forma que Jesús sirvió (ver Mt. 20, 28) a Dios y a los demás. Nuestra función profética nos llama a anunciar
(el amor de Dios, la justicia, la gracia
de Dios, etc.) y a denunciar (el odio de las personas, la injusticia, el
pecado, etc.). Somos sacerdotes, reyes y
profetas porque por medio del Bautismo participamos de la Triple Misión de
Jesucristo (quien es Sacerdote, Rey y Profeta).
Esto es muy importante que
los padres y padrinos (los cuales en cierto sentido comienzan a ser parte de la
familia) conozcan esto porque ellos son los llamados (por Dios y por la Iglesia)
a educar a sus hijos y ahijados en la fe católica. Por eso se dice que los padres (y padrinos)
son y deben ser los primeros catequistas en la familia. Entendiendo que la mejor catequesis de
realiza no solo desde el conocimiento y formación cristiana sino también y de
vital importancia desde el bien testimonio de vida cristiana.
Después de esto según vamos
creciendo usualmente desde nuestra adolescencia Dios nos va llamando a una vocación
personal. Para los varones podría ser al
sacerdocio y/o a la vida religiosa. En
la vida religiosa a los hombres le llaman frailes (= hermanos) o monjes y las
mujeres le suelen llamar sores (sor = hermana) o monja. Hay muchas congregaciones u órdenes
religiosas con distintos carismas tanto masculinas (hombres) como femeninas
(mujeres).
También Dios nos podría llamar
a la vida de laicos (aquí puede llamarnos al Matrimonio [que es una vocación también] o la vida de soltería. Como laicos casados o solteros Dios nos da
una vocación personal ya sea con una profesión universitaria u oficio
(ej. abogado, doctor, mecánico, constructor, electricista, etc., etc.). Sea cual sea estamos llamados a dar
testimonio cristiano y más aún estamos llamados a vivir la santidad y construir
el Reino de Dios. En esto también la
familia juega un papel indispensable y fundamental.
También hay laicos que son
llamados por Dios a la vida consagrada (hombres y mujeres) hacen votos o “consejos
evangélicos” (pobreza, castidad y obediencia) los
cuales siguen siendo laicos (y al no ser religiosos no usan habito como se usan
en las ordenes religiosa [vida religiosa]).
Estos laicos comprometidos suelen trabajar en sus profesiones y llevar
una vida en sus institutos apostólicos o laicales.
Quisiera compartir varios ejemplos de laicos
de vida consagrada. En primer lugar
presento a el Sr. Alejandro Bermúdez (director de Aci Prensa y Presentador del Programa
Cara a Cara en EWTN y Radio Católica Mundial) es laico consagrado quien es
miembros del Sodalicio de Vida Cristiana (también conocido por su nombre en
latín Sodalitium Christianae Vítae, SCV).
El segundo ejemplo presento al Profesor Giuseppe Zaffaroni quien es
italiano y pertenece al Comunión y Liberación (fundado por el sacerdote y teólogo
Luigi Giussani en Italia el año 1954) y es catedrático de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico. Así en esta forma hay doctores, abogados, etc.
que son laicos consagrados.
Joven si no has descubierto
tu vacación personal, como decía San Juan Pablo II “no tengan miedo”. Sin duda alguna te puedo decir y testimoniar
que el peor enemigo a la vocación (sea cual sea) lo es el miedo. Pero quiero decirte como ha dicho Benedicto
XVI “no tengan miedo, Jesucristo no quita nada, lo da todo”. Esto te lo digo de corazón ya que yo le he
vivido y lo estoy viviendo.
Papa y mama cuando un hijo o
hija te digan que siente que Dios lo o la está llamando, ánimo y bríndale todo
el apoyo que humana y espiritualmente puedas darle. Recuerda que un(a) hijo(a) que ha realizado y
se ha encaminado en su vocación (sea la que sea) será una persona sumamente
feliz porque está haciendo lo que Dios quiere para tu hijo(a). Dios siempre respetara la libertad de hijo o
hija pero recuerda que la libertad siempre obra para el bien. Y ¿qué mejor bien que el mismo Dios?
Cuando Santa Mónica la madre
de San Agustín de Hipona oró por más de 30 años por la conversión de su hijo en
cierto modo oró también por su vocación.
¿Por qué digo esto? Porque la vocación
a la santidad comienza y se reafirma con la conversión. Esta conversión y ese camino de santidad nos llevaran
como consecuencia lógica a buscar nuestra vocación personal. Por
eso te digo madre y padre si tu hijo(a) joven se ha estado alejando de los
pasos de Dios y de la Iglesia (que al fin y al cabo son los mismos) animo
entren en ese caminar de oración por su hijo(a).
¡Que el Espíritu Santo quien
le mostro el camino a la vocación de María la
Madre del Señor, desde su infinito amor también nos muestre a todos los
bautizados ese camino vocacional, tanto el de santidad como la llamada personal
para nuestra vida cristiana! María Santísima Madre de la Iglesia intercede
por cada bautizado para que tengamos la certeza de nuestra vocación para
siempre evangelizar y construir el Reino de Dios.
PD: Les pido hermanos todos en Cristo Jesús que oren por la intención
que les pongo en letras rojas. ¡Muchas
Gracias! DBA O:)
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