Consultas & Respuestas: “María
presento ofrenda por sus pecados, tuvo más hijos y otros argumentos
relacionados” (Parte I)
“María presentó una ofrenda
por sus pecados: Lucas 2, 21-24 y Levítico 12, 6-8”.
Respuesta:
Saludos en Cristo Jesús mi Hermano C…
“Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y
le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que
su madre quedara embarazada. Asimismo,
cuando llegó el día en que, de acuerdo con la Ley de Moisés, debían cumplir el
rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al
Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será
consagrado al Señor. También ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley del
Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones”
(Lucas 2, 21-24).
Aquí se mencionan dos ritos diferentes que se
juntan en esta visita al Templo. La madre debía purificarse después del
alumbramiento, porque la pérdida de sangre la hacía impura (Lev. 12,8). Y el
niño, si era el primogénito, tenía que ser consagrado a Dios (Ex. 13,1).
Jesús que no tenía pecados (creo que en eso
estamos de acuerdo) pero cumplía fielmente con la ley mosaica (ver Mateo 5,
17-19). Si como nos dice el Libro del
Apocalipsis “nada manchado puede entrar al cielo” (Ap. 21, 27) como
consecuencia lógica nos podemos imaginar y deducir que el Verbo (ver Juan 1,
1-18) la Segunda Persona de la Santísima Trinidad NO podía nacer
de nada que estuviera manchado por el pecado.
De aquí es que los católicos y ortodoxos creemos que María por la gracia
de Dios (ver Lucas 1, 28) fue concebida sin la mancha del pecado original,
llena de gracia o sea inmaculada. Si te
fijas el que Dios haya predispuesto que María fuera así (inmaculada y virgen)
no era para ella como tal sino para Jesús (el Verbo). En otras palabras, el motivo de la
virginidad, el que ella fuera inmaculada y llena de gracia era el Verbo
(Jesús).
Por eso al final de la anunciación del ángel a
María, esta le dice: “Yo soy la esclava del
Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lucas 1, 38).
Al igual que Jesús, María como buena judía
cumplía con la ley de Moisés. Esto no
le quitaba para nada los dones que ya Dios le había dado a ella.
Nos podríamos preguntar ¿Por qué todo esto
sucedió así? Primero porque fue la
voluntad de Dios, segundo porque y como nos dice la decía el Ángel Gabriel a
María en San Lucas: “para Dios, nada es imposible”
(Lucas 1, 37).
“Al cumplirse los días de su purificación, sea
por niño o niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de las
Citas, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como
sacrificio por el pecado. El sacerdote
lo ofrecerá ante Yahvé haciendo expiación por ella, y quedará purificada del
flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz a un niño
o una niña. Si la mujer no puede ofrecer
una res menor, ofrecerá dos tórtolas o dos pichones, uno como holocausto y otro
como sacrificio por el pecado; el sacerdote hará expiación por ella y quedará
pura” (Levítico 12, 6-8).
Es muy conveniente explicar varios puntos. La revelación en el AT es progresiva. Por lo tanto es un
error querer buscar y establecer doctrina y revelación “inmutable” por
lo que dice única y exclusivamente en el AT.
Es importante recordar que toda la revelación del AT apunta de una forma
u otra a Cristo.
Es muy oportuno preguntarnos ¿Por qué menciona purificación
del pecado en este texto del Levítico?
El pueblo de Israel desde el tiempo de Moisés creía que todo lo alusivo
a la transmisión de la vida era sagrado.
Cuando sucedía un parto o derrame seminal (en el varón) estos eran
considerados una de vida que debía ser restablecida con toda integridad. Entonces toda secreción derrame de flujos
(menstruación (mujer), semen (hombre), etc., etc. eran considerados
pecado. Se purificaba y se restablecía
todo el orden vital por medio del sacrificio.
Si te fijas en el capítulo 16 del Libro del
Levítico había sacrificios para el perdón de los pecados. Comenzando con Aaron (y sus sucesores los
Sumos Sacerdotes) que tenían que hacer sacrificios por sus propios pecados (ver
Levítico 16, 3-4).
Aquí el contexto es distinto ya que este
sacrificio requería la confesión verbal de los pecados. Además se rociaba la sangre del animal
sacrificado parte en el altar y al pueblo.
El autor de la Carta a los Hebreos nos da
comentarios referentes a este tipo de sacrificio y otros (ver Cap. 9 Hebreos). Este nos explica como Cristo es el Perfecto
Sumo y Eterno Sacerdote y como dice el salmo, según el rito de
Melquisedec. Además a la misma vez es la
victima el cordero sin mancha.
Pidamos al Espíritu Santo quien es fuente y dador de vida, autor de la
Encarnación del Hijo de Dios guía nuestras vidas para encarnar en nuestras
almas y nuestras vidas la voluntad del Padre de un día llegar por medios de
nuestras obras de caridad (amor hecho acción) a la morada Eterna de Dios al
Cielo que es la Beatifica y Eterna
Presencia de Dios.
María Santísima Madre de Dios y Madre
de Iglesia, tu que dijiste Si y te ofreciste como esclava del Dios Altísimo ora
e intercede por tus hijos nacidos un día a la gracia y don de Dios por medio de las aguas bautismales.
Próximo la “Parte II” de estas reflexión apologética.
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