La Navidad suele ser manipulada y los medios de
comunicaciones seculares nos las presentan como una fiesta de niños. Eso está bien en la Navidad pero no lo es
todo.
Muy bien podemos ver como en los medios de
comunicaciones seculares y el comercio se ha querido arrancar el nombre
Navidad. Esto es palpable cuando se
despiden de nosotros diciendo “felices fiestas” (Happy Holidays).
La Encarnación de Jesucristo es la mayor de las Teofanías
de Dios. ¿Qué es una teofanía? Teofanía del griego antiguo “Theos”
que significa "Dios" y “faino” que es "manifestación"
o "aparición". Tanto en
el Antiguo Testamento (AT) como en el Nuevo Testamento (NT) se dieron distintas
teofanías. Veamos algunas de estas teofanías.
La primera teofanía que nos presenta el AT en el Libro
del Génesis es cuando el Señor Yahvé se le apareció a Abraham junto a los
árboles de Mambré que le apareció por medio de tres ángeles (ver Gn. 18,
1-15). Otra teofanía del AT aparece en
el Libro del Éxodo y quizás la más difundida es cuando Dios se le manifiesta a Moisés
por medio de la zarza ardiente (ver Ex. 3,
1-15). Otra teofanía de la cual se nos
da testimonio en el Éxodo fue cuando dio las Tablas de la Ley (diez Mandamientos)
en el Monte Sinaí (ver Ex. 19, 1-25).
El NT hay varias teofanías
también y es muy apropiado discutir algunas de estas teofanías. La Encarnación o Natividad (= nacimiento) de
nuestro Señor Jesucristo es la más grande de la teofanías del NT pero
lamentablemente es la más olvidada y no se ensena y explica que es una Teofanía.
¿A quiénes se les manifestó Cristo Jesús después de
su nacimiento? Los primeros privilegiados
fueron José y María. San Lucas nos dice
que los próximos a presenciar esta gran Teofanía fueron los pastores. Es muy importante tener en cuenta quienes
eran los pastores. Estos eran los más
marginados, despreciados ya que no sabían leer ni escribir. Por tal razón no podían entrar en las
sinagogas y por ende tampoco podían entrar en el Templo de Jerusalén. Su trabajo era realizado de noche.
Los ángeles se les manifestaron a estos ya que eran
los únicos que estaban despiertos en la noche.
Estos podríamos decir también que formaban parte de los Anawim o
sea los pobres de Yahveh. Lucas
en su evangelio nos indica que estos fueron a adorar (ver Lc. 2, 8-20) al
Emanuel al Dios con nosotros (Emanuel es un título del Señor y no un nombre
propio como lo es Jesús) a Jesús o sea al Dios que nos salva.
Lamentablemente algo que se nos suele olvidar en este
tiempo de Navidad es que el que el Rey de reyes, el Dios de Dios, el Dios
verdadero de Dios verdadero se hizo carne.
Como nos dice San Pablo: “se hizo semejante a nosotros” (ver Fil.
2, 7) y reafirma la Carta a los Hebreos (cuyo autor es desconocido) que fue
igual a nosotros “menos en el pecado”; (Heb. 4, 15).
Es muy sabido que la cara de Dios nadie la podía ver
(ver Ex. 33, 18-23) eso le dijo Dios a Moisés.
Con el nacimiento de Jesús el hombre, el ser humano vio a Dios “cara
a cara”. O sea lo que no pudo hacer
Moisés y los damas personajes del AT pudo ser posible en el NT.
Nuestros hermanos
esperados o protestantes nos dirán y cuestionaran que Jesús no nació el 25 de
diciembre. Varios puntos a recordar. Los cristianos y los católicos no celebramos
días sino celebramos los hechos o eventos.
Si un hermano sea católico o no, me cuestione que Jesús no nació en esta
fecha yo sin duda alguna le diré que me demuestre y me diga que fecha en El
nació. Ya que San Lucas no habla de
fechas sino de hechos, o sea que lo que importa es que Jesús nació y se encarnó.
San Pablo en su Carta a los Filipenses nos brinda el
himno cristológico que pueda tener todo el NT.
“Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Él, que era de condición divina, no consideró
esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario,
se anonadó a sí mismo, tomando la condición de esclavo y haciéndose semejante a
los hombres. Y presentándose con aspecto
humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre
que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en
el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de
Dios Padre: Jesucristo es el Señor” (Fil. 2, 5-11).
San Pablo nos dice que Jesús, el Verbo era el principio
de todo. “Él es la Imagen del Dios
invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas
todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y
los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado
por medio de él y para él. Él existe
antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Él es también la Cabeza del Cuerpo, es decir,
de la Iglesia. Él es el Principio, el
Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía
en todo, porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que
existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su
cruz” (Col. 1, 15-20).
Desde el Génesis y con
los profetas podemos entender como Dios le prometió la redención (ver
Gn. 3, 15) a todo el género humano. Como
suele decir el apologista católico Frank Morera la creación solo pudo ser redimida
por Aquel quien hizo la creación.
Recordemos que Dios creo por medio de la Palabra “Dijo Dios” (ver
Gn. 1, 3…). Entonces quien creo lo visible y lo invisible
fue el Verbo.
Hay otras teofanías en el NT que quisiera nombrarlas estilo
“visita de doctor” estas son el Bautismo y la Transfiguración del Señor.
Nos dice San Mateo: “Una vez bautizado, Jesús salió
del agua. En ese momento se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que
bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Al mismo tiempo se oyó una voz del cielo que
decía: Este es mi Hijo, el Amado; en él me complazco” (Mt. 3, 16-17). Aquí podemos ver como el Padre y el Espíritu
Santo reafirma la misión de Jesús de salvar al género humano.
Jesús toma a Pedro, Santiago y a Juan para que fueran
testigos de su Trasfiguración (ver Mt.17, 1-13). Aquí surge esta manifestación por la cual Jesús
recibe el aviso de su muy cercana pasión.
Pero notaremos que la voz divina aquí también resalta la misión para la
cual fue elegido (Mt. 17, 5).
Desde el nacimiento y durante toda su vida hasta la
muerte y resurrección Jesús fue una teofanía continua para el pueblo judío. Hoy en día los cristianos seguimos teniendo una
continua teofanía en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo. Un día Dios se le manifestó a Moisés por medio
de la zarza ardiendo sin consumirse. Hoy
en cada altar de los templos católicos tenemos una eterna teofanía por medio de
la Sagrada Comunión o Eucaristía (ver Mt. 26, 26-29).
Yo suelo escuchar como muchos cristianos suelen decir
que Cristo se fue y dejo sola a la Iglesia.
Esto en palabras sencillas es no tener fe y más aun no conocer las
Escrituras y a la Iglesia. Ya mencione
de la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
Cristo está presente en la Iglesia que como ya mencione es el Cuerpo de
Cristo donde este es la Cabeza (ver Col. 1, 15-20). Además donde hay dos o tres (y muchos más ya
que donde caben 10 caben 100) reunidos en el nombre del Señor (ver Mt. 18, 20) ahí
está El presente.
Que en esta Navidad Cristo renazca en cada uno de
nuestros corazones y que a la vez reaviva nuestro compromiso bautismal para
servirles a todos en especial a los más necesitados.
¡Que María Santísima nuestra Señora de Belén quien llevó
(ver Lc. 2, 51) en su corazón las memorias del nacimiento de su Hijo, Dios con
nosotros, ore e interceda siempre por sus hijos!
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