9 de marzo de 2016

Cuando digo Padre Nuestro…

¡Cuando digo Padre Nuestro, quiero decir que es el Padre por excelencia!  Quiero decir que es un Padre que es Amor Infinito, Misericordia Perpetua y Sabiduría Inconmensurable.

¡Cuando digo que estas en el Cielo, quiero decir que aunque Él es Omnipresente tiene su Eterna Morada o sea su Celestial Jerusalén!  Quiero decir que ese es Hogar Sacro Eterno en el cual Él quiere que todos sus hijos un día lleguen para quedar allí por la eternidad.
¡Cuando digo Santificado sea tu Nombre, quiero decir que aunque su Nombre es impronunciable su nombre es santo porque Él es la Santidad Personificada!  Es por eso que su Hijo Amado nos pide que seamos santos y que continuamente estemos trabajando nuestra santidad y que ayudemos a otros también trabajar su santidad.
¡Cuando digo venga a nosotros tu Reino, quiero decir que ese Reino del cual el Señor nos enseñó que es Amor, Justicia & Paz!  Quiero decir que lo comenzamos a poseer desde esta vida terrena pero tiene la realización máxima en la Vida Eterna que se nos ha prometido a todos los Bautizados.  Quiero decir que si ese Reino es Amor, Justicia & Paz debemos trabajarlo desde sus mismos atributos.
¡Cuando digo hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo, quiero decir que yo quiero vivir según lo que nos enseña la Palabra de Dios y lo que nos enseña la única Iglesia que Cristo Jesús fundo la Iglesia Católica quien es depositaria y custodiadora de la Palabra de Dios!  Quiero decir que la voluntad de Dios es agradable y perfecta (ver Romanos 12, 2).
¡Cuando digo danos hoy nuestro pan de cada día, quiero decir que con la misma fe del Señor que dio de comer a 5000 hombres (sin contar mujeres ni niños) quiero también dar del pan que yo tengo y no de lo que me sobra!  Ya que para recibir hay que dar primero.  Quiere decir que además de pedir el pan material debemos pedir el Pan Espiritual, el pan que nos da vida eterna (ver Juan 6, 51).  Quiero decir que cada día quiero confiar más en Dios que lo que confió en mí mismo.  Por eso que mi vida sea un eterno confiar en el Señor.  
¡Cuando quiero decir perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, quiero decir que yo confió plenamente en la Misericordia del Señor! Quiero decir que de esa misma forma que Dios nos da su misericordia así yo quiero practicarla con los demás.
¡Cuando quiero decir no nos dejes caer en la tentación, quiero decir que la tentación no proviene de Dios sino más bien del “enemigo el diablo quien anda como león rugiente buscando a quien devorar” (1Pedro 5, 8)!  Quiero decir que nuestro Dios es un Dios de poder y puede muchísimo más que nuestro enemigo.  Por tal motivo San Pablo decía: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4, 13).  Por lo tanto si todo lo podemos en Aquel que nos fortalece y que nos conforta también podemos y debemos sobrepasar la tentación pero para esto no podemos olvidar que la tentación se vence con oración.
¡Cuando quiero decir líbranos del mal, quiero decir que al igual que con la tentación, Dios no nos lleva al mal!  Quiero decir que Dios de la misma forma que Él siempre nos da las herramientas para vencer la tentación también nos da herramientas para hacer el bien.  Quiero decir que la raíz del mal esta en no conocer, no querer reconocer, (o ser indiferente) a Dios quien es el sumo bien.
Cuando quiero decir Amén, quiero decir que además de reconocer que amen significa “así sea” estoy haciendo un compromiso.   Quiero decir que al decir Amen para finalizar la oración del Padre Nuestro (o de cualquier otra oración) le estoy pidiendo a Dios que las siete peticiones de esta Oración Perfecta por Excelencia se hagan realidad en mi vida.

Padre nuestro,
que estás en el Cielo,
Santificado sea tu nombre;
Venga a nosotros tu reino;
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
No nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal. Amén.

 

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