11 de abril de 2016

¿Qué son y cuáles son los Dones del Espíritu Santo? Don de Sabiduría

Don de Sabiduría
Aquí no nos referimos a la inteligencia humanaEl don de sabiduría nos hace apropiarnos de los hábitos de Dios.  Esto es lo más importante y esencial en este don de sabiduría. 
Como suelen decir muchos teólogos y autores espirituales “el demonio tiene inteligencia pero no tiene sabiduría”.  La sabiduría es un gusto especial que nos da el mismo Dios para todo lo que se refiere a Dios y el bien del alma.  Igualmente se llega estimar valiosamente todas las cosas espirituales. 
Este don nos da una experiencia sabrosa por sobrenatural.  Este don no se refiere para nada a sentimentalismos sino que es (y nos da) una profunda convicción.
La Sabiduría se encarga de perfeccionar la virtud de la caridad o sea el amor hecho acciónDe la misma forma que la caridad es la virtud más excelsa así también la sabiduría es don más sublime.   La sabiduría es de vital importancia para la vida espiritual y por ende la vida de santidad.  
El vicio de la virtud de la caridad lo es la envidia.  El vicio contrario al don de la  sabiduría es la necedad (ineptitud, estupidez) espiritual.  Esto sucede con aquellos que escogen las cosas fútiles (triviales, insustanciales) de este mundo y resistirse a todo aquello que le agrada a Dios.
El Don de la Sabiduría corresponde a la Bienaventuranza de la paz: Bienaventurados los pacíficos (que trabajan por la paz), porque serán llamados hijos de Dios (Mt. 5, 9).  El Fruto del Espíritu Santo que pertenece al don de sabiduría, es el de la FE; porque gustando el alma las cosas divinas, las cree con mayor firmeza, y teniendo de ellas un conocimiento como experimental, llega a verlas con una especie de evidencia
Ej.: la Resurrección del Señor, a quienes se les apareció:
-        Simón Pedro: 1 Corintios 15; Lucas 24, 34
-        María Magdalena: Marcos 16, 9-11; Juan 20, 11-19;
-        Mujeres Miróroba (tradición bizantina): Mateo 28, 9-10
-          Discípulos de Emaús: Marcos 16, 12-13; Lucas 24, 13-35
El “Doctor de la Gracia” (San Agustín de Hipona) hace una excelente relación entre los pacíficos y la sabiduría divina.  A los pacíficos se les concede la semejanza de Dios. Todas estas cosas pueden cumplirse en esta vida, así como sabemos que se cumplieron con los Apóstoles, porque lo que se ofrece después de esta vida no puede explicarse con palabras (San Agustín de Hipona).
“Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar. Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión” (Prov. 8, 11-12).
“¿Y quién podrá conocer tus intenciones, si tú no les has dado primero la Sabiduría, o no le has enviado de lo alto tu Espíritu Santo? Así fue como los habitantes de la tierra pudieron corregir su conducta; al saber lo que te agrada, fueron salvados por la Sabiduría” (Sab. 9, 17-18).

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