25 de mayo de 2017

Dogmas Marianos (Introduccion)




La base del cristianismo como religión o sea como trato o relación con Dios son sus verdades de fe.  Como cristianos estas verdades de fe las expresamos en nuestras profesiones de fe o credos.  En la doctrina católica, un dogma es una verdad revelada y definida solemnemente por el Magisterio de la Iglesia Católica, en especial por el Papa (usualmente en un concilio ecuménico). 


La Iglesia desde sus inicios ha venerado a María y ha reconocido las realidades o verdades de fe que aluden o atañen a ella.  Los dogmas sobre la María demuestran la expresión bíblica que nos indican tanto el Profeta Jeremías y San Lucas que “nada es imposible para Dios (Jer. 32, 17; Lc. 1, 37).
El dogma es una verdad perteneciente al campo de la fe o de la moral, revelada por Dios y transmitida desde los Apóstoles a través de la Sagrada Escritura o de la Tradición Apostólica, y propuesta y declarada por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles.
Veamos que nos dice el magistral Catecismo de la Iglesia Católica sobre el dogma.  “El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario” (CIC # 88).

A María Santísima se le suele llamar el primer Sagrario (o el sagrario viviente) porque llevo a Jesús 9 meses en su vientre. Yo tuve la oportunidad de ver un documental de cómo se hacen los sagrarios.  En este documental explicaban que cuando llegaba un sagrario con un desperfecto el mismo era retornado a donde los hacían no para reparar el desperfecto, sino que se rompía o se destrozaba para hacerlo de nuevo.
En esta misma línea de pensamiento podríamos  decir que María no solo fue el primer sagrario, sino que también es el arca de la alianza y por ende no podía tener mancha o estar desperfecta a causa de pecado alguno.
La Iglesia Católica tiene una posición muy clara con respecto al dogma, y es que las verdades divinas siempre han existido, solo que cuando se tiene una duda, o una desviación doctrinal, es necesario reafirmar dicha verdad por medio de un dogma.
Por ejemplo: desde el inicio del cristianismo se reconoció a Jesucristo como hijo de Dios; ahora bien, cuando se dio la desviación doctrinal de Arrió sobre la naturaleza divina
de Jesucristo, fue necesario hacer un artículo de fe, que determinara y solucionara esta situación, de manera que ya no habría dudas, sino que se determinara
como una verdad; esto ocurrió en el Concilio de Éfeso (año 431 d.C.).  Este concilio definió a Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre.
Los Cuatro Dogmas Marianos
En nuestra fe hay muchas creencias que no han sido decretados como dogmas; hay santos que no han sido canonizados. Por ejemplo, la Virgen María es la más santa de los creyentes de Cristo, sin embargo, nunca hubo una declaración o canonización de María como santa de la Iglesia.
Las definiciones dogmáticas se han hecho en la medida que han sido necesarias, pero la totalidad de la doctrina cristiana no está definida de manera específica como dogmas, sino que hay puntos clave de la doctrina que se han declarado dogmas como tales.
Hasta ahora la Iglesia ha declarado cuatro verdades sobre María en forma dogmática:

María Madre de Dios...

María Siempre Virgen
(o Perpetua virginidad de María)...
 




Inmaculada Concepción de María


Asunción de María...


La Iglesia se fijó en María por motivo de Jesús; desde la Biblia vemos aparecer a María relacionada con Jesús.  Ella es nombrada en el evangelio de Lucas, el nombre de la virgen era María (cf. Lc 1, 27), porque Jesús al encarnarse tuvo que hacerlo en una persona concreta de carne y hueso, con nombre y apellido, perteneciente a una familia y un pueblo concretos. 
En la medida que la Iglesia fue reflexionando en las verdades reveladas de Dios, siguió acudiendo a María para poder entender mejor a Jesús.  Él era verdadero hombre y verdadero Dios; para ser verdadero hombre tiene que ser hijo de un ser humano; para ser verdadero Dios tuvo que ser engendrado y no creado o sea consustancial con el Padre (como profesamos en el Credo de Nicea-Constantinopla) y no por semilla humana. Y estos son los dos primeros dogmas marianos, la Maternidad Divina y la Virginidad de María, es decir que María es Madre de Dios y es siempre (antes, durante y después del parto) Virgen.
María es madre humana que da a luz un hijo que es Dios, el Mesías de Dios, pero sin tener relaciones con hombre.  El relato de la Anunciación en Lucas (ver Lc 1, 26-38), nos dice con claridad esta realidad humano-divina de Jesús, y que María es la madre, por la intervención del Espíritu Santo y no por la intervención de un varón humano. 
María es la madre de Cristo, que desde el siglo V la Iglesia la proclama como Madre de Dios (en griego, Theotokos), y María es al mismo tiempo Virgen, que la Iglesia en varias ocasiones declara como siempre virgen.
Los dogmas como verdades de la fe definidas por el Magisterio de la Iglesia están para aceptarlos y creerlos.  No necesariamente tenemos que entenderlos.  Tampoco estos se ponen o incluyen como dogmas de forma arbitraria.  De hecho, como se dijo previamente las verdades de la fe cristiana se
definen de forma dogmática porque alguien ha dudado y más aún enseñado lo contrario de que lo Iglesia ha proclamado como materia de fe por medio de su predicación y su Tradición Apostólica desde sus inicios.
El conocimiento de los dogmas está para guiar nuestra vida espiritual.  Este conocimiento de los dogmas no es un conocimiento humano como lo es el estudio de las materias de la formación académica.
Espero que esta pequeñísima reflexión sobre los dogmas les sea de gran utilidad.  No dudes en consultarme si tienes alguna duda o pregunta sobre los dogmas o cualquier otro
tema sobre la fe cristiana.


Puedes consultarme a las siguientes formas:     
Ø  En el Catholic.net (áreas de catequesis y pastoral hispana en USA)
Ø  Mi correo electrónico consultas@catequesisdeadultos.com 
¡Que Dios en su infinito amor y misericordia los bendiga a todos! 


Tu hermano en Cristo Jesús y María Santísima, Daniel Cáliz…

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