31 de julio de 2018

¿Cómo los católicos interpretamos las Sagradas Escrituras?

Una de las preguntas que más solemos hacernos los católicos es ¿cómo interpretar correctamente la Biblia?  Antes de contestar esta pregunta es muy recomendable tener muy claro ¿Cuáles son las Fuentes de la Sagrada Revelación?

Una de las preguntas que más solemos hacernos los católicos es ¿cómo interpretar correctamente la Biblia?  Antes de contestar esta pregunta es muy recomendable tener muy claro ¿Cuáles son las Fuentes de la Sagrada Revelación?  Estas son la Sagrada Tradición o Tradición Apostólica y la Palabra Escrita o Sagradas Escrituras.
La Constitución Dogmática Dei Verbum (DV) sobre la Divina Revelación del Concilio Vaticano II nos enseña: “Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin. Ya que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los Apóstoles la Palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad” (DV # 9).
Hay católicos y lamentablemente miembros del clero eclesiástico que incluyen al Magisterio de la Iglesia cómo fuente de la Revelación Divina también.  Hay que aclarar que el Magisterio no es fuente de la Revelación Divina ya que esta cómo dice Constitución Dogmática Dei Verbum (DV) esta para guiarnos y enseñarnos cuál es la verdadera interpretación de la Palabra de Dios.  Le compete al Santo Padre el Papa y a los Obispos en comunión con el primero darnos la verdadera interpretación de la Revelación Divina.  “El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.  Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer” (DV # 10).
Autor de la Biblia
No podemos olvidar que el Autor Principal de la Biblia de toda la Revelación Divina (o sea y de la Tradición Apostólica) es Dios. El autor secundario o instrumental de la Sagrada Escrituras es el escritor sagrado o hagiógrafo. 
La inspiración bíblica es una gracia específica que concede el Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres.  La revelación de Dios no sé nos dio de forma dictada cómo todavía muchos suelen pensar.
Propiedades de las Sagradas Escrituras
Entre las propiedades que encontramos en las Sagradas Escrituras están la unidad, la inerrancia y la santidad.
La unidad entre el Antiguo y Nuevo Testamento, y entre las partes de todos los libros.
La inerrancia porque no contiene errores en lo que atañe a la salvación y sobretodo contiene veracidad sobre lo que enseña sobre la salvación.
Pero sobretodo la Biblia contiene santidad porque proviene de Dios y nos enseña una doctrina sagrada y nos conduce a la santidad.
Idiomas Bíblicos
Conocer al menos lo más básico y más fundamental de los idiomas originales de la Santa Biblia los cuales son el hebreo, arameo y el griego nos será de gran utilidad al momento de estudiar las Sagradas Escrituras.  Además el latín una vez que San Jerónimo tradujo la Biblia al latín con la conocida Biblia Vulgata.
Cristo Culmen y Fundamento de la Revelación
Cristo Jesús es el culmen y fundamento primario de la Revelación Divina.  De eso creo que no hay dudas o al menos no debiera de haberlas.  Los 12 Apóstoles o seas los once y Matías quien fuera escogido en lugar de Judas Iscariote (ver Hch. 1, 12-26) fueron los primeros y esenciales portadores de esta Divina Revelación.  De esta misma forma hay que decir el Magisterio de la Iglesia está para servirle al Revelación Divina.
Si el Magisterio es el principal servidor de la Palabra de Dios ¿va a ser este fuente de la Revelación Divina?  Esto no significa que vamos a echar a un lado el Magisterio y troncar su misión y función dentro de la Iglesia, para nada.
Interpretación de la Biblia
La pregunta queda en el tintero, ¿Cómo los católicos interpretamos las Sagradas Escrituras?  El Magisterio es la autoridad de la Iglesia, investida a los obispos como sucesores de los Apóstoles, para enseñar la fe bajo la autoridad del Sumo Pontífice, sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y cabeza visible de la Iglesia Católica.
Al Magisterio de la Iglesia le toca enseñarnos y guiarnos en lo que es la doctrina, la moral y las costumbres y tradiciones dentro de la Iglesia Católica.  “Quién a ustedes los escucha, a mí me escucha; y quienes a ustedes los rechaza, a mí me rechaza; y quién me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc. 10, 16).
“Desconocer a las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo” (San Jerónimo)
Es recomendable leer los Evangelios y la Palabra de Dios en general diariamente durante unos cuantos minutos.  San Jerónimo solía decir: “Lee con mucha frecuencia las Divinas Escrituras, es más, nunca abandones la lectura sagrada.”  A la luz de las enseñanzas de la Iglesia, la Biblia nos permite conocer el modo de salvarnos y reconciliarnos, y eso sólo puede lograrse conociendo, amando y encarnando la vida de Jesucristo.
La Iglesia recomienda la lectura de la Santa Biblia porque es alimento constante para la vida del alma, produce frutos de santidad, es fuente de oración, es gran ayuda para la enseñanza de la doctrina cristiana y es un excelente recurso para la predicación.  El Concilio Vaticano II “exhorta a todos los fieles con insistencia a que por la frecuente lectura de las Escrituras, aprendan la ciencia eminente de Cristo” (DV # 25).
Las disposiciones que hay que tener para leer y estudiar la Biblia son: fe y amor a la Palabra de Dios, recta intención, piedad y humildad para aceptar lo que Dios nos dice.


El Contexto Bíblico
El Catecismo de la Iglesia Católica (CDC… por sus iniciales en latín) citando a la Constitución Dogmática Dei Verbum (DV) sobre la Divina Revelación del Concilio Vaticano II nos enseña cómo los católicos debemos tener en cuenta los distintos contextos al momento de interpretar las Sagradas Escrituras.  “Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los ‘géneros literarios’ usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. ‘Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios’ (DV 12, 2)”  (CDC # 110).
En otras palabras los católicos interpretamos la Biblia siendo contextualistas y no fundamentalistas como suelen hacer los hermanos esperados (protestantes).
¿Cómo podemos saber si una enseñanza es de fe?
Para esto es sumamente importantes que den tres características que se conocen cómo los niveles del Magisterio.
Primero, se da con una definición infalible del Papa.  “El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclaman por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral” (CDC # 891).  Esto se puede en distintas circunstancias pero en particular en un concilio ecuménico.
En segundo lugar, por medio de la enseñanza del Magisterio Episcopal en comunión con el Papa (ver CDC # 892; LG # 25).  “La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro, sobre todo en un concilio ecuménico. Cuando la Iglesia propone por medio del Magisterio supremo que algo se debe aceptar como revelado por Dios para ser creído y como enseñanza de Cristo, hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de fe. Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación Divina” (CDC # 891).
En tercer lugar esto es así en el magisterio ordinario del Papa, cuando esté expresamente ejerce un juicio definitivo en materia de fe o moral que antes era debatida o dudada.
Es muy importante tener en cuenta que los pronunciamientos que no son infalibles no requieren el asentamiento de fe pero si una sumisión religiosa de la voluntad y del entendimiento.  El Código de Derecho Canónico (CIC… por sus iniciales en latín) nos dice: “Se ha de prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad, sin que llegue a ser de fe, a la doctrina que el Sumo Pontífice o el Colegio de los Obispos, en el ejercicio de su magisterio auténtico, enseñan acerca de la fe y de las costumbres, aunque no sea su intención proclamarla con un acto decisorio; por tanto, los fieles cuiden de evitar todo lo que no sea congruente con la misma” (CIC # 752).
Volvamos a la interpretación bíblica
Hay que tener en cuenta que el Antiguo Testamento la revelación es progresiva.  Toda la Palabra de Dios esta encaminada a quién es el eje central y culmen de la revelación o sea Jesucristo.  La Palabra de Dios tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento deben ser visto desde el pacto o alianza que Dios mismo establece.
Para reflexionar y meditar la Palabra de Dios es sumamente importante conocer y estar familiarizados con los distintos sentidos que se nos presentan en la Biblia.  Estos son explicados en el Catecismo de la Iglesia Católica (CDC).  Para conocer más detalladamente sobre estos recomiendo que leas del numeral 115 al 119 del CIC.
Sentido Literal 
No significa interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta la intención del autor, el auditorio a quien se dirigía, la situación de su tiempo y el género literario empleado. Este sentido literal requiere del uso de la crítica en sus dos vertientes: la literaria y la histórica.  Los demás sentidos bíblicos se basarán en este sentido literal (ver y leer CDC # 116).
La crítica literaria: analiza el género literario en que está escrito ese libro de la Biblia.
La crítica histórica: descubre la historia literaria del libro o pasaje bíblico en cuestión, ubicando la época y cultura en que se escribió para así conocer la intención teológica del autor.
Sentido Espiritual
Cuando leemos las Sagradas Escrituras notaremos también que estas tienen un sentido espiritual.  “El sentido espiritual.   Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto de la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla pueden ser signos” (CDC # 117).  El numeral del CDC antes mencionado nos indica que en este sentido espiritual entran también el sentido alegórico, el sentido moral y el sentido anagógico.
Con el sentido alegórico buscamos una significación más profunda y trascendental de los eventos bíblicos para discernir su consideración y alcance hacia y con Cristo.   El mismo CDC nos pone de ejemplo el paso y las aguas del Mar Rojo como prefiguración de Cristo y del Bautismo (ver y leer 1Cor. 10, 2 & CDC # 117-1).
El sentido moral nos da una enseñanza de cómo actuar y obrar en justicia y rectitud.  Estos textos fueron escritos para instruirnos (ver y leer 1Cor. 10,11 & Heb. 3,1-6).  En palabras más simples el sentido moral nos dice que está bien o mal en la conducta del hombre.
El sentido anagógico nos lleva a ver las realidades y eventos bíblicos hacía una significación eterna.  Aquí cuando leemos el texto nos debemos preguntarnos ¿cómo me ayuda o dirige este texto en busca de la salvación y la vida eterna?   Este sentido me hace descubrir que la Iglesia (Comunión de los Santos) es símbolo de la Jerusalén Celestial.
Este dístico medieval nos puede ayudar a entender mejor estos sentidos bíblicos: “La letra enseña los hechos, la alegoría lo que has de creer, el sentido moral lo que has de hacer, y la anagogía a dónde has de tender {= encaminarse} (Agustín de Dacia, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929), 256)” (CDC # 118).
Cómo se puede apreciar la reflexión e interpretación bíblica no es simplemente decir o escribir lo que significa o quiere decirnos un texto. Sino que además requiere de un orden o mejor dicho de unos elementos que nos han de guiar para entender con mayor facilidad los textos bíblicos.

Hay que reconoce que más importante que todo lo que se ha mencionado hasta ahora es que no podemos olvidar que hay un aliado que siempre nos ha de ayudar en cuanto se refiere la meditación, reflexión e interpretación de la Revelación Divina, este aliado es el Espíritu Santo.  Este nunca nos va a decir algo que sea contrario a que enseña la Iglesia ya que es Él quién la guía y la dirige usando el recurso indispensable del Magisterio de la Iglesia.
¡Que el Espíritu Santo, quién inspiró a los patriarcas, a los jueces, a los profetas y a todos los hagiógrafos del AT y del NT nos inspire siempre a la lectura asidua, en la reflexión, y la meditación de esa Santa Palabra! ¡Que el Espíritu Santo nos ayude a hacerla vida y vida en abundancia esta Santa Palabra, en todos los aspectos de nuestro medio ambiente!

¡Que María Santísima Madre de la Iglesia y Madre del Magisterio Eclesiástico nos siga diciendo los que nos dijo en Caná de Galilea… “hagan lo que Él les diga” (Jn. 2,5)!  ¡Santísima Madre María ora e intercede por nosotros!
¡Dios Bendiga Amén!
Querido hermano te recomiendo que leas el siguiente artículo de cómo se formó la Biblia: ¿Cómo se formó la Biblia? (Bosquejo)El mismo solo es un resumen o bosquejo. En este artículo encontrarás los enlaces de las cinco partes más detalladas de cómo se formó la Biblia.
DBA 

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