Personalmente yo creó (y hasta podría decir con
plena certeza) que no hay sacramento que sea mas Pascual que la
Eucaristía. Sí, hay que dejar muy claro
que todos los sacramentos (7) son de una forma u otra son pascuales. Antes que nada debemos entrar en definiciones
de los distintas terminologías que implican en este tema.
¿Qué es un sacramentos? La palabra sacramento viene del latín “sacramentum”
que literalmente significa “momento sagrado”.
Claro está, esta definición etimológica por si sola no nos es
suficiente.
El sacramento es un signo sensible y palpable (que
podemos ver y/o sentir) que nos confiere la gracia (santificante y sacramental),
instituidos por Cristo para nuestra salvación. Es un signo sagrado o en otras palabras es un
signo externo de una realidad interna (espiritual) que es mucho más grande y
trascendente que el mismo signo externo.
Los cristianos en oriente (cristianos de ritos
orientales unidos a Roma y los ortodoxos) le llaman a los sacramentos, “mysterion”
(o sea los misterios sagrados). Para él
cristiano el misterio es aquello que Dios nos revela pero que por su inefable e
inmensurable grandeza no podemos conocer del todo.
En este sentido podemos decir que tanto los dogmas como
los sacramentos son a la misma vez misterios de fe. Como muy bien ha dicho mi hermano Frank
Morera “los misterios cristianos no son para verlos sino más bien para
creerlos”.
Teniendo una idea básica sobre lo que es un
sacramento nos toca definir o aclarar qué es el Misterio Pascual (MP). Es importante tener en cuenta lo que mencioné
en la ultima oración del párrafo anterior.
Ahora bien, ¿Qué es el Misterio Pascual de Cristo
Jesús? El Misterio Pascual corresponde al
los eventos históricos de Jesucristo con mayor importancia y trascendencia como
lo son la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión a los Cielos. Estos eventos se
clasifican como una unidad indivisible o inseparable. Como misterio que es estos eventos sobrepasan
trascendentalmente a cualquier otro evento en la historia de la humanidad.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) expone muy
bien la conexión que hay entre la liturgia y por ende la celebración de los
sacramentos (y hasta en los sacramentales) y el MP.
“En la liturgia de la Iglesia, Cristo
significa y realiza principalmente su misterio pascual. Durante su vida
terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y anticipaba con sus actos el
misterio pascual. Cuando llegó su hora (cf. Jn 13, 1; 17, 1), vivió el único
acontecimiento de la historia que no pasa: Jesús muere, es sepultado, resucita
de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre ‘una vez por todas’ (Rm.
6, 10; Hb. 7, 27; 9, 12). Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra
historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden
una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de
Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por
su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y
padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los
tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de
la Cruz y de la Resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida” (CIC #
1085).
El Bautismo implica nuestra participación de la
muerte y resurrección de NSJC. San Pablo
en su Carta a los Romanos (ver y leer Rm. 6, 1-12) nos explica cómo el Bautismo
nos debe hacer morir en Cristo para poder resucitar en Cristo Jesús. Explica el Apóstol de los Gentiles que debemos
morir al pecado para poder resucitar a la gracia, o sea a la Vida en el
Espíritu. Esto es algo que es
indispensable para todo cristiano.
El Sacramento de la Comunión como exprese previamente
es el sacramento pascual por excelencia.
Esto esta explicado por el CIC (ver y leer
CIC # 1166). Sobre este numeral del
CIC es importante resaltar cómo la Iglesia nos enseña la Iglesia que cada ocho días
la Iglesia celebra el MP. Además nos
dice el CIC que la Resurrección del Señor que sucedió en el primer día de la
semana (domingo) es memorial del primer día de la creación (ver y leer Gn. 1, 3-5). Aquí es sumamente señalar que este fue el día
donde Dios creó la luz y separo la luz de las tinieblas (noche) (ver y leer
CIC # 1166).
Entonces, ¿Cómo compaginamos o conectamos los demás sacramentos
con misterio pascual? Para esto debemos
entender los sacramentos como una única acción de Cristo Jesús y del Espíritu Santo. La Constitución Sacrosanctum Concilium (SC) sobre
la Sagrada Liturgia (Concilio Vaticano II) nos lo expresa de la siguiente
forma: “la Liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los
fieles bien dispuestos, casi todos los actos de la vida sean santificados por
la gracia divina que emana del misterio pascual de la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo, del cual todos los sacramentos y sacramentales reciben
su poder, y hace también que el uso honesto de las cosas materiales pueda
ordenarse a la santificación del hombre y alabanza de Dios” (SC # 61).
El CIC nos compagina lo dicho previamente por el SC:
“‘A partir del ‘Triduo Pascual’, como de su fuente de luz, el tiempo nuevo de
la Resurrección llena todo el año litúrgico con su resplandor. El año, gracias
a esta fuente, queda progresivamente transfigurado por la liturgia. Es
realmente ‘año de gracia del Señor’ (cf. Lc 4, 19). La economía de la salvación
actúa en el marco del tiempo, pero desde su cumplimiento en la Pascua de Jesús
y la efusión del Espíritu Santo, el fin de la historia es anticipado, como
pre-gustado, y el Reino de Dios irrumpe en el tiempo de la humanidad” (CIC # 1168). Más adelante nos dirá el mismo CIC que la
Pascual no es una fiesta cualquiera, ni una más sino que es la “Fiesta de las
fiestas” y la “Solemnidad de las solemnidades” y que en el marco o contexto eucarístico
es “Sacramento de los sacramentos o el Gran Sacramento” (ver y leer
CIC # 1169). Este numeral del CIC
previamente citado nos expone que según la Tradición Apostólica, San Atanasio le
llama al Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor como “el Gran Domingo”
(Epistula festivalis 1 [año 329], 10: PG 26, 1366) (ver y leer
CIC # 1169).
Nuestra vida cristiana no solo transcurre en la celebración
litúrgica del Misterio Pascual domingo tras domingo (en especial en los tiempos
litúrgicos de la Cuaresma y la Pascua) sino que se debe ver reflejado en
nuestro testimonio de vida cristiana.
¿Cómo? Como mencioné
previamente sobre la Carta a los Romanos (ver y leer Rm. 6, 1-12). Cada día nos toca morir al pecado. Pidiéndole al Señor que nos dé la gracia y los
dones necesarios para poder morir al pecado para que día-a-día podamos resucitar a
la gracia, al Amor de Dios manifestándolo al prójimo con la caridad (amor hecho acción)
fraterna. Sin duda alguna la vida
sacramental y la oración son herramientas indispensables para esto. San Juan Pablo II solía decir “todo hombre es
mi hermano”. Yo humildemente añadiría “todo
hombre es mi hermano y está llamado al igual que yo a vivir el Misterio
Pascual” por eso cómo tu y yo estamos llamados a vivir el MP. De esta forma estaremos realizando una predicación sin palabras (que suele ser la mas convincente) que puede
y debe motivar a los demás a ser parte y vivir este gran misterio dentro de la
vida cristiana.
¡Santa María, Madre del Cristo Pascual ora e intercede
por nosotros!
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