Este título
de por sí pareciera contradictorio. Les
puedo decir que en realidad no lo es. El
contexto bíblico de ambos eventos el del Sinaí (ver y leer Ex. 24, 12-18) y el
de las Bienaventuranzas (ver y leer Mt. 5, 1-12) están sumamente relacionados.
En
esta cuaresma es muy meritorio el subir espiritualmente al Sinaí (monte) de las
Bienaventuranzas. La Ley de Dios nos la
memorizamos cuando niños en la catequesis ya que esta se presta para eso. Las Bienaventuranzas por su lado no son para
memorizarlas sino mas bien para vivirlas.
Estas se hacen palpable con nuestro testimonio de vida cristiana.
En el
primer evento Dios le dio instrucciones a Moisés para que subiera a su monte a
recibir la Ley que había de establecer con su pueblo elegido. En el segundo Jesús nos da la “ley perfecta
de las Bienaventuranzas”.
Este
texto de Moisés en el Sinaí nos dice que la gloria de estaba allá. Podemos visualizar como se usan los símbolos de
la nube y el fuego como el signo sensible y palpable (sacramento) de la
presencia de Dios.
En el
Nuevo Testamento Jesucristo nos mostrará su gloria (ver y leer Jn. 1, 14; Jn.
11, 40; 2Cor. 2, 6-9). Cada domingo
(cada día) vemos la Gloria de Dios por medio de la Eucaristía. Esta gloria divina hay saber verla con los ojos
de la fe (ver Jn. 11, 40).
Después
que se recibe la Ley de Dios podemos ver que el contenido del Arca de la
Alianza (las tablas de la Ley, la vara de Aarón, y un poco del maná) era el
prototipo de la Nueva y Eterna Alianza de Cristo Jesús. El Arca de la Alianza después del profeta Jeremías
(destrucción del Templo de Jerusalén) se desapareció. Pero la nueva Arca de la Alianza no desaparece
por el contrario intercede siempre por nosotros.
Si
fuera posible hacer una comparación entre la Ley de Dios y las Bienaventuranzas
podríamos decir las Bienaventuranzas son las almohadas donde cada uno de los descansa
su yugo. Claro esta estas son mucho más que
eso que acabo de mencionar.
Las Bienaventuranzas
es el perfil o profile del mismo Cristo Jesús.
l con su vida y ejemplo cumple a cabalidad las bienaventuranzas. San Mateo nos evoca y alude al Monte Sinaí. La montaña es el lugar predilecto para el
encuentro con Dios.
¿Cómo nos
atañe a nosotros las Bienaventuranzas?
El Concilio Vaticano II hace un llamado universal a la santidad. La santidad la adquirimos por medio de la
gracia (santificante y sacramental) de los sacramentos. Entonces tenemos que las Bienaventuranzas son
herramientas nos ayudan a perseverar en la santidad y en el amor. De hecho, la única forma de realizar cada una
de estas es de la caridad (amor hecho acción) fraterna.
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