¿Cuántas veces le
preguntamos a alguien o nos preguntan a nosotros si leemos la Biblia? La respuesta más común es “sí.”
La palabra biblia significa colección de libros o biblioteca. Como sabemos está compuesta por dos partes o
secciones fundamentales el Antiguo y Nuevo Testamentos. Es también conocido que la Biblia contiene lo
que conocemos como la Palabra de Dios.
Hay que distinguir que la Palabra de Dios para los católicos no
solamente está en lo que conocemos como Biblia o sea escrita. Toda la Palabra de Dios o la Revelación
Divina está contenida en la Biblia (escrita) y en la Tradición de la Iglesia
que la Iglesia ha mantenido viva desde el mismo tiempo de los Apóstoles.
El Blog: C, A y P es parte del Apostolado Católico Anawim (ACA) Inc. Este blog es presentado a ustedes por su hermano y servidor en Cristo Jesús, Daniel Cáliz. El propósito de C, A y P es brindar recursos y material para la formación cristiana según lo enseña el Magisterio de la Iglesia Católica. Es por eso que el ACA se compromete en obediencia y fidelidad en la Iglesia Católica a la vocación de la triple misión de Cristo (sacerdotes, reyes y profetas) que adquirimos en nuestro bautismo.
28 de abril de 2013
16 de abril de 2013
Consulta & Respuesta: Como Animar a la Comunidad a participar de la Liturgia
Consulta:
De qué manera puedo animar a mi
comunidad a que participen en la iglesia y durante la liturgia en un país al
que no es el suyo y sacerdote no tiene interés en la comunidad.
Respuesta:
Saludos
Is…
Espero en Cristo Jesús que estés
muy bien junto a tus seres queridos.
La pregunta y consulta que me
estás haciendo es muy común especialmente aquí en los Estados Unidos. Las razones pueden literalmente ser infinitas
pero entre las más comunes están:
Ø Un idioma y una
cultura distinta a la nuestra…
Ø Las prioridades con
las que llegamos aquí…
Ø La apatía o
indiferencia que puedan visualizar por los líderes religiosos (incluyendo y
especialmente laicos).
Mencionas que tienen un (o
varios) sacerdotes que no tienen interés por la comunidad. Esto sin duda alguna es un factor en contra
pero a la vez no es difícil de superar.
Recordemos que los sacerdotes, a
los cuales les debemos mucha oración son seres humanos. Esto implica que tienen virtudes pero a la
vez tiene vicios. Precisamente por esto
(por sus virtudes y vicios) tenemos que orar mucho por ellos.
Además de orar por nuestros
presbíteros (AKA sacerdotes) es muy recomendable integrarlos a la comunidad
especialmente si estos no son hispanos o latinos como nosotros. Invitarlos a cenar, cuidar y preocuparnos por
su vida, estén bien (velar por su salud, que se alimenten bien, etc.) claro
todo esto dándoles su privacidad también.
En fin, es sumamente importante que ellos se sientan apreciados,
queridos y aunque no sean nuestros paisanos crear un ambiente en el cual ellos
se sientan como si lo fueran. Con esto
vuelvo insisto mucha oración.
En cuanto a las prioridades por
las cuales llegamos aquí al norte de este continente americano hay que tener
muy claro que para la mayoría de los hispanos la prioridad fundamental es hacer
dinero ($$) para enviar a nuestros países.
No digo que esto esté mal, por el contrario está muy bien pero como
cristianos y bautizados que somos con un compromiso con Cristo y la Iglesia no
podemos perder de perspectiva cual es nuestro fin que es la evangelización y de
esta forma formar parte del Reino de Dios que el mismo Jesús nos anunció.
Sobre la indiferencia de la cual
menciono en nuestros líderes religiosos aunque no quisiéramos admitirlo es una
realidad muy cierta. Es un deber de toda
la comunidad trabajar para mejorar esta situación. Es deber de toda la comunidad pero solo hace
falta una persona que vaya creando conciencia de esta situación. Veras que poco a poco otros también te
apoyaran. La herramienta principal para
esto (y para todo en la comunidad) es la oración. Recuerda lo que nos dice San Pablo que cuando
no sepamos qué y cómo orar el mismo Espíritu Santo orará por nosotros.
Lo que menciones anteriormente
de integrar a los sacerdotes a la vida de la comunidad (cenar con ellos,
cuidando por ellos etc.) sin duda poder otra herramienta para ir curando la
enfermedad espiritual de la apatía que ellos puedan tener. Recuerda que Jesús usaba elementos de nuestro
medio ambiente para fuera para curar (saliva y tierra) o llevar un mensaje
(parábola o comparación en base a cosas de la vida diaria). Lo que podamos hacer humanamente hablando
para ayudar a los sacerdotes a mejorar su vida diaria sin duda alguna se
reflejara en su vida emocional y espiritual.
Recuerda que la Iglesia Católica
(a nivel universal) es mega-comunidad.
Las diócesis (Iglesias Locales) forman una gran-comunidad integrada
por parroquias, misiones, etc.,
etc. La parroquia forma una comunidad
integradas por pueblo(s), barrios, vecindades, etc., etc. En fin la Iglesia Jesucristo la fundo para
vivir en comunidad. La Iglesia es un
Cuerpo Vivo es una Comunidad cuya Cabeza es Cristo. Cristo delego a un grupo de
personas y por ende también a sus sucesores (Apóstoles y Obispos) para dirigir
a esta comunidad de amor. Es una
comunidad que está basada en el modelo a la vez dirigida por la Comunidad Perfecta
por excelencia que es la Trinidad Santa: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo.
Como vez es de suma importancia
crear conciencia (una y otra vez… más y más) de que hay que hacer y crear
comunidad para vivir como una comunidad.
La comunidad es como la familia; tiene un padre, una madre, unos hijos y
estos se van integrando los unos a los otros.
Siempre van surgir diferencia en cuanto a puntos de vistas (opiniones,
etc.) pero teniendo en cuenta que forman parte de una comunidad cuya cabeza es
Cristo van trabajando con esos pormenores o asuntos. Sin olvidar la oración como vía de armonía y
enlace amoroso que es núcleo de la comunidad.
Como veras esto requiere trabajo
de conjunto. Comenzando y finalizando
con la oración. Tanto personal como
comunitaria. Crear conciencia de que
somos comunidad. Una comunidad con una ejemplo comunitario que el mismo Dios en
sus Tres Santas Personas y cuyo centro es Cristo.
Espero que estas humildes letras
te puedan servir de gran servicio y apoyo.
Cuenta con este servidor en la oración y todo lo que sea necesario.
Dios…
Bendiga… Amen.
Daniel Caliz
14 de abril de 2013
¡La Pesca Maravillosa! (Tercer Domingo de Pascua – Ciclo C)
Jesús resucitado asombró
diversas ocasiones a sus Apóstoles y discípulos apareciéndoseles en formas menos
esperadas. Una de estas apariciones, la
tercera, fue en la playa del Lago de Tiberíades (también conocido como mar de
Galilea).
Después de la
Resurrección de Jesucristo, ha llegado para los apóstoles la hora de la misión.
El número ciento cincuenta y tres (153) de peces pescados milagrosamente
simboliza el carácter pleno y universal de la misión de los discípulos y de la
Iglesia. A Pedro, Cristo resucitado le
dice por tres veces cuál ha de ser su misión: "Apacienta mis ovejas" (Juan 21, 1-19). Después de Pentecostés los discípulos
comenzaron a poner en práctica la misión que habían recibido, predicando la
Buena Nueva de Jesucristo (Hch. 5, 27b-32. 40b-41). Forma parte de la misión el que los hombres no
sólo conozcan a Cristo, sino que también lo adoren como a Dios y Señor (Apocalipsis
5, 11-14).
Cada evangelista, en
su forma peculiar y propia nos muestra como parte fundamental del mensaje de
Jesús cual debe ser la misión universal de la Iglesia. San Juan en el Evangelio de hoy recurre,
siguiendo su estilo propio, a los símbolos. El mar como imagen del mundo, del
conjunto de los hombres, era común en tiempos de Jesús y del evangelista; era
igualmente común, al menos entre griegos y romanos, la imagen de la nave, ej. la
nave del estado.
En nuestra liturgia
de la Palabra vamos a ver que según los Hechos de los Apóstoles la misión se
realiza mediante la predicación. Los
apóstoles han predicado a Jesucristo, sobre todo la grandeza del misterio de su
muerte y resurrección, y las redes de la nave de la Iglesia comienzan a
llenarse de peces. Es tal el empuje y la
eficacia de la predicación, que las autoridades judías se asustan y meten a los
apóstoles en la cárcel. "Pero Pedro
y los apóstoles respondieron: Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres". Hoy en día se ha
perdido de perspectiva el obedecer a Dios.
Como cristianos solo queda preguntarnos; quien ha recibido la misma
misión de Jesucristo, ¿podrá renunciar a ella? ¿Podrá igualarla a cualquier
otra misión en la vida? A los apóstoles
les parece imposible, y no tienen miedo a pagar cualquier (incluyendo la muerte
o martirio) precio por realizar su misión.
El mundo ha llegado
a ser en nuestros días una aldea global. Para los medios de la información, de
las finanzas, de las ideas no existen fronteras. Una ceremonia pontificia puede
verse simultáneamente en cualquier rincón de la tierra donde exista un
televisor, y, gracias a Internet puedes entablar un chat sobre cualquier tema
con hombres y mujeres a miles de kilómetros de distancia de tu habitación. Los cristianos, mediante todos estos
instrumentos, entran en contacto con personas que tienen otra visión de la
vida, que viven según otros modelos de existencia, que practican otra religión
y aceptan otras creencias. Este fenómeno
puede suscitar cierto estado de crisis en los cristianos, puede incluso
hacerles caer en un cierto relativismo religioso, pero puede ser por igual una
estupenda ocasión para poner en práctica, en grandísima escala y con los medios
más avanzados, la misión universal de la Iglesia.
¿Cuándo ha tenido la
Iglesia más medios para predicar a Cristo desde los tejados, con sus
numerosísimas antenas? Estamos quizá ante el reto histórico más imponente en la
obra misionera universal de la Iglesia. Esta
gran misión universal no la llevan a cabo unos pocos misioneros en tierras no
evangelizadas; la puede llevar cualquier cristiano, tú y yo la podemos llevar
adelante, desde nuestras casas o desde nuestros escritorios. Se ve claro que la misión universal de la
Iglesia requiere que cada cristiano sea un hombre convencido de su fe, y esté
preparado para dar razón de ella a quien se lo pida: en la calle, en la
oficina, o en Internet.
Hoy más que nunca
Jesús le sigue preguntando a Pedro (o sea Juan Pablo II, Benedicto XVI y
Francisco) ¿Pedro me amas? Con la vida y
testimonio extraordinario de estos “Pedros
modernos” podemos ver que la contestación a esta pregunta (¿Pedro me amas?)
es clarísimamente; “Señor tu sabes que
amo.” La contra-respuesta con
ternura de Jesús “apacienta mis ovejas”
sigue hoy más que nunca tan necesaria como en nuestros primeros siglos de
historia del Cristianismo. Esta misión de
apacentar y guiar al Pueblo de Dios que Jesús le ha encomendado a los sucesores
de Pedro y los demás Apóstoles (el Obispo de Roma y los demás obispos en plena comunión)
es una tarea ardua no solo en el aspecto humano (administración) sino más bien
en lo espiritual. Hoy más que nunca su guía
y dirección espiritual es de vital importancia. ¡Oremos por nuestros pastores!
Pero más que
preguntarles a los últimos sucesores de Pedro como cabeza visible de la Iglesia
esta pregunta se torna universal y por ende nos las debemos de aplicar a cada
uno de nosotros. La respuesta claramente
no puede ser únicamente verbal esa respuesta requiere acción, acción del
testimonio diario de vida cristiana.
¡Qué así nos ayude Dios con su gracia!
7 de abril de 2013
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